Para pieles sensibles, absorbentes y, sobre todo, biodegradables. Así se venden las conocidas como toallitas húmedas, un elemento de higiene personal que se ha ido introduciendo en casi todos los baños particulares en los últimos años, creando un problema invisible al ciudadano medio pero que trae de cabeza a los concellos y a los responsables del alcantarillado de todas las ciudades, los atascos y averías que producen en la red. O Salnés no es ajeno a esta circunstancia ya que en todos los municipios se han registrado problemas en mayor o menor medida, sobre todo en los pozos de bombeo por los que atraviesan, donde acaban obturando las cañerías y colapsando la red, con riesgo de provocar importantes vertidos.

Para que esto no ocurra, los concellos destinan miles de euros a evitarlo, cifras que no pueden dedicar a otros menesteres. Vilagarcía, el municipio con un mayor número de habitantes de la comarca invierte cada año 200.000 euros en desatascar las tuberías de la red de alcantarillado. "Es cierto que no todos los problemas los generan las toallitas húmedas o los elementos de higiene personal que se arrojan por el retrete, pero dos tercios de lo que gastamos es por esa causa", explica Lino Mouriño, concejal de Medio Ambiente de Vilagarcía.

La red de Vilagarcía está compuesta de 40 bombeos que trasladan las aguas residuales hacia la depuradora de Ferrazo y, en los principales, situados en el entorno de la plaza de abastos, en Carril y en Bamio, "el camión de una empresa especializada tiene que retirar todas las toallitas húmedas tres veces por semana para evitar que se atasque y se acaben averiando los bombeos". Esas visitas cíclicas se incrementan en el verano, cuando la población de Vilagarcía se incrementa de forma notable. Afortunadamente, el sistema está preparado para evitar que todos estos elementos lleguen a la EDAR. "Van quedando en los sucesivos filtros que tenemos, el último de ellos antes de que el agua entre en la EDAR, y en él retiramos de manera habitual cientos de miles de bastoncillos", explica Mouriño.

El edil reconoce que arrojar toallitas húmedas al retrete "es un verdadero problema para la red porque por mucho que pongan en sus envases que son biodegradables, o no lo son o tardan meses en degradarse por lo que acaban atascando el sistema".

Esos problemas no son exclusivos de Vilagarcía. La Mancomunidade gestiona, a través de la empresa concesionaria Espina & Delfín, unos 280 kilómetros de red, distribuida por los municipios de Vilanova de Arousa, Cambados y Ribadumia. En esos 280 kilómetros se recogen las aguas residuales de 13.200 usuarios, entre los que se encuentran casas particulares e industrias, alguna de ellas con productos contaminantes, y pese a ello, la lucha contra la retirada de las toallitas húmedas, palillos, preservativos o compresas es una de las que lleva mayores recursos. El gasto anual provocado por la retirada de todos estos desperdicios es de unos 130.000 euros, calcula la empresa concesionaria que se desglosaría en varias actuaciones diferentes, pero claves para evitar el colapso de la red por causa de los elementos higiénicos que se arrojan por el retrete.

Así, con periodicidad semanal y de forma preventiva, la concesionaria cuenta con un camión y un operario especialista para limpiar las bombas de los bombeos más importantes, así como para retirar las acumulaciones que se registran en ellos, actuación que tiene un coste de 40.000 euros aproximadamente. Unos 40.000 euros es el coste de acometer la reparación de las bombas o desatascar los bombeos cuando ya ha ocurrido la avería, ya que se deben utilizar equipos especiales al resultar prácticamente imposible deshacer la masa uniforme que se crea por causa de las toallitas.

La actuación más cara, sobre los 50.000 euros aproximadamente, se realiza con periodicidad semestral y de forma preventiva. Consiste en la utilización de un camión succionador de limpieza de colectores que, junto con un operario, actúa sobre las tuberías más problemáticas. Estas son aquellas que por su antigüedad, materiales y secciones obsoletas, o el incremento de aguas pluviales por no contar con una red separativa propician que las toallitas se acumulen, creen una enorme bola y acaben provocando un atasco que la colapse.

Además del coste económico, desde la empresa responsable de la red de la Mancomunidade no dudan en sumar el perjuicio medioambiental y la contaminación del entorno que ocasionan los desbordamientos que se registran en la red cuando resulta atascada por estos elementos de higiene personal.