El padre que se niega a que su hijo quede en el olvido

Santiago Dios mantiene viva la lucha para descubrir qué fue lo que le pasó a Ismael hace un año, durante un transporte de droga

Santiago Dios, padre del desaparecido Ismael Dios Vázquez.

Santiago Dios, padre del desaparecido Ismael Dios Vázquez. / Noé Parga

A. G.

Es muy duro perder a un hijo, pero más duro es no saber donde está su cuerpo y ver como las pocas esperanzas de que se aclare su desaparición van cayendo una detrás de otra. Esa es la situación en la que se encuentra Santiago Dios, padre del isleño Ismael Dios Vázquez, de 32 años de edad, supuestamente desaparecido durante el traslado de un alijo de cocaína desde las costas de sudamérica a Galicia hace aproximadamente un año. Santiago Dios reconoce que su hijo no era un buen ejemplo, que él no le enseñó a buscar el dinero fácil que ofrece el narcotráfico, incluso no oculta que llevaban tiempo distanciados, pero “delincuente o no, bueno o malo, rico o pobre, es mi hijo y nadie se merece este olvido”.

Su calvario comenzó unas semanas después de que comenzase a sonarse que se encontraba desaparecido, cuando un vecino de A Illa le preguntó por la situación de su hijo en un bar. Se quedó estupefacto porque la madre del joven no le había contado absolutamente nada y “algún día tendrá que explicar por qué tardó tanto en denunciar la desaparición; lo hizo solo cuando la presión mediática y policial era insoportable”. La investigación policial duró varios meses, pero concluyó con el archivo del caso por parte del juzgado vilagarciano ya que no había ningún dato que aportase luz sobre la desaparición de Ismael Dios. Ese archivo es una losa muy difícil de levantar para Santiago Dios, pero señala que “no me voy a rendir, no quiero que se olvide lo que le ha ocurrido a mi hijo y lucharé por conseguir que, algún día, se pueda esclarecer todo esto”.

Para ello está dispuesto a llamar a las puertas que sean necesarias, desde las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado hasta instituciones como la Fundación Galega contra o Narcotráfico todo por esclarecer “que ha pasado con Ismael y que los responsables acaben pagando ante la justicia”. Tiene la impresión de que “las autoridades no le están prestando la atención necesaria al caso, algo que si hicieron en situaciones similares en las que las víctimas pertenecían a familias importantes, pero en mi caso, un joven desconocido, y encima, narcotraficante".

Un alijo en la ría de Arousa

¿Pero que fue lo que le pasó a su hijo? Los hechos se remontarían a finales del mes de junio o principios de julio cuando, al parecer, Ismael se habría embarcado, supuestamente con otros jóvenes del municipio, en un narcovelero que debía desembarcar un alijo en la ría de Arousa. No fue hasta el mes de agosto cuando comenzó a circular el rumor de que este joven de A Illa había desaparecido surgiendo varias teorías a las que su padre da vuelta una y otra vez. La primera de ellas es que se habría caído de noche mientras estaba solo en cubierta vigilando a causa de una tormenta, una teoría que Santiago Dios no ve nada claro ya que “si tu estás vigilando en un velero, cuya cubierta es muy resbaladiza, se supone que te atas un cabo para no caerte en el medio del Atlántico”. La otra habla de que pudo haber una discusión entre los tripulantes de la embarcación y que Ismael acabase siendo arrojado al mar. En ninguno de los dos casos, Ismael encontró el apoyo de los marineros que venían con él en la embarcación, ya que antepusieron la descarga de la mercancía que transportaban a la vida de su compañero. También hay otro rumor que apuntaría a que fue el garante humano de la operación y que pagó con su vida.

Lo que tampoco está muy claro es el lugar en el que pudo haber caído al agua. Santiago Dios espera que fuese llegando a las costas gallegas y que, en algún momento, las mareas acaben arrastrando sus restos a tierra “y nos permita descubrir que pudo haber pasado”. Insiste en que la Policía “cuenta con mi ADN para facilitar una posible identificación”.

Una de las cosas que más le duele a Santiago Dios es que se cruza por A Illa con varios de los que, supuestamente, compartieron viaje en el narcovelero con su hijo. “Ninguno de ellos se atreve a mirarme a la cara, practican la ‘Omertá’, ese código de silencio que les prohíbe hablar de sus actividades, pero sé que algún día meterán la pata y acabarán cayendo porque les gusta mucho comentar sus hazañas”, explica Santiago Dios. Insiste en que no va a parar porque “se lo debo a la memoria de mi hijo".

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