Santa Clara devuelve la pelota a la ciudad

Perder el balón dentro de los muros de Santa Clara fue el disgusto del día para muchas generaciones de pequeños pontevedreses. Muchísimos niños y niñas que jugaban a la pelota en las inmediaciones del convento, tanto en la cercana plaza de Barcelos como en la misma calle que lo bordea, la vieron desaparecer por encima de sus muros víctima de un chute excesivamente fuerte y la mayoría de las veces esa desaparición parecía que iba a ser para siempre. Recuperarla en el momento siempre dependía de la buena voluntad de la monja clarisa que atendiese el timbre y de la determinación del dueño de la pelota.

Quienes no tuvieron la fortuna de su parte entonces, ahora tienen una segunda oportunidad. Gracias a que el recinto es municipal –el Concello de Pontevedra lo adquirió hace un año por 3,2 millones de euros– se han localizado dentro de las paredes del cenobio muchos tesoros, desde sarcófagos y anillos de oro medievales, hasta balones perdidos, cerca de 50. El gobierno local ha comenzado ya a devolvérselos a sus legítimos dueños.

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Nicolás Ferreira Bayer ha sido el primero en recuperar no uno, sino dos balones extraviados en Santa Clara, uno hace unos seis años y otro hace unos tres. Este joven pontevedrés de 12 años explicó cómo intentó recuperarlos en el momento y también semanas después, pero no le abrieron la puerta. Además, uno de los balones tiene gran valor sentimental para él, ya que se lo regaló su abuelo, que se murió hace un año, y tenía mucha ilusión por recuperarlo.

Pudo hacerlo después de enviar un correo electrónico al Concello describiendo las pelotas. Después se pusieron en contacto con él y le pasaron unas fotos entre las que las localizó. Nicolás Ferreira ha sido la primera persona en recuperar sus balones perdidos en Santa Clara, pero en los próximos días serán muchos más los que sigan sus pasos.

Símbolo de la apertura de Santa Clara a la ciudad

“Tenemos balones de muchísimas épocas”, señaló el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores. Pero también están los perdidos en los últimos días, cuyos propietarios tiene más reciente el recuerdo de cómo es su juguete. Al ser Barcelos una de las zonas de juego más populares de la ciudad, aún hoy siguen cayendo balones en el jardín del antiguo convento.

El regidor municipal acompañó ayer al Nicolás Ferreira en una entrega que reconoce que “no deja de ser una anécdota, pero simboliza la apertura de Santa Clara a la ciudad después de 750 años”. En este sentido, apuntó que el convento es “cada vez más público” y destacó especialmente que “todas las edades tienen cabida aquí”.

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