Las únicas palabras de José Eirín: “No sabía quién iba en el coche ni pude hacer nada”

Su defensa dice que la embestida con su vehículo contra el de ella fue un accidente de tráfico | Lo atribuye a un microsueño provocado por el consumo de un fármaco y niega el acoso

“Me declaro inocente de asesinato, no sabía quién iba en el coche ni pude hacer nada”. José Eirín, acusado del asesinato de la joven Jessica Méndez en Barro en marzo de 2022, respondió así a las preguntas del magistrado Miguel Seijo sobre su participación en el crimen. Fue su única intervención en una larguísima sesión que arrancó con el complejo nombramiento del jurado popular y que continuará en los próximos tres días para dirimir si el acusado embistió deliberadamente con su vehículo al de la víctima en un cruce de la N-550, provocándole lesiones mortales, o, como sostiene la defensa, “no pudo realizar una maniobra evasiva” para evitar la colisión.

La defensa solicitó ampliar los medios de prueba e incorporar un nuevo informe pericial. Su objetivo es intentar probar que el acusado perdió la visión de la vía, “no se dio cuenta de que se había desplazado a la derecha” e impactó con el coche que conducía Jessica Méndez.

José Eirín, siempre según el relato de su abogado, Celestino Barros, “pierde la visión de la carretera” y cuando se recupera choca contra el vehículo de la joven. “Solo le da tiempo a agarrarse al volante y según el informe pericial que hemos encargado, a hacer una acción de frenada”, aseveró.

La defensa insistió en la versión de un accidente de tráfico derivado de que el acusado en esos momentos estaba tomando un medicamento opioide, Tramadol, utilizado ampliamente para mitigar el dolor moderado a intenso, que le habría provocado un microsueño. Incidió en que el procesado “nunca ha sido peligroso para nadie” y se mostró convencido de que José Eirín, dos años después del crimen, “no alberga animosidad sino tristeza por haber causado una muerte”.

Así, pide que los hechos sean calificados como un delito de homicidio por imprudencia, menos grave o subsidiariamente grave.

Muy al contrario, tanto el Ministerio Fiscal como las acusaciones particulares ejercidas por la familia y la pareja de la víctima coincidieron en un relato de acoso o, cuando menos, de acecho constante a la joven desde hacía años. El acusador público se refirió en concreto a una “actitud continuada de seguimiento, aparentemente pueril, infantil. No es el del acosador violento sino el que realiza vigilancias, esperas” o supervisiones sobre “con quién aparecía, sobre todo del género masculino”.

¿Por qué el escrito de acusación no incluye el acoso, hostigamiento o daño cuando Jessica Méndez sufrió, por ejemplo, pinchazos en las ruedas de su vehículo? “Porque es difícil advertir que se sentía hostigada”, responde el fiscal, “porque en sus wasaps descarta la idea, en ningún momento había cambiado su vida. Ese es su punto débil: sus rutinas eran las mismas”.

Los acusadores coinciden en que se trató de un accidente premeditado en un día soleado, sin niebla, lluvia u otros elementos que justificasen la pérdida de control del vehículo, “una embestida perpendicular oblicua en un sitio donde es excepcional”, detalló el fiscal.

Con respecto a las motivaciones del acusado, todos señalaron a “la frustración” que experimentaba José Eirín ante la negativa de Jessica, que en el momento de su muerte tenía 29 años, a mantener relaciones con él como el desencadenante del crimen.

Piden que los hechos sean calificados como asesinato, con el agravante de alevosía. El fiscal explicó a los jurados que el homicidio es la acción de acabar con la vida de un modo consciente, mientras que el asesinato incluye factores que lo hacen más reprobable, entre ellas la alevosía, en este caso un ataque por sorpresa sin que la víctima tuviese “ninguna posibilidad de reacción o defensa”.

Así, el acusador público pide para el procesado 24 años de cárcel y, además de alevosía, aprecia “agravante de género”. La postura de indiferencia de la víctima ante Eirín no era para él “una conducta esperable del género femenino”, de modo que actuó contra ella “por la indignación o el odio que le generó su silencio o su desprecio durante un periodo de tiempo tan prolongado”.

Por su parte, la defensa negó un escenario de acoso y aseguró que “no existe violencia de género”. Habló de “coacción” derivada de los medios y defendió que “todo parte de algo pueril: la mala relación entre dos cuñados”, el acusado y Adriano, que varias veces había alertado a la joven sobre las vigilancias del ahora imputado.

“Con paciencia, a conciencia, un auténtico asesinato”

Si la defensa presentó a José Eirín como un hombre “normal”, que vive “con su familia” y que “en 41 años no ha tenido problemas” salvo “con su cuñado, que desde hace años no se hablan”, la acusación ejercida por la pareja de Jessica Méndez no dudó en resumir los hechos como un crimen “con paciencia, a conciencia, un auténtico asesinato”. Manuel Franco, letrado de la familia de la víctima, relató una “conducta obsesiva de vigilancia”, que ejercía en el exterior e interior de la finca propiedad de los padres de la joven y en las propiedades contiguas. También al hecho de que el ahora acusado la cosificaba, llegando a asegurar que “si no es para mi no es para nadie”. Por su parte, la defensa considera que el acoso que relatan los acusadores “no existe, pero si se diese por probado debemos situarnos en el marco: una aldea de Barro en la que los vecinos cuando pasan al lado si tienen perro, compran un coche, etc., miran hacia adentro. Juzgar estos actos como actos de control es maquiavélico”. Asimismo, se refirió en otro momento a que tras la muerte de Jessica “se expandió un relato falso”, un argumentario que fue “asumido por los familiares”. Hoy acuden a la Audiencia 19 testigos convocados y en las siguientes jornadas prestarán declaración once guardias civiles, dos de ellos del equipo de reconstrucción de accidentes, cinco peritos y dos médicos forenses. El fiscal avanzó que los testigos ratificarán el escenario continuado de vigilancia. Destacó que el modo en el que se produjo el siniestro, una embestida perpendicular oblicua, es relativamente posible en el interior de una calzada “pero difícil en el exterior y además fuera de la calzada, en una zona de aproximación” y que los agentes de la Guardia Civil vinculan en esta acción “no con una imprudencia o descuido sino con una acción intencional”.

Tensión y dolor de sus vecinos: “Él irá unos años a la cárcel y ella seguirá muerta”

“Asesino, asesino”, gritaron un grupo de vecinos y amigos de la víctima, concentrados ayer ante la Audiencia tras una pancarta en la que podía leerse “Os veciños esiximos xustiza para Jessica”. Todos coinciden en recordar a una joven trabajadora, que el momento del crimen salía de ayudar en la casa familiar, y que tenía “toda la vida por delante”. “Él irá unos años a la cárcel y ella seguirá muerta”, lamentaba una vecina de Verducido, parroquia pontevedresa en la que se crió Jessica. “Fue una tragedia muy grande, era una chica muy joven y ese señor no tiene perdón de Dios”, señala Manuel Solla, uno de los que demanda que Eirín “no debería de salir de la cárcel en su vida”. “Lo que pedimos es justicia para Jessica, pero al 100 %”, ha sostenido Ángela, portavoz de los allegados, que ha reclamado que Eirín “pague por lo que hizo con ella”. La familia de Jessica, según sus vecinos, “está sufriendo” por la pérdida de la joven, por lo que ha apelado a que “él sufra lo que están sufriendo ellos y lo que hizo con ella”.