El aviso de los bateeiros: “Aún hay contaminación en la ría y con la zona C los ingresos caen un 40%”

El presidente de la Asociación polo Saneamento da Ría alerta de la presencia de E.coli en los polígonos de bateas Portonovo A y B, y desde diciembre, al bajar el nivel, no pueden vender mejillones frescos, tan solo a la industria

Trabajos en una batea en 
Combarro. |   // GUSTAVO SANTOS

Trabajos en una batea en Combarro. | // GUSTAVO SANTOS / Cristina Prieto

Bateeiros de la ría Pontevedra han vuelto a denunciar que la presencia de bacterias fecales en la Ría les impide vender mejillones frescos, por lo que solo se pueden recolectar para ser tratados de forma industrial. En concreto, el presidente de la Asociación polo Saneamento da Ría (compuesta por mejilloneros de la zona), Andrés Ruano, ha lamentado la detección desde finales del año pasado de la bacteria E.coli debido a vertidos fecales, lo que impide a los mariscadores la venta de mejillones frescos.

Así, desde diciembre de 2023, los polígonos Portonovo A y B han pasado a estar clasificados como zona C, lo que no implica que estén cerrados, sino que los moluscos, para que lleguen al consumidor final, tienen que pasar por un tratamiento térmico (industria) o por una depuración natural en una zona de reinstalación.

Son algo más de un centenar las bateas afectadas, en zonas como Combarro y Samieira. “Hace dos años que la carne del mejillón está fallando ante la falta de comida por diversos motivos. La salida que teníamos, y que esto es demostrable, era vender el mejillón en sacos, porque en sacos te pagan el kilo a como esté el precio en mercado; aunque el mejillón pueda estar más bajo de comida, el saco tiene un precio fijo y la industria, al contrario, así que todo el mundo estaba trabajando por sacos, hasta que llegó diciembre y lo prohibieron. La industria ahora mismo se está vendiendo casi a la mitad del precio al que se vendía el saco. Entonces, si no cambiamos de zona C a zona B como estábamos y la comida en el mejillón sigue igual, pues nos vamos a un 30-40% menos de facturación”, lamenta.

Ruano recuerda que este problema empezó en 2015, cuando muchos polígonos pasaron a zona C por E.coli. “Nosotros empezamos con reuniones y denuncias a la Xunta, Aguas de Galicia y demás organismos, pero el problema se resolvió hace alrededor de dos años, con la inversión de 30 millones de euros en la depuradora y en el emisario nuevo, con lo que también evitamos la multa de Europa. Nuestras denuncias fueron solo a nivel administrativo, entonces ahí paramos todo porque volvimos a pasar a zona B y estábamos convencidos de que se había solucionado el problema, porque estuvimos un año y medio, más o menos, bien”, relata.

Por eso señala la “sorpresa” que fue volver a la zona C el pasado mes de diciembre “por fecales otra vez”. “Desde diciembre hasta ahora hemos venido haciendo analíticas, investigando a ver qué pasaba y vuelven a ser vertidos de fecales. No entendemos cómo puede ser que después de haber invertido todo ese dinero volvamos a tener problemas”, lamentó Ruano, que aseguró que a simple vista se puede observar la contaminación del agua en la ría. El jueves “nos empezaron a llegar imágenes del puerto de Marín, de los aliviaderos del Concello de Poio y de Pontevedra. Fuimos a tomar muestras y lo que salía eran fecales. Ya fuera por la lluvia, el temporal o lo que fuera, tuvieron que abrir los aliviaderos, y todo eso vuelve hacia nosotros. Las manchas en la ría eran brutales”, relató.

Recuerda Ruano que “el peor resultado que nos dieron los análisis, con el que ya empiezan las alarmas, es cuando todavía no había empezado a llover en octubre, algo que nosotros seguiremos investigando, obviamente. Lo del jueves, que salía por el puerto de Marín y que salía en las playas de O Laño y de Covelo, son los aliviaderos que, por la lluvia o por el motivo que sea, se vieron desbordados”.

El presidente de la Asociación polo Saneamento da Ría denunció que “se le dio mucho bombo a los pélets, a esto, a aquello, a lo otro, pero realmente la ría de Pontevedra sigue igual de contaminada que hace diez años, cuando nosotros empezamos con toda esta lucha, y seguimos en las mismas”. Insiste en que “el nivel de contaminación en la ría es brutal, porque así como están saliendo las fecales, también están saliendo las lavadoras, las lavavajillas, los residuos industriales…”.

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Además de este problema concreto, y en teoría puntual, de la presencia de E.coli en los polígonos Portonovo A y B, el sector mejillonero está pasando un momento complicado en líneas generales. “2023 fue el peor de los últimos 25 años, y no es solo a nivel de la ría de Pontevedra, a nivel del mejillón en general”, apunta Andrés Ruano.

El presidente de la Asociación por el Saneamento da Ría explica que no hubo casi comida, sobre todo por la falta de corrientes y porque la temperatura del agua subió alrededor de dos grados, provocando, al igual que en el sector del marisqueo a pie, una mortalidad bastante alta. “Tenemos un problema con la raíz del mejillón, se desprende como nunca hizo antes”, añade Ruano a los problemas, “entonces el año pasado se facturó un 40% menos de lo que se facturaba, entre lo que se fue al fondo y la falta de carne”.

Ruano alerta que “esto va a verse reflejado también en el marisqueo, es extraño que no se vea reflejado ya, porque no va a tener E.coli solo el mejillón; aunque los infaunales, que viven debajo de la arena, se comportan de manera diferente porque tienen esa protección de la arena, siguen siendo bivalvos que filtran agua y si el agua está contaminada, antes o después ellos también”.

Apunta también que “al estar el agua más caliente, el mejillón tiende a estar desovando todo el tiempo. Antes había unas épocas de desove desde marzo hasta mediados del verano por la temperatura del agua y por su ciclo correspondiente, entonces el mejillón estaba flaco en esa época, pero el año pasado el mejillón se pasó todo el año desovando. Son un par de grados que a nosotros nos parece que no es nada, pero para los animales es mucho” y comenta que “ha coincidido también con que las corrientes oceánicas, que son las que traen toda la comida, no han entrado. Normalmente entre octubre y febrero tenemos el mejillón a tope de comida; esto va por rendimiento, el máximo de rendimiento normalmente está entre un 25 y un 30%, pues el año pasado estuvimos en 19 y 20%, eso te pasa el precio del mejillón de 70, 80 céntimos, te lo pasa a 40 o 50”.

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