Los plaguicidas acaban con las abejas, los transgénicos se hacen habituales en la industria alimentaria y cada vez son más los locales de comida rápida que se reparten por la ciudad, a pesar de que varias universidades españolas alertan de su posible vínculo con estados depresivos. Ante este panorama, son muchos los que deciden volver a lo tradicional y potenciar los alimentos ecológicos como una alternativa saludable y responsable con el medio ambiente.

¿Eco qué?

En líneas generales, los alimentos ecológicos se caracterizan por no tener adictivos sintéticos, ni pesticidas ni organismos genéticamente modificados. Ahí está su éxito potencial, en su valor natural y respeto medioambiental.

Técnicamente, los alimentos ecológicos, "bio" u orgánicos están amparados por el reglamento 834/2007 de la Unión Europea que establece la legislación sobre producción y etiquetado de los productos ecológicos.

La producción ecológica combina las "mejores prácticas ambientales, un elevado nivel de biodiversidad, la preservación de recursos naturales y la aplicación de normas exigentes sobre bienestar animal". Mientras hace unos años eran minoritarios, hoy el auge de estos productos ha comenzado.

El bum de la agricultura ecológica -España es líder en producción ecológica en Europa- , con 5 veces más superficie cultivada en Galicia que en 2002 y una facturación récord en 2013, está ayudando a revitalizar el mundo rural.

Ángeles García, de la Finca familiar Puchadiza, lleva, desde el 2001, los productos frescos de As Neves a lugares tan distantes como Extremadura y Andalucía y, por supuesto, a toda Galicia. Aunque el trabajo es duro, Ángeles reconoce que está muy satisfecha. "Saber que estás mejorando la salud de la gente es muy gratificante", se congratula.

Lo cierto es que la mayoría de las personas están cada vez más concienciadas con los productos naturales, a la vez que denuncian que la fruta de los lineales de las grandes superficies carece del sabor de antaño. "Ayer me llamó un chico de Córdoba sorprendido con lo rica que estaba nuestra fruta", señala García, que apunta la necesidad de volver a comer los productos que aporta la naturaleza en cada época del año. En Puchadiza recogen la fruta, ya madura -al contrario que las grandes producciones que muchas veces acostumbran a recogerla todavía verde- el fin de semana y la envían el lunes.

Los productos "bio" se están convirtiendo en un salvavidas para muchas familias del rural. Sara Cifuentes, de Biochusa (Mondariz), señala la oportunidad que supone la agricultura ecológica. "Hai mucha desconexión con el rural, lo normal sería comer aquello que tenemos cerca, por sabor y frescura", comenta. Los consumidores valoran la cercanía, conocer a los productores y servir de apoyo a la comarca, asegura Cifuentes, que forma parte de la Asociación de Productores Ecológicos Gallegos.

¿Dónde comprar?

La defensa de los productores, mayoritariamente locales y organizados en torno a pequeñas explotaciones, es una de las peculiaridades de estos productos. Así, los canales de distribución suelen ser directos y sin intermediarios. Aunque los ecológicos comienzan a venderse en las grandes superficies, muchos productores recomiendan la compra directa a través de internet o en tiendas especializadas, más sensibles con las necesidades del agricultor. Se trata de potenciar la agroecología: producciones pequeñas, locales y con productos de temporada.

En Vigo, la Cooperativa Árbore, es un referente en cuanto al consumo consciente local. Cuenta Cándido Martínez que hace 12 años, cuando constituyeron la cooperativa, "era muy difícil acceder a productos ecológicos, tanto frescos como elaborados, por lo que 60 personas nos organizamos y decidimos crear la cooperativa".

Hoy, la tienda de Árbore cuenta con más de 2.000 referencias en su catálogo e intentan, dentro de los medios disponibles, conseguir todos los productos con los que poder llevar una vida 100% ecológica. En cuanto a la agricultura y obviando los beneficios en la salud, para Cándido no hay otra opción que no sea la ecológica pues "la agricultura convencional depende mucho del petróleo por los pesticidas empleados, cuando el petróleo escasee que me expliquen qué pasará", reflexiona.

Pero no todo es agricultura, al final se trata de una opción de vida. "Si te preocupa tu salud, si te preocupa el abandono de los campos o si te preocupa qué mundo vamos a dejar, acabas por decantarte por el consumo ecológico. Con cada compra podemos marcar una pequeña diferencia", sostiene el socio de la cooperativa.

Coincide con esta filosofía Rodrigo Varela, que empezó a comprar productos ecológicos hace cuatro años al asistir con preocupación ante la deriva que sufre el sistema de consumo de masas. "Cuando vamos a una superficie comercial, muchos de los productos que podemos comprar no son locales sino que recorren cientos de kilómetros hasta llegar a nosotros. Con el gasto en combustible que supone, ¿cómo consiguen que sean tan baratos?", se pregunta y añade que "se debe al proceso industrial que daña la naturaleza y explota a poblaciones locales. Debemos buscar un mundo más justo y defendiendo la soberanía alimentaria basada en circuitos cortos y, por supuesto, conseguir que los trabajadores del campo reciban la remuneración que se merecen".

En la calle Padre Don Rúa, entre la Plaza Elíptica y Venezuela, está el supermercado ABC de Bio. Con cinco meses de vida, se está haciendo un hueco entre los consumidores vigueses de productos ecológicos. "Llevamos mucho tiempo con ganas de montar algo así en Vigo y vimos la oportunidad", confiesa Iago Martínez, uno de los dueños del local, que asegura que "vamos despacito pero con buena letra".

El súper tiene ya en torno a 1.600 productos en su catálogo y continúan subiendo. Aunque los productos "eco" se asocian a frutas y verduras, el inventario va mucho más allá. "La gente se extraña cuando ven que hay hasta ginebra", explica Iago. La agricultura es la parte principal pero hay productos de todo tipo, desde refrescos a helados o cremas corporales, incluso algas. La pacense Algamar dispone de un amplio surtido de algas para servir crudas, hervidas o fritas a los comensales más exigentes y es que, aseguran, son "ricas en proteínas, minerales y vitaminas".

A pesar de las escasas ayudas al sector, tanto productores como vendedores aseguran: "Quien prueba estos productos repite y en la mayoría de los casos no vuelve al convencional".