NARCOTRÁFICO

El uso de armas de guerra acrecienta el peligro de los nuevos narcos españoles

El perfil del traficante actual en el Estrecho ha cambiado y es más peligroso que antaño

Las nuevas generaciones, más jóvenes, más violentas y sin códigos

Agentes de Aduanas en el puerto de Algeciras; desde las viviendas los controlan los denominados 'puntos'.

Agentes de Aduanas en el puerto de Algeciras; desde las viviendas los controlan los denominados 'puntos'. / ALBA VIGARAY

David López Frías

El puerto de Algeciras está separado de la zona residencial de la ciudad por una lengua de agua de no más de un kilómetro de ancho. Desde esas viviendas se puede ver en todo momento el barco que atraca en las dársenas, el buque que sale del muelle, los contenedores que se descargan y las embarcaciones policiales que zarpan en busca de delincuentes. "Desde allí nos están vigilando los 'puntos' ahora mismo", nos advierte un agente del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA).

Los 'puntos' son los elementos de contravigilancia de las redes criminales que dominan el Estrecho. Son personas a sueldo del narco que, desde zonas como Algeciras, divisan que está saliendo un barco con agentes aduaneros o guardia civiles y avisan de inmediato a las narcolanchas, para que huyan a tiempo o tomen rutas alternativas y no sean apresados.

"Los narcos están invirtiendo mucho en contravigilancia", detallan estas fuentes a El Periódico de España, del mismo grupo editorial que este diario, hablando del perfil de los nuevos señores de la droga que mandan en España. Los perfiles han cambiado. Los sucesos de febrero en Barbate, cuando una lancha pasó por encima de una zodiac con guardia civiles y mató a dos de los agentes, no es más que una muestra de este cambio de paradigmas. Los nuevos narcos son cada vez más jóvenes y tienen menos escrúpulos, tal como demuestran este tipo de hechos.

Un agente de Aduanas vigila en la bahía de Algeciras.

Un agente de Aduanas vigila en la bahía de Algeciras. / ALBA VIGARAY

Bolas de petanca

Los nuevos narcos cuentan con nuevas formas de traficar. Nuevas rutas, nuevos códigos y nuevas formas de defenderse. Algunas realmente imaginativas: "A veces hemos capturado alguna lancha y hemos visto que dentro llevaban bolas de petanca. Les preguntábamos para qué llevaban eso ahí, pero no contestaban. Hasta que nos enteramos. Nos enteramos porque lo sufrimos en nuestras propias carnes", cuenta esta fuente de Vigilancia Aduanera. Y lo explica.

"Imagínate que vas persiguiendo a una de estas narcolanchas, que alcanzan velocidades de más de 50 nudos (100 km/h). Tú tienes que ir igual de rápido. Estais muy cerca, os estás alcanzando. En ese momento, desde la narcolancha lanzan una de esas bolas de petanca al aire. Si impacta en nuestro barco, le hace una avería importante. Si le alcanza en la cabeza a alguien de la tripulación, está muerto".

Detalles de la zona portuaria de Algeciras correspondiente a Aduanas, donde se acumulan las narcolanchas y vehículos de agua requisados por las fuerzas de seguridad en acciones contra el narcotráfico.

Detalles de la zona portuaria de Algeciras correspondiente a Aduanas, donde se acumulan las narcolanchas y vehículos de agua requisados por las fuerzas de seguridad en acciones contra el narcotráfico. / ALBA VIGARAY

Para despistar a los barcos que les persiguen cuentan también "con punteros láser militares. Si ya es molesto que apunten en los ojos con un láser normal, no te imaginas lo que es aguantar uno de esos de alcance militar, mucho más potente y que te puede dejar lesiones permanentes en los ojos".

Eso cuando no los reciben directamente a tiros, como ha ocurrido esta misma semana en la desembocadira del Guadalquivir, cuando unos narcotraficantes utilizaron armas automáticas de guerra contra los agentes que intervinieron para evitar un operativo que se saldó con nueve detenidos y 2.500 kilos de droga intervenidos.

Los códigos

"Antes había otros códigos. Había más respeto. La relación entre autoridades y delincuentes no dejaba de ser un 'gato y el ratón', como siempre. Pero cuando ellos se veían acosados, paraban, Ahora no. Ahora hay mucho niñato que tiene menos miramientos a la hora de hacerte daño. Si tiene que disparar, dispara. Si tiene que pasarte por encima, lo hace", asegura un veterano del SVA.

