Los recursos de la naturaleza son numerosos, pero no inagotables, aunque durante muchos años se haya abusado de ellos como si parecieran ser infinitos. Parece que cada vez está más “de moda” proclamarse defensor del medio ambiente. Pero no basta con eso. Hay que trabajar en alternativas que aprovechen las, todavía incipientes, energías renovables. En la ciudad de Ourense se ha dado un paso hacia adelante con la implantación de cuatro calderas que se alimentarán de biomasa y que reducirán emisiones nocivas a la atmósfera y costes económicos.

Tras décadas de consumir a un ritmo frenético los recursos limitados de la naturaleza, parece que por fin comienza a calar en la sociedad la necesidad de buscar alternativas sostenibles y más respetuosas con el medio ambiente. Las tres erres, reducir, reciclar y reutilizar, llegan también al mundo de los combustibles. Las administraciones comienzan a caer en la cuenta de las ventajas de las energías renovables y empiezan a adaptar sus instalaciones.

Cuatro centros de trabajo de la Diputación Provincial de Ourense pasarán a utilizar calderas alimentadas con energía proveniente de biomasa. El Centro Cultural, el Pazo de Vilamarín, el taller de maquinaria de la Diputación y el Pazo de Deportes del Paco Paz contarán con agua caliente y calefacción gracias a este combustible. Las instalaciones generaran entre 125 y 350 kilovatios de mínimo. La inversión supera los 350.000 euros con todos los tributos incluidos y los equipos suministrados cuentan con garantía por un plazo de tres años.

Esta obra ayudará al “saneamiento” tanto de la naturaleza como de las cuentas. Por una parte, la utilización de biomasa supondrá la reducción en 400 toneladas las emisiones de CO2 a la atmósfera. Además supondrá un ahorro para la Diputación de cerca de 60.000 euros anuales.

Las obras, que en alguno de los edificios están muy avanzadas y que podrían comenzar a funcionar en este mes, forman parte de un convenio suscrito en febrero entre la entidad local y el Instituto Energético de Galicia (Inelga).

Según explican desde la Diputación, la elección de los edificios en los que instalar estas calderas se hizo comprobando la posibilidad de adaptación de las construcciones, además de tener en cuenta aquellos de mayor consumo energético, para que el ahorro que suponen las nuevas infraestructuras sea también mayor.

Este es un primer paso en la instauración y comprobación de la eficacia de las energías renovables. La Diputación asegura que el proyecto cuenta también con una cara ejemplarizante, con el que buscan demostrar que estas fuentes energéticas son seguras, efectivas y de confianza.

Alternativa a los combustibles fósiles

La biomasa supone una opción menos contaminante frente a los combustibles fósiles. Comprende todo tipo de materia orgánica, vegetal y animal, como leña, arbustos, restos de poda, o estiércol.

Como carburante supone una alternativa que se genera al mismo ritmo que se consume, siempre y cuando no se sobreexploten los recursos naturales. Cuando se combustiona libera el mismo CO2 que absorbió durante su crecimiento o que asimilaron las plantas que ingirió.

Si se consume de manera sostenible, el nivel de CO2 se mantiene constante, de manera que su utilización no contribuye al cambio climático. Además es beneficioso para el entorno por eliminar residuos y ayuda a reducir el riesgo de incendios. Parece configurarse como una buena alternativa para favorecer al medio ambiente.