Tras "la gran mojadura", el fervor religioso

Vilagarcía se sobrepuso a la Festa da Auga para acompañar al santo de regreso a la iglesia

Manuel Méndez

Manuel Méndez

La fiesta de San Roque no es solo frenesí, fiesta desatada y una gran mojadura protagonizada por decenas de miles de personas. También tiene su vertiente más religiosa, la que rinde culto , con devoción y fervor, al santo patrón.

Algo que volvió a quedar de manifiesto tanto en las misas llevadas a cabo durante la semana como en la procesión vespertina de ayer. Nada que ver con la matinal, cuando el santo es llevado en volandas antes de dar comienzo a la Festa da Auga.

El viaje de vuelta desde la capilla

Lo de la tarde fue totalmente diferente. Un recorrido para acompañar a San Roque en el viaje de vuelta que se realizó con buena parte del pueblo durmiendo –para recuperarse de tanta juerga–, pero participando otros muchos vilagarcianos y ciudadanos llegados de otros puntos de la comarca.

Un momento de la procesión vespertina.

Un momento de la procesión vespertina. / M. Méndez

Es la tradicional procesión que comienza en la capilla donde se cobijó la imagen por la mañana y la lleva de vuelta a la iglesia parroquial de Santa Eulalia de Arealonga.

La vivida ayer resultó tan emotiva y concurrida como siempre. Fueron cientos de personas las que se implicaron en este recorrido religioso hasta el templo de la plaza de España, y otras tantas las que observaron su paso, con respeto y devoción, por calles como la que lleva el nombre del santo, Padre Feijóo y Edelmiro Trillo.

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