Buena parte de la comparecencia del presidente Carlos Mouriño versó sobre las situación de Balaídos y el interminable conflicto que el Celta mantiene con el Concello y, en concreto, con el alcalde, Abel Caballero, por la reforma del estadio. El mandatario insistió por activa y por pasiva en que la instalación "no reúne las condiciones de un estadio cómodo" y negó que su oposición al proyecto del consistorio sea "una pelea por interés o por ego", sino "por una realidad que se está viviendo ahora mismo".

El máximo accionista del club acusó al Concello de "mentir fuertemente" sobre el estado de las obras de Balaídos y al decir que es un bien que no se puede traspasar al club. Y añadió un nuevo motivo de zozobra: la posibilidad de que el Celta tenga que buscar un campo alternativo a Balaídos, si el próximo curso se clasifica para la Europa.

"¿Qué va a pasar si los clasificamos para la UEFA con este campo? Pues que la luz no nos lo va a permitir. ¿Qué vamos a hacer? No lo sabemos, no tenemos contestación", lamentó Mouriño. "Como sabéis, LaLiga nos sigue multando porque la luz no cumple los requisitos mínimos para España, cuánto menos para la UEFA", agregó. Y remachó: "Si en seis meses vemos que llevamos una trayectoria que nos puede clasificar para la Europa, buscaremos alternativas".

El presidente del Celta aseguró que el único interés que mueve al club es que sus aficionados tengan un estadio mínimamente digno. "Yo propongo que primero se dé satisfacción a los aficionados, que se le pongan las cubiertas, que no llueva ni dé el sol todo el día y que la gente tenga ascensores cómodos para subir", desgranó el mandatario. "Dejémonos de palabras grandilocuentes y vayamos a lo sencillo", declaró.

Carlos Mouriño rechazó que él tenga interés por llevarse al Celta fuera de Vigo. A este respecto, Mouriño negó las acusaciones de "antiviguismo" del alcalde. "Pedimos comprar el estadio y se mintió a la afición cuando se dijo que era imposible; firmamos luego un convenio por el que pagábamos a la ciudad un millón de euros y se nos excluyó de la reforma, pedimos hacer un estadio y no se nos concedió una simple licencia", relató. Y concluyó: "Creemos que no es justo ni para el Celta, ni para los vigueses, ni para el celtismo".

El presidente céltico se quejó también del nuevo retraso en la reforma de la grada de Marcador. "Resulta que no ha empezado y el Celta se ha enterado por la prensa", lamentó. Y se preguntó; "¿Cuántos aplazamientos tiene la grada de Marcador?".

Carlos Mouriño tiró, por otra parte, de ironía al referirse al "grandilocuente" lenguaje que Abel Caballero emplea para aludir a la reforma de Balaídos, que describe como el "Guggenheim" vigués o "uno de los mejores estadios de Europa", cuando la realidad querelatan los directivos de los clubes que visitan al estadio, es muy diferente. "Estamos poniendo en ridículo el nombre de Vigo por el mundo adelante", espetó.

Mouriño, pese a todo, se mostró dispuesto a reunirse con Caballero para desbloquear la situación siempre y cuando se cumplan los compromisos adquiridos con el Celta. "Hágame lo que está pidiendo el aficionado y el Celta y en el momento en que esté hecho, encantadísimos de hablar".

22. 469 abonados

Las deficientes condiciones del estadio suponen, por otra parte, un lastre para a masa social del Celta, que se ha quedado anclada en 22.469 abonados, tras sufrir en este última campaña un incremento de poco más de 500 gracias al elevado número de altas que se han registrado. "Dadas las condiciones del estadio, creemos que es un éxito tremendo. Claro que nos gustaría mejorar estas cifras, pero en estas condiciones es muy difícil que podamos hacerlo. Cien abonados arriba o abajo, estamos en los máximos que podemos conseguir", se resignó.