Comienza la fase del soldado de las estructuras en el puente de Santa Marta

La Xunta finaliza la colocación de las dos grandes celosías, claves en el nuevo viaducto

Imagen de las celosías y las soldaduras realizadas en el puente de Santa Marta.

Imagen de las celosías y las soldaduras realizadas en el puente de Santa Marta. / FDV

R. A.

El puente de Santa Marta está cada vez más cerca de regresar a la normalidad con un tramo de carretera nuevo. Las obras que se están desarrollando bajo la dirección de la Consellería de Infraestruturas, han completado el izado y la colocación de las dos celosías, de 60 metros de longitud y de 95 toneladas de peso cada una. Los trabajos se centran ahora en el soldado de las estructuras, que se realiza a través de unos perfiles transversales, que se encuentran ya casi todos colocados y “punteados”.

La empresa que lleva a cabo los trabajos y la Consellería tienen una programación de actuación, por lo que está previsto que se ponga en marcha la colocación de las prelosas y se procederá al hormigonado del tablero para, posteriormente, colocar barreras, ejecutar el aglomerado y proceder al pintado. Finalmente, se habilitarán las ramplas de acceso de la pasarela peatonal existente a un nivel inferior y que forma parte de la Variante Espiritual. Esa pasarela también contará con barandilla y pavimento.

La Xunta mantiene la intensidad de los trabajos en esta fase final de la intervención con el objetivo de restituir en abril la circulación del tráfico y el tránsito peatonal en este puente que comunica Vilanova de Arousa y Ribadumia a través de la PO-300 y que permite sortear el cauce del río Umia.

El objetivo es finalizar la obra del puente de Santa marta en abril.

El objetivo es finalizar la obra del puente de Santa marta en abril. / FDV

El puente de Santa Marta, construido en 2007, colapsó el pasado mes de abril, cuando un camión lo atravesaba. Todo hace pensar que el problema surgió en las péndolas, cuya corrosión acabó provocando que estuviese muy cerca de venirse abajo. La Xunta cortó, de forma inmediata, el vial y comenzó a trabajar en la búsqueda de una solución. Tras apuntalar el vano dañado comenzó a diseñar una actuación, de unos 5,3 millones de euros, que consistiría en sustituir ese vano central por otro, renunciando a los característicos arcos del puente.

La empresa que se contrató a través de la vía de urgencia se encargó, primero, de retirar el vano central, desmontándolo poco a poco e intentando causar el mínimo impacto en el lecho del río. Una vez desmontado, la empresa comenzó a trabajar en el asentamiento de la que sería la nueva estructura, mientras las dos grandes celosías se construían en una fábrica. El pasado mes de febrero, las dos celosías fueron traídas hasta Ponte Arnelas y colocadas por otras dos grandes grúas. El objetivo es que el puente pueda regresar a sus funciones a partir del próximo mes de abril, justo un año después de que tuviese que ser cortado.

Mientras se desarrollan las obras, toda la circulación de la PO-300 está siendo desviada por el antiguo puente de Os Padriños. Construido en la época medieval aunque remodelado en el siglo XVI, el puente ha soportado estoicamente el tránsito de todo tipo de vehículos, especialmente los pesados. No en vano, la media diaria de vehículos en la PO-300 acostumbra a ser de unos 3.000 vehículos diarios, entre los que se encuentran un importante tránsito de camiones y autobuses.

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