¿Y si Vega Sicilia se deja embriagar por el albariño?

Una plantación de albariño puesta en marcha en Vilagarcía.

Una plantación de albariño puesta en marcha en Vilagarcía. / M. Méndez

Manuel Méndez

Manuel Méndez

El albariño es uno de los blancos que en los últimos años han experimentado mejor comportamiento a nivel mundial. Su producción sigue en aumento, con un registro de más de 44 millones de kilos de uva en la última vendimia de Rías Baixas.

Al igual que están en auge las exportaciones, que crecieron un 12% en el último año, para vender 9.263.352 litros e ingresar 52 millones de euros. Y, lo que es más importante, no dejar de aumentar la confianza que genera entre el consumidor.

Quizás por ello, cada vez son más las bodegas que, tanto pertenecientes a la Denominación de Origen Rías Baixas como ajenas a esta marca de calidad y diferenciación, tratan de expandirse, ampliar superficie de plantación y conquistar nuevos mercados.

Y ahora, en plena efervescencia del albariño, cuando algunas de las principales bodegas de Rías Baixas realizan fuertes inversiones en nuevas plantaciones en las diferentes subzonas productoras, sobre todo en O Salnés y Ribeira do Ulla, resulta que marcas tan afamadas y aclamadas como Vega Sicilia parecen dejarse conquistar por esa variedad de uva tan especial como atrayente, el albariño.

Los monjes cistercienses que iniciaron el cultivo en tierras de Armenteira estarían orgullosos de esta evolución, al igual que los primeros visionarios que, como Marisol Bueno, Cores Tourís y tantos otros vieron futuro, progreso y negocio en una marca como Rías Baixas.

Y más orgullosos que lo estarán si se materializan operaciones como la que parece gestar una firma tan importante como Vega Sicilia, aparentemente volcada en un proyecto para la producción de uva albariña y que muchos conocerán por elaborar el vino del mismo nombre que se ha convertido en uno de los más reconocidos​ a nivel mundial.

Distribución por variedades.

Gráfico que muestra el poder del albariño en Rías Baixas, incluso antes de que finalizara la vendimia.

En la empresa, a caballo entre la Denominación de Origen Ribera del Duero, en la provincia de Valladolid, y la Denominación de Origen Calificada Rioja, en Álava, no se pronuncian al respecto, alegando que “no hay nada que declarar”.

Y el presidente de la Denominación de Origen Rías Baixas, Juan Gil de Araújo, niega contacto alguno para incluir a esta nueva marca en la misma.

De ahí que todo lo que rodea a la operación siga siendo una incógnita. Si bien es cierto que los expertos consultados no descartan este desembarco en Rías Baixas, dado que aquí el albariño es el “rey” indiscutible de las uvas y los vinos.

Sea como fuere, y aún siendo sabedores del enorme poder de atracción que ejerce el albariño, esos expertos también sugieren que, por el perfil de Vega Sicilia, “quizás se incline por viñedos de altura”, es decir, plantaciones como las de Monterrei o Ribeira Sacra.

A la espera de acontecimientos, cabe apuntar que esta firma creada en 1864 en Valbuena de Duero (Valladolid), a partir de 18.000 sarmientos de uvas de cabernet sauvignon, merlot, malbec y pinot noir provenientes de Burdeos (Francia), tiene cuatro bodegas en España y una en el extranjero.

Las españolas son la propia Vega Sicilia, que en 1982 pasó a manos de David Álvarez, Alión, también en Ribera del Duero, Pintia, en Toro, y Macán, en La Rioja.

Junto a ellas, y desde hace tres décadas, Oremus, situada en Tolcsva (Hungría) y la única del grupo que elabora vinos blancos.

El objetivo, como queda dicho, es sumar esa sexta bodega en Galicia para producir albariño, sumándose así a la creciente lista de firmas vitivinícolas que confían en esta región para afrontar los nuevos y prometedores tiempos del vino y, particularmente, del albariño.