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La crisis sacude las plazas de abastos

Los mercados se resienten por la pérdida de clientes y los recortes en la cesta de la compra

A pesar de ser día de mercadillo, ayer acudió poca gente a la plaza de abastos de Vilagarcía. | // M.M.

Los vendedores de las plazas de abastos se quejan amargamente por la caída de ventas. Tanto en Vilagarcía como en Cambados y O Grove hay placeros que dicen atravesar “enormes dificultades” porque “las ventas han caído en picado”. Y “lo peor está aún por llegar, por lo que 2023 puede ser un año terrible”, proclaman.

Saben que “todo se ha encarecido, y no solo los pescados y mariscos que compramos en las lonjas, sino también el aceite, el pan y todo tipo de productos”.

Si a esto se suma que “cada vez cuesta más pagar la luz” es fácil de entender que “algunos clientes habituales hayan dejado de venir a comprar, y otros lo hagan con menos frecuencia”.

La plaza de abastos cambadesa, ayer. Noé Parga

También están los que “ya no compran marisco como antes y prefieren llevarse pescado menudo”.

Al supermercado

Al igual que “hay otros tipo de público que antes venía a la plaza pero ahora ya solo va al supermercado, donde pueden encontrar precios más bajos, aunque la calidad no sea la misma”.

La subida del precio de la luz y el combustible está causando estragos

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“Estamos experimentando un bajón tremendo”, apuntaban ayer en la plaza vilagarciana, que a eso de las diez de la mañana estaba prácticamente vacía, a pesar de que era día de mercado ambulante y de que “muchos ya cobraron, por lo que tendría que haber más gente”.

Puestos instalados ayer en la plaza de abastos vilagarciana. M.M.

Argumentos no solo manejados por los vendedores de pescados y mariscos, sino también por los carniceros, convencidos de que “la subida del precio de la luz y el combustible está causando estragos”.

Incluso en la plaza de la verdura parece apreciarse un descenso notable en la afluencia de clientes, así como en puestos de congelados y en los de venta de bacalao salado.

"Momentos difíciles"

Unos y otros abundan en ello para decir que “son momentos muy difíciles porque todo está mucho más caro que hace un año y las pensiones no llegan a nada; cuando la gente se da cuenta acaba de pagar facturas y ya no tiene para completar el mes, por lo que muchos ya no acuden a la plaza”.

La plaza de abastos de Cambados, ayer. | // NOÉ PARGA

Quienes así opinan creen que diciembre puede ser “un mes de transición” y que las fiestas navideñas pueden ayudar a “salvar los muebles”, aunque también tienen claro que van a ser unas celebraciones “tristes” en lo económico, ya que “la gente se controlará mucho a la hora de comprar”.

"Todo empeorará en enero"

Pero también están plenamente convencidos de que “a partir de enero la crisis se notará mucho más, y algunos de nosotros tendremos que buscar otras fuentes de ingresos o empezar a pensar en la jubilación, ya que este trabajo es cada día menos rentable”.

Lo cierto es que la crisis se nota con solo dar un paseo por plazas como la de Vilagarcía y observar los puestos, algunos cerrados ayer, a pesar de que el martes suele ser un día fuerte de ventas.

El centollo salta al ruedo

El centollo salta al ruedo Manuel Méndez

En otros se apreciaba que tenían mucho menos producto a la venta del que solían tener cada mañana hasta hace apenas un año.

"No compro ni la mitad"

“Cuando voy a la lonja no compro ni la mitad del producto que compraba porque ahora no tengo a quién vendérselo”, explica un conocido placero vilagarciano.

A partir de enero la crisis se notará mucho más, y algunos de nosotros tendremos que buscar otras fuentes de ingresos o empezar a pensar en la jubilación, ya que este trabajo es cada día menos rentable

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Otro de los vendedores apostilla que “se nota con especies como el centollo, pues aunque está en plena temporada y tiene una calidad enorme, hay mucha gente que no lo compra porque lo estamos vendiendo a 18 o 20 euros, y no baja de ahí porque ya sale muy caro de la lonja”.

Menos compras en la lonja

A lo que añade que “en la campaña anterior iba a comprar centollo a la lonja de O Grove y volvía con cuatro o cinco cajas, pero ahora ya solo compro una; no voy a arriesgarme a invertir como antes para después tener que regalarlo por no haber compradores”.

Uno de los vendedores de la plaza de Vilagarcía. M.M.

“A este paso todos vamos a acabar comiendo solo sopa porque no hay dinero para mucho más, y se nota, sobre todo, entre las personas mayores y aquellos que tienen pensiones bajas, a los que el dinero que reciben apenas les da para pagar la luz y el alquiler”, reflexiona una pescantina.

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