El autor del disparo accidental que hirió en una pierna a un amigo durante un forcejeo en la calle Puerto Rico de A Guarda ha confesado y está detenido como imputado de un delito de lesiones. M.P. P., de 46 años de edad, permanece en las dependencias de la Guardia Civil del puesto guardés, situadas provisionalmente en O Rosal, pendiente de declarar ante el juez.

El agente del Servicio de Vigilancia Aduanera, a quien se le cayó el arma cuando forcejeó con los dos jóvenes y la amiga de ambos tras reclamarles la devolución de objetos supuestamente robados de su casa, manifestó a personas de su entorno que actuó así porque "sentí que violaban mi hogar".

Después de una primera detención a cargo de la Policía Autonómica, que pasaba por el lugar y fue requerida por una mujer que les alertó de un disparo, y la posterior declaración realizada ante la Guardia Civil, el agente quedó en libertad, al igual que la mujer, compañera del detenido y el herido de bala que sigue ingresado en el Hospital do Meixoeiro. Los tres jóvenes ocupan, junto con otros más, una casa deshabitada situada en la misma calle Puerto Rico, muy cerca de la vivienda familiar del agente.

El detenido M.P. P. pasará mañana lunes a disposición judicial en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número Uno de Tui. Asumió ser autor del disparo del arma propiedad del agente que la llevaba encima y se le cayó al suelo durante el forcejeo que tuvieron los cuatro en plena calle.

Los jóvenes quisieron cogerla y fue el imputado quien manipuló el arma de forma que se disparó accidentalmente. Se trata de un revolver que posiblemente no tenía el seguro puesto.

El detenido fue quien en un movimiento colocó el dedo en el gatillo, con lo que giró el tambor y se produjo el disparo. Si fuese una pistola sería menos creíble la versión, pues hay que tirar de la corredera para subir la bala a la recámara y disparar.

El joven herido, que prestó declaración ante la Guardia Civil en el propio hospital, fue operado el mismo viernes, día en que ocurrieron los hechos y en el que ingresó por Urgencias para extraerle la bala. Se desconoce cuándo le darán el alta hospitalaria.

El agente del Servicio de Vigilancia Aduanera, vecino de la calle Puerto Rico, manifestaba ayer a personas de su entorno que se sentía "muy afectado por todo lo ocurrido".

Explicó que reclamó los objetos que le fueron sustraídos, entre ellos un ordenador, un televisor y un teléfono móvil que utiliza para el trabajo, después de entrar en su casa con su mujer y percatarse de que habían entrado en su interior impunemente para llevarse una parte de sus pertenencias. A ello se suma la sensación de inseguridad que le crea, al igual que al resto de la vecindad, el ver a cualquier hora del día o de la noche como se compra y vende droga en plena calle.

Aunque los vecinos mantienen la máxima reserva, se conoce la existencia de hurtos y robos, la mayoría sin denunciar por el temor a que los autores se ensañen con las propiedades en esta zona de viviendas unifamiliares con vistas al mar que antes era muy tranquila.