Máxima protección para el corredor atlántico de aves entre Asturias y el sur gallego

El Gobierno central lo incorpora en la Red Natura 2000 | Más de 1,6 millones de pájaros paran o cruzan Galicia en su migración

La foz de Sabarís en la ensenada del Miñor es uno de los espacios de paso de aves en Galicia. |   // R. GROBAS

La foz de Sabarís en la ensenada del Miñor es uno de los espacios de paso de aves en Galicia. | // R. GROBAS / mar mato

Mar Mato

Mar Mato

La zona del noroeste de España es un paso importante para cientos de miles de aves migratorias del mundo. Una de ellas es el alcatraz atlántico. Cerca de un millón de pájaros de esta especie pasan cada año por Galicia en su vuelo post-nupcial. Otras 300.000 pardelas pichonetas atraviesan la comunidad en su recorrido desde las Islas Británicas al sur del globo. Incluso hay especies que viajan de Estados Unidos o Siberia y que pasan por la zona noroeste español en su migración anual. Desde el Gobierno español han decidido darles la máxima protección integrando totalmente el corredor atlántico de aves en las zonas de la Red Natura 2000.

Hasta ahora, diferentes retazos de la costa gallega contaban con esta protección pero con el arranque del año se amplían las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) en la costa gallega y el cantábrico occidental otorgándole una unidad. De esta manera, desde el sur de Galicia hasta Asturias, se establece el denominado “Corredor migratorio galaico-cantábrico occidental”, lo que supone una autopista de aves migratorias en el atlántico español.

No es el único cambio en la Red Natura 2000 en el Estado. El Ministerio para la Transición Ecológica también ha ampliado el espacio Estrecho occidental como ZEPA. Además, propondrá a la Comisión Europea como Lugares de Interés Comunitario (LIC) el espacio marino Cañones de Alicante, el Canal de Ibiza, los Montes submarinos del suroeste de Canarias; los montes submarinos del noroeste canario y el Espacio marino Jaizkibel-Capbretón frente a la costa vasca. La previsión es que el organismo europeo no ponga impedimentos.

Desde SEO/Bird Life y Oceana aplauden la iniciativa en su conjunto. El coordinador nacional del programa marino de la primera entidad, José Manuel Arcos, destaca que llevaban trabajando desde 2017 para la inclusión total del corredor galaico-cantábrico en la Red Natura “viendo lo que se venía encima con el desarrollo eólico marino. Dejar parches dentro del corredor podría representar un problema importante”.

¿Quiere decir esto que no se podrán instalar molinos marinos en la franja costera gallega? Arcos confía en que el Gobierno “respete la premisa de que los espacios marinos de la Red Natura que son ZEPA quedan fuera del desarrollo eólico”.

No obstante reconoce que “la amenaza de la eólica marina no queda del todo descartada al haberse designado Zonas de Alto Potencial para el Desarrollo de la Energía eólica marina (ZAPER)”.

Esto evidencia que solo con la etiqueta de protección no basta. “Lo ideal –apunta José Manuel Arcos– es que este espacio protegido tenga un plan de gestión que regule las actividades que se puedan desarrollar en él. De esta manera, se buscaría la compatibilidad entre los usos humanos y los valores a conservar. Más que prohibir hay que minimizar impactos y prohibir las actividades más dañinas”.

La protección de la autopista de aves entre el sur gallego y Asturias es vital ya que más de 1,6 millones de aves la cruzan cada año. Al millón de alcatraces atlánticos y las 300.000 pardelas pichonetas hay que sumar más de 200.000 pardelas cenicienta atlántica; 100.000 pardelas sombrías; y otras especies, algunas raras por estos lares, como la gaviota de Sabine que resulta extraño verla en Europa.

Desde Groenlandia

Las procedencias de estos pájaros son diversas: Siberia, Estados Unidos, Islas Británicas, Islas Baleares, el hemisferio sur... La pardela sombría, por ejemplo, se cría en el sur y en un momento del año pone rumbo al Atlántico Norte para llegar a Groenlandia. En su regreso al origen, una parte significativa de los ejemplares para en la costa occidental de Europa, muchas eligiendo Galicia para coger fuerzas en su trayecto.

Los colectivos ecologistas prometen seguir trabajando para lograr la protección del 30% de la superficie terrestre y marina en el año 2030. Con la nueva ampliación, se llega al 21% de la superficie marina protegida frente al 12,3% que se registraba hasta finales del pasado año.