El niño no se duerme, quiere ir a la cama con mamá, se despierta... cuidado con el insomnio infantil aprendido

En torno a un 30% de los niños españoles de entre 3 meses y 5 años tiene dificultades con el sueño a lo largo de su desarrollo. Hay niños a los que les cuesta conciliar el sueño y otros que se despiertan de forma reiterada durante la noche. 

Pues bien, muchos de estos pequeños, concretamente un 14% de los niños mayores de 5 años, sufren un tipo de insomnio denominado por los expertos como insomnio infantil aprendido, que es una evolución del insomnio infantil provocado por hábitos incorrectos.

De esta cifra solo el 5% responde a causas médicas. Y el resto está causado por hábitos conductuales.

Signos del insomnio infantil aprendido

El doctor Francisco Segarra, director de la Unidad del Sueño doctor Estivill del Hospital Universitari General de Catalunya, explica que las características clínicas de esta patología consisten en: 

• Dificultad para iniciar el sueño solos. 
• Tardar mucho, más de media hora, en quedarse dormido. 
• Tener despertares nocturnos que incluyan la consiguiente visita a la cama de los padres. 
• Demanda de "co-sleeping" (dormir en la cama con los padres).

Un problema de hábitos de sueño

Normalmente, el niño cuando acude a la cama de sus padres habla de su problema o esgrime razonamientos elaborados, fácilmente creíbles por los padres que, frecuentemente, sucumben a sus demandas porque se producen a altas horas en la madrugada. 

Los niños, cuando se les pregunta, refieren dificultad para poder dormirse, "miedos durante la noche" etc., pero en realidad lo que desprenden estos argumentos es una inseguridad en su hábito de sueño.

El doctor Segarra detalla que:

• “El niño se siente inseguro en el momento dormir, igual que ocurre con cualquier otro hábito que no se ha aprendido correctamente, porque desde siempre ha tenido problemas para dormir. La dificultad para quedarse dormido genera ansiedad, esta ansiedad aumenta las dificultades para dormir y se crea un círculo vicioso del cual el niño no sabe salir”.

Además, esto afecta a la socialización del menor puesto que como consecuencia de esta patología “rehúsa ir a dormir a casa de otros niños, no quiere ir de colonias o campamentos en verano y el hecho de acostarse no le resulta agradable, porque se ha instaurado la inevitable ansiedad anticipatoria”, añade el especialista.

Consecuencias diurnas de la falta de descanso

Esta patología repercute en la esfera intelectual, los niños tienen problemas de rendimiento escolar a consecuencia del mal dormir.

Pero también afecta al ámbito afectivo, ya que la situación irregular de su sueño les provoca sentirse distintos o inferiores a los demás niños, y aumentan los problemas de conducta, irritabilidad e impulsividad.

Y no solo en los niños.

Los padres y los hermanos son también afectados por esta falta de sueño que provoca en ellos insatisfacción, preocupación por la situación e incapacidad de resolverla, ya que lo han intentado "todo", desde las "buenas palabras" hasta los castigos.

Las repercusiones diurnas son importantes, tanto para los niños como para los padres.

¿Se puede tratar?

Lo primero que hay que saber es que, según muchos expertos del descanso, los hábitos de sueño empiezan desde que el niño se levanta hasta que se acuesta. Así que, si se recuperan estos hábitos, es posible remediar el insomnio infantil aprendido. 

• El doctor Ferrer explica que el tipo de tratamiento va a depender de la edad del niño. Y en el caso de los más mayores, las conductas desarrolladas alrededor de su mal hábito hacen que el abordaje sea más complejo.

Además, advierte que, en algunas ocasiones, también los padres tienen malos hábitos adquiridos en relación con el sueño de los niños, lo que hace más complejo el tratamiento. “Por ello, es imprescindible realizar la aproximación terapéutica conjuntamente padres y niño”.

El especialista en sueño del Hospital Universitari General de Catalunya confirma que:

• "La evidencia científica demuestra que los tratamientos conductuales son el tratamiento de elección en estos casos, ya que ayudan a reducir las resistencias y la ansiedad que presentan los niños para irse a la cama, así como los despertares nocturnos con la incapacidad de dormirse otra vez solos”.

Como señala Francisco Segarra, “en mayores de 5 años, los tratamientos conductuales más eficaces son:

• Los basados en la exposición con refuerzo Positivo
• Las adecuadas rutinas de sueño
• La intención paradójica, una técnica empleada para eliminar la ansiedad anticipadora que es lo que dificulta conciliar el sueño
• La educación a los padres para que estos puedan intervenir como co-terapeutas”.