El trampeo y la eliminación de nidos frena la expansión de la avispa velutina en O Salnés

El ritmo de retirada de los avisperos es similar al del año pasado, cuando finalizaron las campañas con más de un millar | Los primarios están siendo retirados de ventanas, aleros y pequeñas cavidades en viviendas

Uno de los nidos de velutina retirados ayer en Vilanova.

Uno de los nidos de velutina retirados ayer en Vilanova. / Noe Parga

A. G.

Catalogadas como especie invasora, las avispas velutinas hace ya mucho que se han mimetizado con el terreno y que, de no ser por los métodos que se utilizan para frenar su expansión, habrían colonizado por completo la comarca, desplazando a otras especies autóctonas. En ese frenazo o estabilización han tenido mucho que ver los concellos, pero, sobre todo, la Mancomunidade que, hace más de un lustro puso en marcha un servicio para reducir la población de un insecto voraz y que se ha convertido en un serio problema.

Con muchas experiencias de ensayo-error y ensayo-acierto, el servicio de lucha contra la velutina de la Mancomunidade se ha convertido en un experto a la hora de conocer las costumbres y de eliminar la ingente cantidad de nidos que crean las reinas. Este año, los cálculos apuntan a que se superarán el millar de nidos retirados entre embrionarios, primarios y secundarios. Así lo reconoce Chema Pedrouzo, uno de los dos operarios del servicio, antes de recordar que “esta cifra, aunque parezca muy alta, es ínfima ya que gracias al trampeo que realizamos, una actividad que está evitando la aparición de miles de nidos al funcionar muy bien, si no se hiciese o no funcionase, esto sería una auténtica locura”.

Isaac Padín rocía con veneno un nido en una ventana. |   // NOÉ PARGA

Las dimensiones de las velutinas son similares a una moneda de un euro. / Noé Parga

En estos momentos, las velutinas se encuentran elaborando sus nidos primarios, el paso previo a la creación de grandes guaridas, unos nidos que sitúan en zonas donde puedan tener cierta protección del viento o del agua, escogiendo, sobre todo, aleros de casas y edificios o alfeizares de ventanas. También “si encuentran una pequeña cavidad en un muro por la que puedan colarse, lo hacen; escogen siempre lugares en los que puedan protegerse, crear las suficientes obreras para construir el nido secundario, que son balones enormes de muchos litros de capacidad, y continuar con su ciclo vital”. Los secundarios, que llegarán en el mes de agosto, suelen ubicarlos en zonas muy altas, como las copas de los árboles y por las dimensiones que poseen, ya no tienen tanta preocupación por las condiciones meteorológicas adversas que puedan registrarse.

Uno de los detalles que les ha permitido descubrir la experiencia de luchar contra las velutinas es que cuando las obreras están construyendo el nido primario y este es atacado o destruido por ellos, las obreras corren a refugiarse en el embrionario, “donde esta la reina descansando mientras no se acaba este nido; ese descubrimiento nos permite acabar con los dos nidos y, sobre todo, con la reina, que es el gran problema y fundamental para continuar la expansión”. No en vano, la última puesta de una reina antes de que llegue el invierno acostumbra a sacar otras 300 que, tras eclosionar, se guarecen para hibernar y volver a iniciar su ciclo.

Las velutinas acostumbran a encontrarse muy cerca de ríos y, sobre todo, tienen en los camelios un lugar de paso obligado. “Esa especie arbórea es la mejor para colocar las trampas, antes también las colocábamos en los cítricos, pero su efectividad era ínfima mientras que en los camelios hemos llegado a retirar hasta 61 reinas”, explica Pedrouzo antes de recordar que “ocurrió hace tres meses en un camelio en la parroquia vilanovesa de András.

Las avispas son de las dimensiones de una moneda de euro. |   // N. P.

Isaac Padín rocía con un spray un nido de velutinas. / Noé Parga

Pedrouzos también hace hincapié en un hecho que les llamó la atención y es que “en los primeros momentos de la campaña nos dio la sensación de que las velutinas eran mucho más pequeñas, e incluso, algún apicultor nos llegó a comentar que estaban consiguiendo pasar las arpas de protección de las abejas; afortunadamente, fue una sensación que acabó siendo errónea, mantienen las mismas dimensiones”.

Otra de las novedades de esta campaña tiene que ver con el material que usan los operarios del servicio de lucha contra la velutina. Este año se ha adquirido una nueva carabina para introducir el veneno en el interior de los nidos ya que la que tenían “tenía muchos años de uso y se había ido desgastando, la de ahora es casi para profesionales”.

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Una jornada normal paraChema Pedrouzo e Issac Padín, los dos operarios del servicio de eliminación de la velutina que tiene la Mancomunidade, arranca sobre las siete de la mañana con el objetivo de aprovechar las horas más frescas del día, cuando las velutinas tienen una menor actividad. Dependiendo de la situación en la que se encuentre el nido, escogen el camión o la furgoneta. Ayer tocó primero el camión para retirar un nido que se encontraba en un alero de una vivienda en Cambados a una altura considerable. A partir de ese momento, los dos operarios iniciaron un periplo por toda la comarca que les llevó hasta los municipios de Meis, Vilanova y Vilagarcía, sirviendo para retirar de las viviendas, especialmente aleros y alféizares de ventanas, un total de 14 nidos. “Ha sido una jornada de trabajo normal, quizás lo único que ha cambiado un poco es que nos hemos movido por muchos concellos, lo normal es concentrar todo el trabajo en uno para ahorrar tiempo y gasolina en los desplazamientos, pero la jornada ha sido así”, explica Pedrouzos mientras observa a su compañero rociando con spray un nido. Con más de un lustro de experiencia, los dos operarios conocen a la perfección las costumbres y movimientos de las velutinas, lo que les permite retirar, en esta época del año, los nidos primarios, pero también los embrionarios, donde todavía permanece la reina a la espera de que sus obreras acaben de construirlo.

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