Gardacostas y Guardia Civil detectan un aumento de la venta de marisco sin pasar por lonja
Achacan a la crisis el repunte de la pesca ilegal y las “ventas en negro” | Algunos pescadores descargan y esconden sus capturas en puertos deportivos
Gardacostas de Galicia se incautaba hace días de 63,5 kilos de centollo cuando estaba siendo descargado de manera ilegal en el puerto deportivo de Aguete (Marín).
Unas instalaciones donde, lógicamente, no están permitidas este tipo de operaciones, ya que deben efectuarse en los puertos oficialmente establecidos para ello y a través de las respectivas lonjas.
Unas jornadas antes, la Guardia Civil se incautaba en Cangas do Morrazo de 30 kilos de centollo y 3 de nécora, que se consolidan como dos de los productos más amenazados por el furtivismo, sobre todo en vísperas de Navidad.
En este caso en concreto se da la circunstancia de que el conductor del vehículo interceptado por los agentes no disponía de documentación alguna que acreditara la trazabilidad de los crustáceos y, en consecuencia, no podía demostrar que fuera legal.
Infinidad de casos
Son solo dos ejemplos prácticos y recientes de lo que está sucediendo en toda la costa gallega en las últimas semanas y meses, aunque bien podrían ponerse muchos más, después de las intervenciones efectuadas por Gardacostas y la Guardia Civil en todas las rías, con especial intensidad en la de Arousa.
Pero no es menos cierto que todos los ejemplos que puedan ponerse conducen a lo mismo, como es dejar patente que el furtivismo, la pesca ilegal y/o el contrabando de productos del mar conforman una lacra difícil de erradicar que, lejos de detenerse, parece ir a más.
Multiplicando esfuerzos
Y eso a pesar de los crecientes esfuerzos realizados por departamentos como el de Gardacostas de Galicia, dependiente de la Consellería do Mar, y el propio cuerpo armado.
Lo confirman tanto los funcionarios de este servicio como los agentes de la Guardia Civil, quienes destacan, asimismo, que “la venta en B” o “venta en negro” de mariscos se ha disparado como consecuencia de la crisis, tal y como se advertía en FARO DE VIGO hace semanas.
Refiriéndose a esa información, los agentes consultados esgrimen que, “efectivamente, cada vez parece haber más gente que quiere descargar sus capturas sin pasar por lonja”.
Consumidores y placeros
Al igual que “cada vez son más los consumidores, vendedores de las plazas de abastos, dueños de restaurantes o incluso propietarios de cetáreas y depuradoras que quieren adquirir esa mercancía de forma fraudulenta, para así evitar gastos como los del IVA”.
Los implicados en este tipo de acciones delictivas confirman los hechos, mientras que los vigilantes de las cofradía de pescadores, guardacostas y guardias civiles consultados no ocultan su preocupación por ello, haciendo hincapié en que esta práctica ilegal está resultando especialmente intensa ahora que se acercan las fiestas navideñas.
5 o 15 euros menos
“Algunos creen que no van a poder vender su centollo a 20 o 25 euros, ni la nécora a 50 o 60, si descargan estos productos en la lonja para que sean despachados a través de los mercados de abastos, por lo que se inclinan por comercializarlos de forma ilegal, rebajando su precio entre 5 y 15 euros por kilogramo”, explican los vigilantes.
Lectura que puede hacerse extensiva a especies como la almeja, percebe, camarón y tantas otras que gozan de una fuerte demanda en la actualidad, cuando los precios se disparan debido a las fiestas y la escasez de producto derivada de los temporales las encarece todavía más.
Una práctica, esa de vender “por fuera”, que se hace cada vez más evidente y se traslada, como queda dicho, a los restaurantes y plazas de abastos, ya que algunos propietarios de estos negocios, así como también placeros, no dudan en adquirir directamente su producto a los furtivos, tratando así de ofrecer a sus clientes precios más competitivos que los negocios que operan legalmente.
Competencia desleal
Es, en consecuencia, una competencia desleal que también ponen en práctica los pescadores y mariscadores que usan sus permisos de trabajo para actuar de forma fraudulenta, causando así importantes trastornos en los mercados, esquilmando diferentes especies e incluso poniendo en riesgo la salud pública.
Una situación que en Gardacostas y la Guardia Civil no dudan en tachar de “preocupante” y que conlleva un notable esfuerzo extra por parte de los funcionarios, que se ven obligados a reforzar la vigilancia e intervenir por tierra, mar y aire, incluso en los días más duros del temporal, como sucedió a lo largo de la semana en curso.
Jaulas y salabardos
La consecuencia inmediata de ese intenso trabajo con el que se quiere frenar a los delincuentes es la localización o interceptación de nasas y redes ilegales (sobre todo miños); que lo son por estar sin señalizar, situarse en zonas prohibidas o por superar las cantidades o tamaños establecidos por ley.
A lo que se suma la localización de salabardos, jaulas u otros artefactos en los que permanecen dentro del agua los centollos, nécoras y demás productos capturados ilegalmente y colgados en los pantalanes de los puertos o en la borda de las naves amarradas en ellos, a la espera de subirlos a la superficie para poder comercializarlos en el mercado negro.
Sin olvidar la acumulación de producto ilegal en los tanques de empresas de depuración (legales o no) que en esta época del año ven multiplicados los pedidos de producto gallego.
Resignación y vigilancia
Frente a todo esto, “lo único que podemos hacer es seguir trabajando y realizando controles tanto mientras la flota faena como en los puertos pesqueros y deportivos, lonjas, depuradoras, cetáreas y cualquier otro punto de la costa”, espetan efectivos de Gardacostas.
Una labor reforzada desde el aire con el helicóptero Pesca 1 que encuentra en el mar y en los controles de carretera el refuerzo de la Guardia Civil, donde también son conscientes de la importancia y necesidad de seguir luchando contra el furtivismo y/o la pesca ilegal. Sobre todo ahora que esta lacra parece ir a más.
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