Una afinada cantera musical en O Salnés
Las bandas de Meaño, Ribadumia y Caldas deleitaron al público con sus repertorios
Tino Hermida
La celebración de un festival así en un auditorio como el de Ribadumia redundó en la calidad sonora y la comodidad del público, en pro de una escucha activa, que es lo que requieren eventos de esta índole. Y el público, atraído por ello, llenó hasta los topes el aforo.
Bajo la batuta del maestro Jorge A. González-Reynoso Sarabia, iniciaba el festival la Banda Municipal de la Escola de Caldas de Reis. Sobre el escenario, la más pequeña de las tres, con 22 intérpretes -incluido algún refuerzo adulto, necesario para completar cuerda sonora-, y que arrancaba con el pasodoble “De Granada a Daimiel” del ciudadrealeño Luís Carlos Martín. En su caso, lal formación optó por piezas más breves, completando su repertorio con “Aladín”, “Memory”, y una selección del “Mama mía!” de Abba.
Luego, turno para la Xuvenil Unión Musical de Meaño que, bajo la dirección del trompista Antón Caneda, se exigió con el “Fate of the Gods”, obra sinfónica inspirada en la mitología nórdica y compuesta por el estadounidense Steven Reineke, con una duración de diez minutos. La formación, integrada por 48 jóvenes intérpretes, completó su repertorio con “Festa Paesana” de Jacob de Haan, y añadido, ofreció como bis la canción “Y.m.c.a.” de Village People, tema de finales de los 70 para satisfacer a la generación de los padres presentes en sala.
En su papel de anfitriona y organizadora, cerró el festival la Banda Xuvenil da Agrupación Músico-Cultural de Rbadumia, dirigida por José Ramiro Pérez González, maestro trombonista local, natural de Leiro, que completó estudios superiores en el Conservatorio de A Coruña y que actualmente, imparte clases en las escuelas musicales de Catoira, Padrón y Ribadumia entre otras.
Compuesta en su caso por 46 instrumentistas, la banda ribadumiense abrió con “Mi primer pasodoble” de Antonio Campillo, y completó con el “Hindenburg” del austríaco Michael Geister, tema sinfónico en honor al dirigible de la Alemania nazi de este nombre, y que en 1937 cruzó el Atlántico para acabar incen-diándose y precipitándose cuando se acercaba a New Jersey, accidente que rememora en una de sus partes la obra.
Al término, protocolaria entrega de recuerdos para bandas y directores, momento en que el alcalde David Castro aprovechó sobre el escenario para felicitar a las tres agrupaciones por el nivel demostrado,congratulación que extendió a las familias: “Es un esfuerzo -agregó- no solo de los chicos, sino de las familias: los padres, los abuelos, los hermanos y hasta de los amigos, a los que hay que poner en valor, para dedicar tanto a que estos jóvenes instrumentistas puedan emplear gran parte de su tiempo a la música, y ese aplauso también tiene que ser para ustedes”.
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