La brecha de la longevidad entre mujeres y hombres se hace cada vez menor

Un estudio internacional confirma la reducción de la diferencia en la esperanza de vida entre ambos sexos, debido en parte al aumento de mortalidad por tabaco en el femenino

Una pareja de mayores pasea en Ourense. |   // BRAIS LORENZO

Una pareja de mayores pasea en Ourense. | // BRAIS LORENZO / Rafa López

Rafa López

Rafa López

La brecha de la longevidad entre mujeres y hombres, aunque se mantiene favorable a las primeras, es cada vez menor. Así lo confirma un estudio que se acaba de publicar en la revista científica “PLoS ONE” a partir de datos y proyecciones para 194 países correspondientes al periodo entre 1990 y 2030. Una de las causas principales de este fenómeno es algo ya observado: el aumento de la mortalidad entre mujeres debido a cánceres y enfermedades respiratorias asociadas al consumo de tabaco.

Los autores del estudio (David Atance et al. Convergence and divergence in mortality: A global study from 1990 to 2030), un equipo de investigación que incluye científicos de las universidades de Alcalá, Barcelona, Oxford y Londres, apuntan que la diferencia de la esperanza de vida entre los dos sexos, fruto del efecto perjudicial de trabajos obreros en los varones, se reducirá, aunque persistirá en el futuro porque los hombres tienen un riesgo más elevado de sufrir ciertas enfermedades.

Jesús Adrián Álvarez, actuario especializado en longevidad en ATP Fondo de Pensiones y miembro del consejo directivo de la Sociedad de Demografía Danesa, que no participó en el estudio, señala que los hallazgos están “en línea con investigaciones previas, las cuales señalan que la brecha de longevidad entre hombres y mujeres se ha reducido en países con economías de altos ingresos”. “Sin embargo –continúa este experto–, esta reducción no significa necesariamente que los hombres vivan más que las mujeres. Las estadísticas señalan que una de las causas principales de este fenómeno es el aumento de muertes entre mujeres debido a cánceres y enfermedades respiratorias asociadas al consumo de tabaco, lo cual se traduce a mayores pérdidas en esperanza de vida de mujeres en comparación a la de los hombres”.

En declaraciones a SMC, Álvarez recalca que, pese a registrarse ciertas convergencias en indicadores de longevidad entre regiones, persisten diferencias marcadas entre países. Pone el ejemplo de España y Nigeria, con una diferencia de longevidad de tres décadas: “Los españoles viven en promedio 83 años, mientras que el promedio de vida en Nigeria es solo de 53 años. Esta simple comparación da una idea de la magnitud de las desigualdades mundiales que predominan en la actualidad y que muy probablemente prevalecerán por muchos años más”, argumenta.

Este experto recuerda que “vivir más años no significa que las personas vivan más sanas”, y que para cuantificar esto es necesario medir el número de años que una persona vive con buena salud. “La combinación de indicadores de longevidad y de salud permite una perspectiva completa de la calidad y la duración de la vida humana”, explica Jesús Adrián Álvarez.