La comarca de Pontevedra supera los 3.000 gallineros familiares registrados en la Xunta

Solo en el municipio capitalino estas pequeñas explotaciones para autoconsumo de huevos y carne abastecen a 784 hogares | Caldas de Reis es el segundo municipio con más de estos corrales identificados, un total de 431

Nieves, vecina de Marcón, una de las propietarias que ha registrado su gallinero familiar en Medio Rural.

Nieves, vecina de Marcón, una de las propietarias que ha registrado su gallinero familiar en Medio Rural. / Gustavo Santos

La comarca de Pontevedra supera holgadamente los 3.000 gallineros registrados en este momento en la Consellería de Medio Rural, pequeñas explotaciones de autoconsumo con gallinas de puesta, pollos de engorde, ocas o patos, entre otras tipologías de aves, que abastecen a 784 familias solo en el municipio capitalino.

El de la Boa Vila es el concello con más gallineros familiares en su rural, seguido a larga distancia de Caldas de Reis, con 431.

Por su parte, en Marín 318 hogares han registrado estas unidades para autoconsumo de carne y huevos, mientras que en Cerdedo-Cotobade la cifra asciende a 288, que se reducen hasta las 211 en Cuntis y 203 en el caso de Sanxenxo.

Por debajo de los 200 gallineros se sitúan Poio (con 162), Moraña (154), y Barro (109).

En estos momentos el concello del entorno de la Boa Vila con menos de estas pequeñas explotaciones registradas es Campo Lameiro, donde la Xunta tiene constancia de un total de 67.

El Real Decreto 637/2021 por el que el Gobierno Central establece las normas básicas de ordenación de las granjas avícolas, incluye en su ámbito de aplicación a las explotaciones de autoconsumo, es decir a estos gallineros familiares que crían aves para el suministro familiar y que no comercializan ni a los animales ni a sus productos, huevos y carne. Esta normativa exige que deben estar inscritas en el registro general de las explotaciones ganaderas.

Para ello su titular puede acudir a su Oficina Rural, donde los servicios veterinarios oficiales le tramitarán el alta de su explotación y le asignarán un código individual que identifica de manera única su explotación (código REGA) o por vía telemática en la Sede Electrónica da Xunta, sin ningún tipo de coste para los propietarios.

Medio Rural recuerda que la única limitación que establece esta normativa con respecto a los gallineros familiares es que solo pueden albergar un número determinado de unidades de ganado mayor (UGM), en concreto un máximo de 0.15. “Esto se traduce a efectos prácticos”, trasladan a FARO los portavoces de la administración gallega, “en que los corrales habituales del rural solo pueden mantener un máximo de 30 gallinas de puesta de huevos para consumo o 50 pollos de engorde”.

Se admite la combinación de estos tipos de animales (gallinas de puesta, huevos de carne, patos, pavos etc) con la condición “de que la suma de los valores expresados en UGM de los animales mantenidos no supere el 0.15 UGM máximo admisible”.

Los corrales habituales del rural solo pueden mantener un máximo de 30 gallinas de puesta de huevos para consumo o 50 pollos de engorde

A mayores, se establecen otras limitaciones relacionadas con la existencia de unas instalaciones mínimas en condiciones de higiene y bienestar animal. Con todo, este registro de los corrales avícolas de consumo, recuerda Medio Rural, “no está vinculado con la Ley de Bienestar Animal” sino que se trata de “requisitos de ordenación ganadera determinados por el Gobierno”.

La Xunta hace hincapié en que presentó cerca de 40 alegaciones técnicas en cada uno de los trámites de desarrollo normativo seguido para el Real Decreto 637/ 2021, remarcando que las explotaciones de autoconsumo deberían de quedar fuera del ámbito de aplicación de esta normativa.

Este posicionamiento de la administración gallega buscaba, añaden las mismas fuentes, aliviar la carga administrativa de los vecinos, además de advertir de modo reiterado al Gobierno central que “en Galicia, atendiendo al importante volumen de explotaciones avícolas de autoconsumo y su volatilidad”, este trabajo de registro será “ingente y poco eficaz”.

Los animales de estas explotaciones para autoconsumo no están enjaulados, hacinados y no sufren el estrés de los que viven en las granjas industriales; y por su alimentación biológica producen huevos y carnes con un sabor y un valor nutricional muy superior

La Xunta consideraba que los únicos requisitos exigibles a estos gallineros familiares deberían ser los relacionados con las condiciones mínimas higiénico-sanitarias y de bienestar animal, así como las de permitir los controles oficiales y estar sujetas al régimen sancionador en su caso. Su posicionamiento no fue tenido en cuenta y el Real Decreto incluyó en su ámbito de aplicación a las explotaciones de autoconsumo.

Por su parte, tras la estupefacción inicial,los propietarios de gallineros contactados por FARO en distintos puntos de la comarca se consolaban recordando que sus gallinas criadas en casa se alimentan naturalmente a base de plantas, semillas, insectos y gusanos.

Sus animales no están enjaulados, hacinados y no sufren el estrés de los que viven en las granjas industriales; y por su alimentación biológica producen huevos y carnes con un sabor y un valor nutricional muy superior.

En concreto, los técnicos en alimentación apuntan a que los huevos caseros proporcionan 3 veces más vitamina E, 2 veces más vitamina A y omega 3 y 7 veces más beta caroteno que los industriales.

Otro factor que anima a los propietarios es su positiva contribución al medio ambiente, ya que las gallinas también se alimentan de los restos de comida, podas de huerta etc, manteniendo un ciclo seguro y valioso de reciclaje con la naturaleza. En resumen: más bienestar animal, una relación justa con el territorio, mejor sabor y más salud.

Gran demanda para inscribir y malestar entre los propietarios: “Para 4 galiñas canta trapallada”

“Para 4 galiñas canta trapallada”, lamenta Carmen, vecina de Campelo que cuenta con una de estas explotaciones familiares, una crítica que comparte la práctica totalidad de los propietarios, sorprendidos de que corrales mínimos tradicionales estén también sometidos a este tipo de trámites burocráticos.

En un rural envejecido, una amplia mayoría de estos titulares son mayores, a los que abrumaron tanto los trámites como, especialmente, los anuncios de sanciones si no registraban sus gallineros.

Por su parte, la administración gallega constata la gran demanda existente para inscribir gallineros y ese malestar generado entre las familias que cuentan con estos pequeños corrales. Asegura que ante esta avalancha de inscripciones “personal técnico de la Consellería está en permanente contacto con la Asociación de Tendas Agrarias de Galicia para trabajar en común en esta materia ante la preocupación ciudadano”.

A principios del pasado febrero comunicó a las oficinas agrarias, para que a su vez se lo trasladasen a las tiendas de aves, que basta con que los titulares de los gallineros presenten su DNI para poder comprar aves. La Xunta volvía a lamentar esta semana que no fue escuchada en el desarrollo del Real Decreto y critica que “esta normativa es otro ejemplo de legislación diseñada e implementada de espaldas al territorio, sin tener en cuenta sus particularidades”.

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