La temporada 20-21 será recordada por los libros de historia como la Liga del coronavirus, pero una vez sobrellevadas la falta de público y otras vicisitudes pandémicas, ha vuelto a ser la emoción la que se impone con un desenlace liguero a un día, con esa facilidad innata del fútbol de generar momentos concretos de tensión máxima, con una doble final que se juega en dos campos a la vez. En la celebración volverá a ser el año de la pandemia, con Neptuno y Cibeles preparadas para evitar aglomeraciones de aficionados.

Diego Simeone, técnico del Atlético. | // REUTERS

Aunque el Atlético de Madrid legó a disfrutar de una ventaja por encima de la decena de puntos, los sueños de título llegan en primavera y LaLiga se va a decidir en la última jornada, con el conjunto de Zinedine Zidane como candidato a dar la sorpresa. Será uno de esos días con partidos simultáneos que se tienen que seguir por la radio, con aroma a fútbol viejo, y que hacen aflorar las emociones como nunca antes en las 37 jornadas que ya se han disputado.

Si el equipo de Diego Simeone gana en Valladolid, será campeón. Pero todo lo que no sea sumar tres puntos lo deja a expensas de que los de Zidane. Al Real Madrid no le queda más que ganar ante el Villarreal y esperar uno de esos desenlaces contra una lógica, la misma que empuja a que el Atlético sea campeón con una victoria sin demasiados sobresaltos.

Esa idea se sustenta en que el Atlético parece encontrarse más cómodo en el barro, cuando la pelea es en la distancia corta, cuando no se puede fallar, cuando un error te condena. Ahí ha demostrado Simeone sacar lo mejor de su equipo. “Es una final y nos vamos a dejar la vida. En un partido todo es posible, pero me ocupa que mi equipo responda como viene haciéndolo”, dijo en la previa el técnico argentino, que va a repetir equipo salvo el sancionado Savic, aunque Lodi y Trippier llegan tocados a esta última cita del curso.

También en que juega ante un Valladolid que viene de ser goleado y que llega al borde del descenso matemático, obligado a ganar para explotar su casi remota opción de salvación.

El otro partido para decidir un título liguero, entre comentarios públicos de los dos bandos sobre los árbitros y el VAR, será entre el Madrid y un Villarreal que el miércoles juega la final de la Europa League ante el Manchester United. Aun así, el tema más comentado sigue siendo la renovación del técnico.

Zinedine Zidane se mostró relajado antes de la última gran cita, incluso satisfecho con lo conseguido: “El balance de la temporada es muy bueno, veremos si es un 10, o un nueve y medio”, dijo. Pero lo cierto es que puede ser su último partido en el Madrid y sigue extremadamente esquivo a la hora de hablar de su futuro: “No es el momento de hablar de lo que voy a hacer yo o lo que va a hacer el club. No vamos a perder el tiempo. Lo más importante no soy yo, es el equipo y lo que queremos conseguir”, rebatió.

También puede ser el último partido de un Sergio Ramos citado, por Zidane, al contrario que Eden Hazard, que ha vuelto a lesionarse. “Algo tiene, poca cosa, pero si no entrena es porque le pasa algo y no va a estar” confirmó el preprador blanco cuatro días después de que el jugador entrara en la lista de Bélgica para la Eurocopa

Tres equipos luchan por una plaza libre de descenso

Llegar a la última jornada con los deberes por hacer es siempre arriesgado. En esa situación se encuentran tres equipos en la parte baja de la tabla. Huesca, Elche y Valladolid lucharán hoy (18.00 horas) por escapar del descenso. Dos de ellos acompañarán a Segunda al Eibar, y los pucelanos tienen, por clasificación y por rival, las peores cartas en la mano. En Valladolid dan casi por hecho el descenso. Joaquín, uno de sus estandartes, pedía el pasado lunes hacer un buen proyecto para subir el año que viene. En todos los empates a puntos sale perdedor, así que el equipo castellano necesita ganar a un Atlético que se juega la Liga, que el Huesca pierda ante el Valencia y que el Elche no gane al Athletic. “De las tres cosas que necesitamos, la más difícil es la nuestra, ganar al Atleti”, reconoce Sergio González. Motivos para ser pesimista sobran. Solo han ganado un partido en la segunda vuelta, y no han mantenido su puerta a cero en casa en toda la temporada. Que Ronaldo Nazário, el presidente, apareciera en Instagram brindando relajadamente en Formentera (tras no ir con el equipo a San Sebastián) no ha caído nada bien en Pucela. Quien mejor lo tiene es el Huesca, resucitado por Pacheta, que depende de sí mismo. Si gana al Valencia seguirá en Primera. Como los valecianistas, tampoco se juega nada el Athletic, pero el Elche de fran Escribá necesita el pinchazo del Huesca, que tiene ganado el diferncial particular d egioles con todos, así como un posible triple empate a 34 puntos. En una difícil carambola, el Elche podría salvarse perdiendo, si el Huesca también cae, el Valladolid no gana y el Eibar, ya descendido, bate al Barça y fuerza un triple empate a 33 puntos.