La convicción de que "todo el alumnado y muchas familias" conocían el hackeo y de que los profesores del IES Manuel García Barros fueron "los últimos en enterarse" llevó al claustro a decidir suspender el acto de despedida de segundo de Bachillerato que se celebraba desde hacía años. Así se desprende, según pudo saber esta Redacción, de la respuesta que la directora del centro ha dado al escrito en el que el pasado jueves la Federación Provincial de APAS (Fanpa) liderada por Rogelio Carballo dirigió al centro, pidiéndole que se informase a la ANPA del García Barros de la "situación real", que clarificase por qué el claustro acordó suspender el citado acto al entender que ello era un "castigo generalizado que proyectaba sombras sobre todo el alumnado y las familias", pagando "justos por pecadores" y efectuando una "inversión de los valores de justicia, equidad y responsabilidad que se deberían promover, creando de este modo un mal clima de convivencia entre la comunidad educativa".

Pues bien, según pudo saber esta Redacción, la directora del centro, Gisèle Maïssa, respondió a ese escrito ya el viernes, negando tajantemente tales acusaciones. que la suspensión del acto de despedida alterase el plan de convivencia del centro y que fuese una medida "ilegal o abusiva" como apuntaba Fanpa. Por el contrario, destacó que se trata de un acto voluntario que se organizaba desde el centro porque les gusta despedirse de los alumnos, que estos estén "todos juntos" y también "poder decirles que estábamos muy contentos de su conducta, de sus valores, de su forma de ser" y de "su personalidad". Para ello suelen entregarle un diploma de recuerdo, una orla y "un aplauso de toda la comunidad educativa". Pero ese no fue "el caso" en esta ocasión.

Desde la Dirección del centro se expresa total disponibilidad a informar a la ANPA, a Fesanpas o a la propia Fanpa si desean conocer lo que sucede pero se remarca que la motivación del acto de despedida está clara. Los docentes creen que "el alumnado implicado nos engañó", instalando un programa en los ordenadores de las aulas para grabar todo lo que en ellos se tecleaba, teniendo así acceso a las cuentas privadas -"médicas, bancarias y demás"- de los profesores además de acceder al Xade (que contiene información relativa a notas y faltas de asistencia del alumnado) e incluso a "exámenes transmitidos por unos profesores a otros". Y esto ocurrió "desde mucho tiempo atrás", según apuntó la directora del centro en su respuesta a Fanpa.

Y mientras se esclarecen las "responsabilidades" , "de un modo policial con las denuncias interpuestas por el centro y por las que van a interponer los profesores de modo personal", el centro -que se mantiene fiel a las directrices de mutismo total que le marca la Xunta- tramita varios expedientes informativos. Su directora niega tajantemente que hubiese alguna negligencia por parte del profesorado "porque en ningún momento se dejaron los correos abiertos en las clases" ni se usaron "cuentas personales en horario y para actividades profesionales" dado que los docentes tienen "que entrar en Xade para hacer constar las ausencias y las notas del alumnado".

Incidió, además, en que ni el alumnado implicado ni sus familias ejercieron los citados valores de justicia, equidad y responsabilidad. Y que le hubiera gustado que su alumnado no actuase como lo hizo, considerando que "por acción o por omisión son culpables, encubridores o sabedores". Por último, también le hubiera gustado que "las familias pudieran indignarse por lo ocurrido" dándose "cuenta de la responsabilidad de sus hijos en los hechos y que su indignación no fuera solo por la suspensión del acto".