La política de Celta con el filial desconcierta a un amplio sector de la afición, al que no convence el giro copernicano que ha dado la gestión del segundo equipo celeste en los últimos meses. El debate por la ausencia de algunos de los principales activos de la cantera en los entrenamientos del primer equipo con Eduardo Coudet, que sí utiliza a algunos juveniles, y la falta de protagonismo de alguno de los más prometedores talentos canteranos con Onésimo ha suscitado desde hace meses una acalorado debate en las redes sociales.

Eduardo Coudet se dirige al banquillo en el duelo contra el Valencia en Balaídos del pasado domingo. M.G. Brea

El cambio de formato de competición, con la creación de una nueva categoría, la Primera RFEF, a la que el grupo de Onésimo Sánchez ascendió el pasado curso de modo brillante, ha transformado el modelo del filial, que ha sufrido un proceso de desgalleguización para incorporar futbolistas más curtidos con los que poder aspirar con mayores garantías al ascenso de categoría. Los resultados han llegado a costa del carácter formativo que antaño distinguía a la cantera de A Madroa. La provisión de futbolistas de la casa al primer equipo ha dejado de ser la prioridad.

“Mi impresión es que ha habido un cambio de rumbo. La actual política de cantera es distinta, ni buena ni mala, simplemente distinta. El club considera que debe dar prioridad a la clasificación en Primera RFEF sobre la formación del jugador o el aporte de futbolistas de la casa al primer equipo”, certifica Toni Otero, director deportivo del Pontevedra y antiguo responsable de las categorías inferiores del Celta. “En mi etapa, en la plantilla del filial había 18 futbolistas gallegos; actualmente seguramente no pasan de la media docena”, precisa Otero, que percibe un claro cambio de filosofía: “No hace mucho tiempo, si fichabas a un jugador que no era gallego, se hacía con la idea de que pasase a la primera plantilla, pero no veo que ninguno de los muchos que han traído de fuera estos últimos años haya dado ese salto. Sí lo han hecho recientemente, en cambio, jugadores de la casa, como José Fontán”.

Ha habido también diferencias de criterio por la gestión de los recursos. Onésimo prefiere contar solo con los jugadores que se entrenan bajo su mando y ello privó de minutos el pasado curso a futbolistas que debutaron y se entrenaban habitualmente a las órdenes de Óscar García, primero, y posteriormente de Coudet. En el tramo final de la temporada hubo además algún roce entre el argentino y el pucelano a cuenta de que Coudet completase sus convocatorias con jugadores que eran importantes para Onésimo, como el escocés Jordan Holsgrove.

Vidas separadas

Finalmente, con el filial ya metido en dinámica de ascenso, el Chacho optó por prescindir por completo de los chicos del Celta B. Y este curso ha profundizado en esta línea. “El Celta B no es un equipo formador”, zanjó en agosto pasado el preparador argentino, que recordó que el club reforzó el Celta B con 14 futbolistas ajenos a la cantera y puso en duda que la mayoría de ellos diesen el nivel para Primera División. “Se habla con entusiasmo del filial, pero estamos hablando de dos categorías menos. Y, sin desmerecer a nadie, hablamos de otro fútbol, de ritmos diferentes”, razonó.

“El Celta B no es un equipo formador”

Coudet

Desde el pasado curso, pero especialmente esta temporada, el Celta y su filial tienen vidas separadas. Funcionan casi como reinos de taifas que Eduardo Coudet y Onésimo gobiernan de forma independiente, con escasa cooperación y casi nula comunicación entre ellos, como si existiese un pacto tácito de no pisarse la manguera. Cada técnico trabaja con los suyos, sin interferir en los dominios del otro.

Onésimo Sánchez da instrucciones a sus jugadores en un partido de la pasada temporada con el Celta B en Barreiro. Marta G. Brea

En la práctica, el técnico porteño ha limitado a la mínima expresión el número de canteranos del filial en el primer equipo. De los jugadores del Celta B que debutaron el pasado curso en Primera División, solo Carlos Domínguez (y muy ocasionalmente Gabri Veiga) se ejercita habitualmente a las órdenes de Coudet en la ciudad deportiva. El central vigués fue titular en la segunda jornada ante el Athletic y dispuso de algunos minutos frente al Levante en LaLiga. Domínguez y Veiga participaron con el primer equipo en la primera ronda de la Copa del Rey, el central vigués como titular y el medio porriñés 30 minutos. Pero son casos aislados.

El central, pese a no entrenarse con Onésimo, ha tenido habitualmente protagonismo con el Celta B cuando no ha sido convocado por Coudet; Veiga suma algunos minutos más con el filial, pero no es indiscutible para el técnico pucelano, a pesar de que se le considera uno de los jugadores de la cantera de mayor calidad y proyección.

Llama la atención el caso del delantero redondelano Miguel Rodríguez, otro de los grandes activos canteranos, que está lejos de ser titular con Onésimo, pese a su condición de internacional. Rodríguez apenas ha iniciado este curso cuatro de los doce partidos que ha disputado: 496 minutos apenas sobre un total posible de 1.260. La falta de protagonismo con el Celta B del redondelano, capitán de la selección española sub 19, puede estar en el origen de que se haya caído (aunque luego fue recuperado por lesión de un compañero) de la última convocatoria de Santi Denia.

Distinto es el caso de Lautaro de León, a quien Coudet dio el pasado curso la alternativa con el primer equipo en edad juvenil, y que ha tenido protagonismo este curso con Onésimo cuando ha estado disponible, pero a quien una grave lesión ha mantenido alejado de los terrenos de juego durante algo más de dos meses. La vieja guardia canterana del Celta B se limita esta temporada al capitán, Diego Pampín (descartado por Coudet en pretemporada), e Iker Losada.

No menos curioso resulta el hecho de que Eduardo Coudet eche mano de algunos chicos del equipo juvenil (principalmente Hugo Álvarez y Hugo Sotelo) para completar sus entrenamientos y que ninguno de ellos haya sido empleado este curso por Onésimo, a pesar de que ambos (Sotelo la pasada temporada y Álvarez este curso) han debutado ya con el Celta en Primera División. Otra sorprendente paradoja que ha generado un aluvión de críticas de aficionados en las redes sociales.