El Corpus crece en Gondomar pese a las obras

Las alfombras florales se estiran hasta los 330 metros y el número de voluntarios para elaborarlas supera los 500

Voluntarias de Mulleres Rurais, en la calle que se espera esté lista para la alfombra de Corpus.

Voluntarias de Mulleres Rurais, en la calle que se espera esté lista para la alfombra de Corpus. / Ricardo Grobas

A dos semanas de la gran fiesta que los mantiene toda la noche adornando las calles, los alfombristas de Gondomar cruzan los dedos como cada año para que la lluvia respete los laboriosos tapices florales. Un chubasco de madrugada puede estropear el trabajo de quince días y hay quien hasta lleva huevos a Santa Clara para que ayude a evitarlo. A la plegaria climatológica sumarán este año otra para que las obras de la alameda de San Benito no se interpongan más de lo necesario en el camino de la procesión.

La constructora que lleva a cabo la reforma de la plaza por importe de 1,1 millones, Civis Global, tiene orden del gobierno municipal de finalizar la calle Manuel Losada para el domingo de Corpus, 2 de junio, asegura el alcalde, Paco Ferreira. La idea es mantener el recorrido del penúltimo tramo de alfombra floral, el que discurre antes del espectacular tapiz de la escalinata de la iglesia parroquial. La comitiva del Santísimo pasará dos veces por allí en esta ocasión. Bajará de la iglesia en lugar de hacerlo como siempre por San Bieito, todavía levantada, y subirá de regreso.

El Corpus crece en Gondomar pese a las obras

Algunas de las vecinas que deshojan desde el lunes en el local parroquial. / Ricardo Grobas

El recorrido se reduce alrededor de la alameda en obras, pero se incrementa en otro punto del centro. Se decorará por primera vez la calle Párroco Mariño al completo, indica Rocío Goberna, la concejala de Turismo, Mercados, Formación, Emprego e Dinamización Económica. La longitud del trazado vegetal crece sensiblemente respecto a los últimos años con 330 metros, indica. Y lo hace porque también serán muchos más los voluntarios que en esta ocasión han decidido colaborar.

11 alfombras

Serán en total 11 tramos de 30 metros de largo por 2,5 metros de ancho los que prepararán más de 500 personas repartidas entre los grupos de los centros culturales de Chaín, Peitieiros, Mañufe, así como dos comparsas de Entroido –O millor de cada casa de Vincios y Políticamente incorrectos–, el grupo de gaitas de Couso, el Club de Patinaxe Artístico (CPA) Gondomar, la asociación cultural Verbos de Acción y el colectivo Mulleres Rurais San Benito.

Se decorará por primera vez con un tapiz floral la calle Párroco Mariño

Son estas últimas las que se encargan del último y más complicado trecho del tapiz, el que cubre los peldaños de la iglesia parroquial con diseños del artista local Antonio Chuvias, que cada año las sorprende con su originalidad. Han comenzado esta semana las labores de deshojado del mirto o la tuya para el relleno verde de los dibujos en el local parroquial. Dejan las flores para los días previos a la fiesta para que los pétalos se mantengan frescos. Este año, “con tanta lluvia, hay poca flor, a ver si abren las hortensias, vamos a tener que ir a coger croque”, explica Teresa Pereira, la portavoz del grupo.

Se reúnen “las de siempre”, una veintena, cada día hasta el 1 de junio desde las 17.00 hasta la hora de irse a dormir y hacen un llamamiento a los vecinos para que les ayuden, especialmente a las familias de los 28 niños que han adelantado la Primera Comunión las últimas semanas.

Mulleres Rurais hace un llamamiento a los vecinos a colaborar con el deshojado cada día desde las 17.00 en el local parroquial

Afrontan su tarea “con mucha ilusión” este año al saber que se han sumado más colectivos de todo el municipio. “Aquí somos gente ya mayor y si el centro del pueblo no colabora, está muy bien que vengan de las parroquias para no dejar morir una tradición de tantos años coma esta, sería una pena”, comentan.

Por delante tienen dos semanas de duro trabajo, pero también de encuentro y diversión. Se encargan de deshacer quilos y quilos de material vegetal pero también comparten meriendas, horas de conversación y risas. Confían en que las obras de la alameda no se interpongan en una costumbre que han heredado de sus madres y abuelas. “Están trabajando muy rápido y el Concello nos dice que la calle estará lista ese día”, afirman con esperanza. Rezarán, eso sí, para que luzca el sol.

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