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Kristin Hersh, actuación del Sinsal: “La vanidad y el alma nunca coinciden en la misma persona y al mismo tiempo”

“Nadie debería querer ser una rock star”, asegura la música que actúa con Sinsal en Vigo este viernes 19| “Producir una canción es construir un tema que no esté de moda”, añade

Kristin Hersh actúa esta tarde en Sinsal Vigo para presentar su nuevo álbum.   | // PETE MELLEKAS

Kristin Hersh actúa esta tarde en Sinsal Vigo para presentar su nuevo álbum. | // PETE MELLEKAS / mar mato

Mar Mato

Mar Mato

Han pasado justo 30 años de una de las canciones más hipnóticas de la música underground, “Your ghost”, de Kristin Hersh. El vídeo en blanco y negro, con la cantautora norteamericana acompañada por el entonces vocalista de R.E.M., Michael Stipe, guiados por la guitarra acústica y un chelo, aún resulta inquietante con ese fantasma dando vueltas alrededor. Fue el gran single de su álbum debut de su carrera en solitario tras comenzar a rodar con el grupo Throwing Muses desde los 80. En aquel 1994, Hersh era entrevistada por Lewis Largent para el mítico programa de la MTV “120 minutes” –que podemos rescatar en el bendito “YouTube”– en un momento en el que el grunge mandaba y Nirvana,Pearl Jam más Alice in Chains eran dioses. Hersh dejó atrás esa época. En la entrevista concedida a FARO señala que no la echa de menos por sexista y monitorizar excesivamente la música. Este viernes 19, la cantautora llega a Vigo para actuar en el Sinsal, en el MARCO, a partir de las 20.30. Presenta “Clear pond road”, su último álbum.

–“Clear pond road” es un título curioso para un disco y creo que parte de una señal que encontró con su hijo pequeño en una tienda.

–Sí, los dos nos descubrimos fijándonos en la misma señal en una tienda de segunda mano. Él es un joven surfero y yo una música adulta así que normalmente no nos interesan las mismas cosas. Nos dimos cuenta de que ambos queríamos calmar nuestros agitados corazones y pensamos que deberíamos tomar un camino metafórico hacia un estanque claro. Y cuando llegamos allí, lo que me llevó mucho tiempo, sentí que había ganado el derecho a titular el disco igual que la señal.

–¿Cómo fue la preparación de este álbum?

Estas canciones fueron compuestas en New Orleans durante la época del COVID después de que la gira de Throwing Muses fuese cancelada. Fue un tiempo efervescente viviendo en una pequeña casa de madera en esa loca ciudad. Había muchos pájaros y borrachos fuera pero dentro, reuniones familiares, noches estrelladas, miedo y gratitud.

–¿Por qué eligió “Bewitched reruns” como apertura?

–La producción musical es una obsesión para mí. Escribir canciones es un don, lo llevo muy dentro y llevo haciéndolo desde que tenía 9 años. Pero la producción significa construir el cuerpo de una canción que no está de moda, que no miente o manipula y que todavía está congelada en el tiempo. La única manera de grabar una canción y hacerla respirar es recreando el momento de la inspiración. Sin embargo, en el directo tienes un cuerpo que respira al que tienes que enviar el mensaje de la canción. El estudio se convierte en mi paleta de pintora. “Bewitched reruns” fue la primera canción en esta colección que me mostró cómo podría respirar mejor este disco.

–Algunas canciones hablan de una relación rota. ¿Cómo le afectó la ruptura con su exmarido?

–El final de 30 años de matrimonio y de una familia de seis miembros fue devastador hasta que se convirtió en una aventura de ojos abiertos. Hogar, amor, familia, luna... todo está atado a nuestros corazones así que se hace necesario en un cierto punto saltar del acantilado y dejar que la vida te recoja. Mis hijos y yo estamos muy unidos, focalizados en mantenernos seguros haciendo felices los unos a los otros. Las canciones reflejan esta aventura más que la ruptura de un corazón.

–¿Cómo ve el uso intenso de las redes sociales digitales?

–Es un proceso. Todavía tenemos sentidos, sueños y huellas dactilares: vidas reales. Como el capitalismo y la industria del entretenimiento colapsan, estas [las redes] se extienden en nuestras vidas a medida que se disipan, así que parece que están haciendo un daño que no son capaces de hacer. Sabemos que no somos productos a los que les piden venderse a sí mismos pero necesitamos experimentar el error con el fin de hacerlas menos peligrosas y vencerlas.

–¿Qué echa de menos en la escena musical actual respecto a la de los 90?

– ¡Nada! Eran tiempos horribles de venta corporativa, moda y sexismo. Hay muy poca música real en la industria musical. Hay unos pocos cantautores que viajan por el negocio con entusiasmo, pero generalmente nos mata. Somos mejores tocando música real en nuestras vidas reales, incluso si somos pobres o tenemos otros trabajos diarios. Las canciones, las canciones de verdad, florecen en las habitaciones, bajos, bares, jardines, fiestas... No son productos. Nadie debería querer ser una rock star. La vanidad y el alma nunca conciden en la misma persona al mismo tiempo.

–Le diagnosticaron esquizofrenia y trastorno bipolar. ¿Qué consejos le da a la gente en esta situación?

–Fui mal diagnosticada. Estaba disgustada porque tenía una vida triste y los profesionales de la salud mental querían que fuese feliz. Pero estar disgustada no significa estar loca. Me difuminaba en la música –disociación– lo que no es enfermedad mental pero sí un mecanismo de supervivencia. Mucha gente parece desear un diagnóstico, para liberarse de la responsabilidad y eso lo encuentro triste. Debemos encontrar nuestra fortaleza, nuestra capacidad para dar, para ser fuertes para otros. Si no ofrecemos lo que somos aquí, ¿cómo podemos ayudar a otros?