El estrés y los malos hábitos disparan los problemas de fertilidad entre los vigueses

La ansiedad por el ritmo de vida actual reduce la calidad del líquido seminal | Casi la mitad de las consultas de reproducción asistida se dan por inconvenientes en hombres

Una profesional de una clínica de reproducción asistida de Vigo, con una muestra.

Una profesional de una clínica de reproducción asistida de Vigo, con una muestra. / Alba Villar

En las clínicas de reproducción asistida de Vigo se viene detectando en los últimos tiempos un importante aumento de problemas de fertilidad en los hombres. Es más, casi la mitad de las consultas para tener hijos de forma no natural se dan por la falta de calidad o cantidad de los espermatozoides. ¿Y a qué se debe esto? Los especialistas advierten que el estilo de vida frenético actual, con ansiedad y estrés provocados por el trabajo o las dificultades para conciliar, entre otros factores, generan un descenso en la calidad del líquido seminal. Todo ello deriva en una potencial esterilidad temporal, que se supera cuando la época de estrés se deja atrás, o permanente, cuando ese estrés es precisamente crónico.

La alteración hormonal provocada no solo por la ansiedad, sino también por los malos hábitos (falta de ejercicio, alimentación deficiente, sedentarismo...), repercute de forma negativa en los hombres, viéndose reducida la concentración, movilidad y morfología de los espermatozoide, sin contar otros problemas asociados como un descenso en la actividad sexual o disfunción eréctil.

Desde la clínica viguesa Nida, especializada en reproducción asistida, vienen tiempo reiterando los problemas de fertilidad entre los hombres que acuden a su centro y explican que hay dos posibles soluciones: o tratar de seleccionar aquellos espermatozoides con mejor potencial o, si esto no es posible, realizar un estudio genético de los embriones generados para descartar aquellos con anomalías. En caso de que no funcione ninguno de estos dos métodos, lo más efectivo sería ya acudir a un banco de semen.

Pero hay más factores vinculados al estilo de vida que tienen más importancia en la infertilidad masculina de lo que muchos creen. Entre ellos destacan hábitos de vida poco saludables como fumar, beber alcohol en exceso y otras drogas como anfetaminas, marihuana y anabolizantes, que hoy en día se toman con mucha frecuencia y perjudican enormemente la producción espermática, incluso cuando se pasa un tiempo sin tomarlos, advierten los expertos, que también añaden a la lista algunos antidepresivos y antibióticos, además de otros factores como el estrés o la depresión e, incluso, algunos trabajos como el de los soldadores en los que los testículos, si no están con la debida protección, sufren temperaturas muy altas.

Una de las circunstancias que más está afectando para llegar a esta situación, tal y como se apuntó en uno de los últimos congresos sobre Reproducción Humana y Embriología, es que “los tóxicos químicos disruptores endocrinos afectan al desarrollo del sistema reproductor masculino pero no parecen afectar al femenino”.

Así, las sustancias tóxicas que se encuentran en el entorno, en el ambiente y en nuestra alimentación alteran el sistema endocrino y actúan como hormonas femeninas. Se depositan en la grasa de los animales y de las personas de forma que, durante el embarazo, pueden provocar malformaciones en los genitales de los hijos varones y afectar a la calidad de su esperma en el futuro. En cambio, no afectaría a la gestación de una niña, ni tampoco perjudicaría a la calidad de los óvulos.

Por ello, más allá del estrés, el hombre está mucho más expuesto que la mujer a sufrir infertilidad por la acción de sustancias contaminantes. Estos disruptores endocrinos son de uso habitual en la industria, la agricultura y el hogar: pesticidas, plásticos, pinturas, barnices, moquetas, detergentes, tintes, las dioxinas que desprenden de las incineradoras de basura... que empeoran la calidad del semen y reducen el número de espermatozoides por cada eyaculación.

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