PEDIATRÍA

Convulsiones febriles en los niños: Cómo son, cuando asustarse y qué podemos hacer

Cualquier infección banal con fiebre es capaz de desencadenar una convulsión febril.

¿Tu hijo tiene fiebre? Sigue estos consejos de los expertos para tratarla.

¿Tu hijo tiene fiebre? Sigue estos consejos de los expertos para tratarla. / Peoplecreations. FREEPIK

Las convulsiones febriles son uno de los cuadros que más asustan a las familias y el principal motivo del temor a la fiebre.

Una convulsión febril es una respuesta del cerebro frente a la fiebre que se produce en algunos niños sanos.

Es una manifestación frecuente que puede presentar a tu hijo, por lo que es importante conocerlo, saberlo identificar, saber cómo actuar, solicitar ayuda en caso necesario y consultar posteriormente a tu pediatra o a un servicio de urgencias.

A pesar de esto, “habitualmente no tienen ninguna consecuencia en la salud del niño”, tranquiliza el doctor Pedro Viaño, miembro de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y pediatra en el Hospital do Salnés.

¿Qué es exactamente una convulsión febril?

Una convulsión es una contracción muscular involuntaria producida a raíz de una descarga neuronal.

En el caso de las convulsiones febriles se trata de “una respuesta del cerebro ante la fiebre que se produce en algunos niños sanos entre los 6 meses y los 5 años de edad”, define el pediatra.

Casi siempre ocurren en los dos primeros días de fiebre. Además, después del primer episodio, 1 de cada 3 niños tiene otra convulsión.

madre sosteniendo termometro manos nina enferma acostada cama manteniendo palma mano forehea sufriendo alta temperatura

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¿Cuáles son los síntomas?

  • El niño pierde bruscamente la conciencia
  • El cuerpo puede ponerse rígido y empezar con sacudidas o quedarse completamente flácido.
  • Es frecuente que la boca adquiera una coloración violácea y quede cerrada con fuerza.
  • Mirada perdida.

“Suele durar poco tiempo y se soluciona sola, generalmente en menos de 5 minutos. Al final, el niño suele dormirse o se queda confuso”, señala Viaño.

¿Qué las causa?

Son de origen desconocido, es decir, no se sabe más allá de que son provocadas por infecciones víricas. Cualquier infección banal con fiebre es capaz de desencadenar una convulsión febril.

Eso sí, el médico explica que hay algunos factores que aumentan el riesgo de sufrir una convulsión febril:

  1. Edad temprana. La mayoría de las convulsiones febriles ocurren en niños de 6 meses a 5 años, y el mayor riesgo ocurre entre los 12 y los 18 meses de edad.
  2. Antecedentes familiares. Algunos niños heredan la tendencia familiar de tener convulsiones al tener fiebre. Además, los investigadores han asociado varios genes a la susceptibilidad a las convulsiones febriles.

¿Qué hacer frente a una convulsión febril?

  • Coloca al niño tumbado de lado, esto le permitirá respirar mejor
  • Alejarle de objetos con los que pueda darse un golpe
  • No introducirle nada en la boca: no se “tragará” la lengua
  • Quitar las prendas de vestir que puedan hacerle daño
  • Es aconsejable que los padres mantengan la calma y estén en contacto con el servicio de emergencias durante la crisis.

Cuando haya concluido el episodio, tranquiliza a tu hijo con delicadeza. Es mejor que los niños permanezcan estirados hasta que les apetezca moverse por su propia iniciativa.

Tras una crisis convulsiva, los niños suelen estar cansados, confusos o agotados y pueden caer en un profundo sueño. No intentes despertar a tu hijo si respira con normalidad.

Tampoco intentes alimentarlo ni ofrecerle bebida hasta que se despierte y esté completamente alerta.

primer nino termometro

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¿Cuándo debe consultar de nuevo a un servicio de urgencias?

“En la primera crisis es conveniente acudir a un centro sanitario para saber la causa de la fiebre, aunque generalmente el niño no necesitará ser hospitalizado”, aclara Viaño.

Es aconsejable consultar de nuevo si se repite la convulsión, si dura más de 15 minutos o el niño sólo mueve una parte del cuerpo, se encuentra adormilado, decaído o, por el contrario, muy irritable.

También es apropiado acudir al pediatra si la convulsión ocurre después de las primeras 24 horas de fiebre o se queja de dolor de cabeza intenso y vomita.

¿Qué consecuencias tiene?

Las convulsiones febriles tienen buen pronóstico y no ocasionan problemas neurológicos posteriores, ni daño cerebral ni aumento del riesgo de epilepsia. Son niños normales y deben llevar una vida normal.

¿Cómo se puede prevenir?

“Ni las medidas físicas (paños de agua tibia, baño o ducha de agua tibia) ni la administración de antitérmicos (paracetamol e ibuprofeno en mayores de 6 meses) previenen la aparición de convulsiones febriles”, sentencia el pediatra.