Un Celta histórico remonta al Barça pero se queda sin Europa

¿Por qué no podría durar más esta liga? Es la idea que ronda la cabeza de la afición viguesa en las últimas jornadas, en las que ha visto cómo la llegada de Eduardo 'Chacho' Coudet ha revolucionado a un conjunto capaz de situarse entre los mejores del campeonato doméstico. Con estos tres puntos ante los de Koeman, el Celta consigue su quinta victoria consecutiva, un logro que no celebraba desde hace 20 años, y supone la tercera ante los catalanes a domicilio en toda su historia: una en Les Corts en 1941 y, la última, en el 2014 en el actual feudo culé. 

Coudet encetaba el choque con una retaguardia ya de por sí mermada tras las bajas de Hugo Mallo, Jeison Murillo, Renato Tapia y José Fontán, además de Facundo Ferreyra en la delantera, pero, para más inri, en el calentamiento, un esguince en el tobillo izquierdo de Joseph Aidoo hizo entrar al canterano Carlos Domínguez. Los blaugranas, que se presentaban al choque sin Frenkie de Jong, Óscar Mingueza y Sergi Roberto, pero con la novedad en el once titular de Ilaix Moriba, manejaron de cabo a rabo todas las facetas del juego durante la parte inaugural.

Iván Villar repelaba la primera ocasión, en las botas de Messi, quien, tras varios conatos de Ousmane Dembelé y de él mismo en una jugada con Antoine Griezmann antes y en otro disparo de la casa cerca de la escuadra después, estrenaba el electrónico: testarazo de cabeza en el segundo palo tras un centro espinal milimetrado de Busquets. El tanto culé llegaba tras la aproximación primitiva, tímida, de un Celta que parecía estar jugando un rebumbio en su propio campo, pero sin portería donde marcar. Así, hasta que diez minutos más adelante, Mina, en una jugada aislada y fuera del contexto de sometimiento local, la enchufaba, en el primer tiro al marco, al fondo de las mallas de un Ter Stegen que bien pudo hacer más.

Los de Coudet, minuto a minuto, fueron capaces de hacerse fuertes en defensa sin conceder ocasiones realmente evidentes

La reanudación comenzaba con semejantes compases a los de la primera mitad, con un Barcelona volcado en territorio rival e hincando el diente con varias amenazas entre los tres palos de Villar: las más claras, una de Ilaix Moriba que se marchó alta y un remate defectuoso con la cabeza de Ronald Araújo en la misma línea de gol. Los de Coudet, minuto a minuto, fueron capaces de hacerse fuertes en defensa sin conceder ocasiones realmente evidentes, una asignatura pendiente otrora, pero que con el técnico argentino como recuperador han sabido aprobar con una nota más que notable.

Amén de un disparo en el 70 de Denis Suárez, los vigueses se limitaron a conservar el tipo hasta el 83: Lenglet recibía la segunda tarjeta amarilla tras una fea entrada a destiempo al propio Denis. Tan solo tres minutos más tarde, una jugada trenzada de los de Príncipe dejó a Solari mano a mano contra el meta alemán, pero solventó de forma poca ortodoxa e ineficaz entregándole el cuero. Cuando el choque parecía estar visto para sentencia, un centrochut de Augusto Solari acabó golpeando el poste largo y, de ahí, a las botas de un Santi Mina que materializó el doblete y la remontada final.

Con todo, la épica no le ha servido al Celta para jugar en Europa la próxima temporada tras las victorias del Betis ante el Huesca, por 1-0, y del Villarreal contra el Sevilla, por 4-0, pero, al menos, le ha robado las armas a un Barça que, ahora sí, ya no puede batallar por LaLiga, que ahora lidera el Atleti tras darle la vuelta al marcador ante el Osasuna. Los de Coudet terminarán el campeonato en la octava posición, con al menos 53 puntos, los momentáneos, a falta de un partido: en Balaídos con público ante el propio Betis el próximo domingo a las 18.00 horas.

El Barcelona dormirá tercero, a siete insalvables puntos de los de Simeone; pondrá el broche final ante un Eibar recién descendido en el 23 también a las 18.00 h.