El Concello de Vilagarcía de Arousa, en coordinación con la Policía Nacional, puso en marcha un dispositivo de seguridad en el mercadillo local que impidió la extensión del conflicto entre vendedores de los clanes gitanos "morones" y "zamoranos", iniciado en el sur de la provincia y que amenaza con reproducirse en otras plazas. El centro de la ciudad, donde se lleva a cabo el mercadillo local, quedó prácticamente blindado por la masiva presencia de efectivos policiales, incluidos los refuerzos de los antidisturbios y miembros de la Policía Local.

Las zonas más controladas fueron las de la Praza do Castro y de la avenida da Mariña, donde habitualmente conviven los puestos de los vendedores ambulantes de ambos grupos. De hecho, en O Castro, donde familiares directos del portavoz de los "morones", Sinaí Giménez, tienen reserva de puesto desde hace años, el pasado martes éste fue identificado en una actitud presuntamente amenazante hacia unos autónomos rivales, aunque nadie presentó denuncia de forma oficial.

Ante los conflictos creados en otros mercadillos (el último de ellos el pasado viernes en Redondela con un enfrentamiento entre vendedores a palos y barras de hierro), y los indicios de que había un grupo de ambulantes ajenos a los puestos habituales de Vilagarcía que intentaban ocupar los espacios vacantes de los vendedores presuntamente represaliados, el gobierno municipal decidió tomar cartas en el asunto.

En coordinación con la Subdelegación del Gobierno se coordinó una estrategia con medidas para garantizar la seguridad de vendedores y usuarios del mercadillo vilagarciano. Por parte municipal se decidió no autorizar la ocupación de los puestos vacíos que son de concesión de los vendedores del clan de los "zamoranos".

Cabe destacar que el Concello de Vilagarcía de Arousa cuenta desde hace décadas con un sistema de reserva de espacio para los puestos del mercado, por el que los autónomos ambulantes abonan un canon anual, además de la tasa correspondiente por cada día de instalación.

Desde primeras horas de la mañana los efectivos de la Comisaría, apoyados con la presencia de cinco grilleras de antidisturbios de la Policía Nacional, junto con agentes de la Policía Local, se encargaron de velar por la seguridad ciudadana en toda la zona del mercadillo, mientras el representante del servicio de Mercados del Concello denegaba la ocupación de espacios de los concesionarios ausentes por parte de vendedores sin autorización ni licencia municipal.

Mientras se montaban algunos puestos se produjeron momentos de tensión y discusiones entre algunos vendedores de familias gitanas, pero la fuerte presencia de policías uniformados (a los que también se sumaban otros de paisano) lograron calmar los ánimos.

Solo quedaron sin instalación una docena de tenderetes en la zona de O Castro, en el callejón del hotel A Plaza y en la avenida da Mariña que corresponden a vendedores "zamoranos" y el mercadillo se desarrolló en medio de fuertes medidas de seguridad, sin que se produjeran incidentes.

El Concello advierte de que no está dispuesto a tolerar que en esta plaza se reproduzcan los enfrentamientos entre grupos de vendedores, como está ocurriendo en otros mercadillos del sur de la provincia de Pontevedra.