Este cambio de actitud también se debe "a que ellos mismos tienen cada vez más presión de las propias mafias que los emplean. Es decir: cada cargamento de droga entregado es un peldaño de ese piloto para ascender en el escalafón y cobrar más. Pero cuando no consigue entregar un cargamento, ese piloto le debe un viaje a esa mafia. Entonces, hacen lo posible para no tirar la carga. Entre ellos se protegen, despistan. Si hay varias embarcaciones por la zona, van a por ti".

Cuenta esta fuente que lo que sucedió en Barbate en febrero "no es un hecho aislado. Justo un mes antes, nuestra patrullera Fénix III sufrió un intento de embestida por parte de varias narcolanchas, durante la persecución a una de ellas que iba cargada de gasolina". Los conocidos como 'petaqueros', que son los que surten de combustible a las narcolanchas, van escoltados por otras embarcaciones de estas redes criminales, que hacen lo posible para que la carga, sea droga, gasolina o víveres, lleguen a su destino.

"Tuvimos que acabar disparando para repeler esos ataques", cuentan estos testimonios, que recuerdan que "en alguna otra ocasión nos han amenazado con machetes. Pero machetes de esos de ir cortando por la selva. Nos hacen el gesto de cortar el cuello. El último que nos amenazó con un cuchillo de grandes dimensiones fue en Estepona. Todo eso se puede comprobar porque lo graban y lo cuelgan en sus redes sociales".

Ostentación

Esa es otra de las características de estos nuevos elementos que conforman las nuevas redes del narcotráfico, que "les gusta fardar. Antes eran más discretos. Ahora llevan unos años colgando todas sus 'hazañas' en redes sociales. Especialmente en Instagram y en Tiktok. Son jóvenes y les gusta presumir de vida narco. Igual te cuelgan vídeos atacando a las autoridades, que ellos tumbados en camas llenas de dinero".

Este tipo de contenidos "los encontramos de forma muy habitual en sus teléfonos móviles. Cuando pillamos a alguno y se revisa el terminal, hemos llegado a encontrar vídeos en los que salen sus hijos, críos de 4 o 5 años, abanicándose con fajos de billetes. O tartas de cumpleaños de las que no deja de salir dinero. O fiestas de cumpleaños donde hacen ostentación de dar regalos muy caros. Eso para ellos es una forma de prestigio".

Miembros de Vigilancia Aduanera, antes de zarpar del puerto de Algeciras.

Miembros de Vigilancia Aduanera, antes de zarpar del puerto de Algeciras. / Alba Vigaray

Vídeos en los que no sólo sale dinero: "También cuelgan vídeos mostrando las vestimentas horteras que llevan; ropa de marca para fardar. Hay que tener en cuenta que muchos de los que conforman estas redes de narcotráfico son críos. Gente muy joven que a menudo ni siquiera acaba la ESO. Eso es algo que también vemos en los mensajes de los teléfonos cuando los capturamos: mucha falta de ortografía, una forma de escribir que denota muy poca formación académica".

Pilotos marroquíes

Dentro del nuevo escenario del narcotráfico en el Estrecho y Campo de Gibraltar, las narcolanchas se fabrican en Portugal (porque en España son género prohibido desde 2018) y los pilotos más temidos son los que proceden de Marruecos. "Tienen menos miramientos a la hora de embestir", explican fuentes policiales a El Periódico de España. "Al principio se creía que a los guardia civiles en Barbate los mataron unos individuos que ahora resulta que no fueron. Y nosotros sospechamos que los que embistieron fueron pilotos de Marruecos".

"Es muy fácil para ellos huir a Marruecos. En menos de media hora están en su país. Y no hay tratados de colaboración con las autoridades de allí. Los pilotos marroquíes no tienen nada que perder. Regresan a su país después de liarla aquí y no les pasa nada. Por eso se atreven más que los pilotos españoles", concluyen.

Estas redes de narcotraficantes "cada vez tienen más dinero, porque ahora hacen tratos con los narcotraficantes latinoamericanos de la cocaína. Hacen intercambios en alta mar: hachís por cocaína. A menudo es un intercambio de 1 por 1. Un fardo de hachís a cambio de uno de cocaína. Otras veces el intercambio es de 1 por 2. Un fardo de cocaína por dos de hachís. Pero sea como sea, les supone una rentabilidad mucho más alta, porque aquí la cocaína está mucho más cara".

Ese dinero lo invierten "en contravigilancia. En radares, en drones y cámaras térmicas. Cada vez están nás equipados, mejor armados. La lucha es desigual porque el dinero que tienen ellos es infinito. Nosotros no. Las autoridades tenemos que esperar a que se aprueben presupuestos, partidas, etc. Siempre van a ir por delante", lamentan los agentes que han de perseguir al narco, sabiendo que se exponen a que estos nuevos delincuentes les pasen por encima. Literalmente.