¿Por qué es preciso en estos momentos un nuevo impulso al BIC de Adro Vello?

Se cumple un año desde la declaración del yacimiento como Bien de Interés Cultural, que guarda un enorme potencial histórico

La recuperación de los restos de Adro Vello ocupó a los arqueólogos el pasado año.   | // NOÉ PARGA

La recuperación de los restos de Adro Vello ocupó a los arqueólogos el pasado año. | // NOÉ PARGA / A.Touriño

Antonio Touriño

Antonio Touriño

Historiadores, arqueólogos e investigadores consideran que es ya el momento de reactivar de nuevo los trabajos de recuperación de Adro Vello, cuya importancia ha quedado de relieve en las sucesivas excavaciones, donde se han encontrado desde los cimientos de la vieja iglesia de San Vicente, a numerosas tumbas o fábricas de salazón, que históricamente fueron base de la economía grovense.

Ya cuando se aprobó el régimen BIC de Adro Vello se puso de manifiesto que la zona arqueológica presenta una importante afección por la exposición a la intemperie de las estructuras exhumadas, lo que derivó en una preocupante colonización biológica que ha intentado atajarse y se alertaba sobre la necesidad de seguir interviniendo sobre ella para “garantizar su conservación” a través de trabajos de limpieza, consolidación y protección de los restos. Cierto que una parte de estas labores ya han sido ejecutadas hasta el verano por los equipos arqueológicos contratados al efecto.

Pero también se proponía la reexcavación del ámbito para permitir la lectura de los parámetros y las relaciones estratigráficas de las estructuras, unas acciones que se creía ayudarían a interpretar correctamente la secuencia constructiva e histórica, y, consecuentemente, la explicación al público del importante significado de este espacio arqueológico.

Por otra parte, también se valoraba la posibilidad de hacer un estudio sobre el entorno, en tanto que el resto del ámbito arqueológico que permanece inhumado sigue afectado por las labores de explotación forestal, la carretera que cruza del este al oeste y una vivienda construida a orillas de la carretera, que son los principales obstáculos para su conservación y apreciación. Todo sigue igual por la falta de planeamiento.

Muchos siglos de ocupación

Cabe señalar que el principal valor de Adro Vello es la larga secuencia de ocupación, cuyo origen parece estar relacionado con un lugar productivo en época romana, con una importante dedicación al ámbito funerario y eclesiástico a partir de la época tardoantigua y hasta el siglo XVIII.

Estas peculiaridades, explica la declaración BIC, convierten el yacimiento de O Grove “en una de las zonas arqueológicas más importantes del Noroeste peninsular por la potencialidad de la información que puede ofrecer sobre los habitantes de la comarca de O Salnés en la antigüedad hasta la época moderna.

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Junto a las excavaciones cuya primera fase culminó el mes de agosto pasado, cabe tener en cuenta que todo el entorno de Adro Vello cuenta con una protección especial ligada al Bien de Intrerés Cultural que se describió hace ahora justo un año. Y así, además del propio yacimiento, en el listado de edificios que deben sumarse a la protección se describe una decena de construcciones que se encuentran en las proximidades de este singular espacio histórico. En concreto, quedaron protegidos por la declaración la zona conocida como O Castriño, el propio yacimiento de Adro Vello, la casa rectoral de San Vicente, el conjunto parroquial de San Vicente de O Grove, el cruceiro existente frente a la iglesia, el hórreo de la casa rectoral, el cruceiro de Xoán Vidal y las fábricas de salazón de Pons, la de Ferrer, la de Carreiró y la de Triñáns, como explica el documento en el que incluso se marcan las coordenadas de ubicación y su extensión. Además, el documento establece un total de veinte puntos estratégicos que delimitan exactamente el área de protección del BIC por lo que si se quiere actuar en el área deberá contarse con la autorización expresa de la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta de Galicia. Para determinar su dimensión exacta, los topógrafos que realizaron de la delimitación procuraron seguir los límites actuales del catastro para evitar la división artificial de las parcelas. Explicaban entonces que los contados casos en que esta medida implicaba una ampliación o merma desmesurada del entorno de protección (debido a la propia morfología de las parcelas) se optó por atravesar estas por el punto más próximo a la línea de 200 metros. Cuanto el entorno atravesaba un camino, este fue integrado en el yacimiento arqueológico al tratarse de una infraestructura pública. Mientras en la zona de costa/playa, el límite se corresponde con los 200 metros a partir del entorno septentrional del yacimiento arqueológico de referencia.

Se añadía que además de su valor arqueológico, este ha de combinarse con otros bienes arquitectónicos, industriales y etnológicos del entorno, como con el resto de factorías de salazón de época contemporánea.

Restos calcolíticos en O Carreiro

En la declaración, cabe recordar, se ponía de manifiesto que la zona analizada “aglutina restos de muy variada cronología, que ilustran acerca del devenir histórico del lugar y subrayan que el hallazgo de restos calcolíticos en la playa de O Carreiro en 2002 conforma el resto más antiguo de la ocupación de esta área, que continuó habitada durante la Edad de Hierro, pues no será hasta la época romana cuando se instala la primera fábrica de salazón que permite la explotación de los medios marinos.

En cuando a la época romana, cabe recordar que Adro Vello fue usado como un lugar de enterramiento posiblemente durante trece siglos, lo que dio lugar a más de 200 tumbas conocidas hasta el momento con el hallazgo de esqueletos de adultos y niños, en los sucesivos trabajos de excavación, lo que supone una oportunidad única para estudiar los ritos y costumbres funerarias a lo largo de las distintas épocas en la comarca de O Salnés, en las Rías Baixas y en el noroeste peninsular en general, se subraya en el informe que propició la declaración BIC formulada por los expertos en la materia.

Obviamente se trata de un valor a proteger que incumbe especialmente a los ciudadanos a los que corresponda algún derecho de propiedad sobre estas parcelas que conforman la zona de protección de Adro Vello así como también por las administraciones que tienen el deber de conservar los bienes, mantenerlos y custodiarlos debidamente para evitar su pérdida, destrucción o deterioro”, explica con toda claridad el documento vigente desde principios de 2023.

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