Mirador de Lobeira

Las ideas se ganan día a día

Antonio Touriño

Antonio Touriño

Los resultados de las elecciones del 18-F ponen negro sobre blanco en muchas de las estrategias que los grupos políticos activan en el mismo momento en que se produce la convocatoria electoral y finalmente se diluyen como un ligero y fallido soplo.

O Salnés capitalizó parte de esas propuestas exacerbadas, la primera, un poco por casualidad, cuando un vecino de A Illa se encontró con un saco de pélets que llegó arrastrado por el mar. Era el momento inaugural de la campaña cuando la aparición de estas bolitas de plástico en las costas empezaba a calificarse como un desastre parecido al del Prestige.

Pero hace semanas que ya no hay voluntarios en las costas buscando esa granza que tanto perturbó la pelea por las urnas y que ahora ya todo el mundo considera casi inocua a nivel ambiental.

La estrategia poco duró en la localidad isleña, pues cuando empezaba a figurarse como el punto cero del nuevo desastre ecológico en la comarca de Arousa, la evidencia se hizo manifiesta en los días siguientes cuando se recogieron solo un puñado de bolitas en las playas.

Tampoco surtió el efecto esperado la propuesta sobre la protección del pazo de Montesacro, edificio monumental que alberga el asilo de ancianos de Cambados y que hace unos meses puso en venta una congregación religiosa que alega que ya no están en edad para atenderlo.

Hubo concentración vecinal pero apenas reunió a unas decenas de vecinos y la entrega en registro de algo más de mil firmas para una iniciativa en la que se propone que sea la Xunta la que asuma la gestión de esta residencia y, por tanto, la compra. Va a ser muy difícil tras los resultados.

Se llega días después a Vilagarcía con otra idea que aparentaba brillante dirigida a mejorar la desembocadura del río de O Con, proyecto que consistiría en el derribo de una nave cerrada tras caducar la concesión. Al día siguiente, los proponentes se dieron de bruces en tanto que además del almacén habría que derribar la carretera que cubre el cauce, inutilizar las vías del tren al puerto y reemplazar otros muchos servicios existentes.

Si a estas pretensiones se suma la protesta de algunos colectivos por la situación que atraviesa el marisqueo, con una manifestación bastante numerosa en Santiago y una más pobre reunión en el Auditorio de Vilagarcía tres días antes de las elecciones, pues queda meridianamente claro que la finalidad podría divergir bastante.

Sin olvidar, claro está, el recurrente asalto sanitario que cada elección vuelve a ponerse sobre el tapete político. Cierto que la sanidad necesita actuaciones inmediatas, pero el momento para salir a la palestra es el próximo 26 de febrero cuando se conozca exactamente la composición del Parlamento, pues falta el recuento de los votantes emigrantes.

Y a partir de ese momento, salir a la calle y todos al unísono reclamar que nunca más se retrasen las citas médicas, que los niños sean vistos por un pediatra si lo necesitan y cumplan con su calendarios de vacunación, que las urgencias no se saturen, que haya siempre facultativos de guardia y todo lo que se les ocurra al respecto.

Porque está muy bien poner todos estos puntos sobre las íes, pero comienza un nuevo curso y todas estas materias deben defenderse a partir de ahora, en vez de quedarse con los brazos cruzados Recuerden, señores de todo el espectro político: en junio volverá a haber otras elecciones, un termómetro muy exacto sobre la representación que cada uno tiene en una localidad, en una comarca, en una provincia o en una comunidad. Esa es, realmente, la fuerza que tiene cada uno de los grupos que concurren. Y esa, se gana en el gimnasio, día a día.

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