Acuerdo para el adiós de Campos

El club y el asesor deportivo externo portugués pactan la rescisión del contrato que finalizaba en junio próximo

Marián Mouriño busca un nuevo director deportivo que pueda ofrecer dedicación plena al club

Marián Mouriño, Juan Carlos Calero y Luis Campos, en Afouteza. // MARTA G.BREA

Marián Mouriño, Juan Carlos Calero y Luis Campos, en Afouteza. // MARTA G.BREA / J. conde

El Celta y Luis Campos han decidido separar sus caminos después de año y medio de relación profesional que el gestor portugués compaginó con el París Saint-Germain. El club vigués anunciaba a última hora de la tarde de ayer el acuerdo amistoso alcanzado con el asesor deportivo externo para la rescisión del contrato, que expiraba en junio de 2024. La presidenta céltica quiere contratar a un director deportivo con dedicación plena al equipo vigués, que considera que la marcha de Campos no alterará “la planificación deportiva inminente” con la que el Celta quiere reforzar la plantilla de su primer equipo en enero próximo con la contratación de un pivote y un central.

“El RC Celta y Luis Campos separan sus caminos. El club y el asesor deportivo externo han alcanzado un acuerdo para la desvinculación del portugués, quien inició su etapa celeste en marzo del año 2022. El RC Celta quiere expresarle a Luis Campos su agradecimiento por el trabajo realizado durante el último año y medio y desearle un gran éxito en el futuro”, explicaba el club vigués en la nota informativa difundida a última hora de la tarde de ayer. Queda en el aire la continuidad de Juan Carlos Calero, el hombre de Campos en Vigo.

El ya exasesor externo del Celta fue una apuesta personal de Carlos Mouriño, que buscaba mejorar los ingresos del club con la llegada de jóvenes talentos internacionales para reforzar la plantilla y en espera de que se revalorizasen en Vigo a la espera de importantes traspasos. El gestor portugués llegó a Vigo en marzo de 2022 y a los pocos días quedó deslumbrado por el potencial de Gabri Veiga, al que vio calidad suficiente para convertirse en un jugador de élite. Un año después, el Celta vendía al canterano por 30 millones de euros, convirtiéndose así en el segundo mayor traspaso de la historia del club vigués.

Los malos resultados del equipo celeste y la cada vez mayor implicación de Campos en solucionar los problemas del PSG llevaron a Marián Mouriño a declarar en su toma de posesión como presidenta del Celta que le gustaría “estar más acompañada” en la dirección deportiva y apuntó su deseo de establecer un “nuevo organigrama deportivo”, diferente al que heredaba de su padre.

Los malos resultados del equipo entrenado por Rafa Benítez y el bajo rendimiento de algunas de las nuevas incorporaciones distanciaron todavía más a Campos de los problemas del Celta. La última aparición pública del portugués junto al Celta fue el 27 de octubre pasado, en el partido contra el Girona en Montilivi.

En la misma nota de prensa, el club vigués asegura ayer que la marcha de Campos “no afectará a la planificación deportiva inminente con una estructura que será liderada con la incorporación de un nuevo director de fútbol, con un rol y un modelo diferentes al de Campos, ya que estará presente de manera permanente en el día a día”.

Un gestor defendido por Carlos Mouriño pero cuestionado por su hija

El ahora presidente de honor del Celta, Carlos Mouriño, defendió días atrás, durante la junta general de accionistas donde dio el relevo a su hija en la presidencia del club, la apuesta por Luis Campos: “Pueden salir las cosas bien o mal, pero yo creo que estuvimos muy claros cuando lo decidimos [la contratación del gestor portugués]: si queremos dar un salto de calidad tenemos que hacer algo distinto, porque por presupuesto no podemos”. A través de la gestión de Campos, el Celta se reforzó con jugadores con un futuro prometedor como Larsen y Douvikas, pero con otras apuestas que generan más dudas, como la de Swedberg. Paciencia y Seferovic llegaron para reforzar la delantera. La lista de incorporaciones con Campos como asesor deportivo externo se completa con Bamba, De la Torre, Carles Pérez, Manu Sánchez, Starfelt, Guaita, Marchesín, Unai Núñez, Óscar Rodríguez, Mingueza o Diego Alves, además de los Carlos Carvalhal y Rafa Benítez como técnicos. Las dudas sobre la gestión de Campos para reforzar la plantilla del Celta aumentaron el pasado verano al fracasar en los últimos instantes del mercado de fichajes la contratación del futbolista que aportase más músculo en el centro del campo, como reclamaba Benítez. Mientras tanto, el dueño del PSG subrayaba la implicación absoluta del gestor portugués por conseguir que el club parisino le ofreciese una plantilla más competitiva a Luis Enrique Martínez. Durante la fiesta del centenario que el Celta organizó en Afouteza, Marián Mouriño, Luis Campos y Juan Carlos Calero tuvieron que abordar con urgencia el traspaso de Gabri Veiga al Al Ahli saudí. Fue la última imagen pública que el asesor portugués compartió con la nueva presidenta del Celta. Marián Mouriño aprovechó el acto oficial de su toma de posesión para establecer distancias con el asesor externo y anunciar el cambio de modelo para la dirección deportiva que avanza con la marcha del luso y a la espera de la llegada del nuevo responsable del área que tendrá que asumir la contratación de los refuerzos que viene reclamando Rafa Benítez.

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