El espolio del río Verdugo que marcó la vida del marisqueo

“A area do pan” recuerda la valiente protesta de las mujeres que se enfrentaron a una actividad empresarial apoyada por el franquismo

El año 1965 se quedó grabado en la memoria colectiva de las mariscadoras de Ponte Sampaio, Figueirido, A Canicouva, Rañadoiro, Acevedo, Vilar, Paredes, Arcade... que conseguían de las aguas de la desembocadura del río Verdugo buena parte del pan de sus familias. La extracción de kilos y kilos de arena diarios para la construcción de edificios por parte de una empresa que contaba con el beneplácito del régimen franquista les cambió la vida. Por ello decidieron enfrentarse a dicha actividad, primero con piedras, después con sus propios cuerpos. La victoria, al finalizar el mes de octubre, aunque no tuvo reflejo en la prensa de la época, fue sonada al menos a nivel social. Su pan quedaba a salvo con la paralización del dragado.

La historia, bajo el título “A area do pan”, es recogida por la iniciativa “A memoria das mulleres. Do gris ao violeta”, del Concello de Pontevedra. Esta entrada dedicada al espolio del río Verdugo cuenta con los testimonios de algunas de sus protagonistas, muchas de ellas ya fallecidas.

“Collían a area de onde criaba o mar para, cando viña a chea, levar toda a cría para abaixo, para estendela polo mar abaixo. O pan noso […]. Ostra, mexilón, berberecho, ameixa babosa, ameixa fina, de todo…”. Son las palabras de una de las mariscadoras afectadas entonces y recogidas en “A memoria das mulleres”.

La empresa que se encargaba de retirar la arena del río Verdugo para la construcción de edificios era regentada por un hombre al que en Ponte Sampaio se conocía como “O Moro”

La empresa que se encargaba de retirar la arena del río Verdugo para la construcción de edificios era regentada por un hombre al que en Ponte Sampaio se conocía como “O Moro”. Su actividad contaba con el apoyo del franquismo, por lo que el miedo a la hora de enfrentarse a los trabajadores era máximo, pero más temor todavía les provocaba no tener pan que llevar a sus casas, de ahí que nada frenase a las mujeres de las diferentes parroquias para defender sus “tierras”, la ribeira, que se empobrecía a pasos agigantados.

Así se iniciaron las protestas para lograr expulsar de la zona a los trabajadores de la draga. Primero lanzándoles piedras desde el monte, pero como les era imposible alcanzarles, lo intentaron desde el puente, cuando las lanchas pasaban bajo el arco cargadas de arena.

Tras semanas de enfrentamiento, la voluntad de justicia fue a más y convocaron una gran protesta para el 29 de octubre de 1965, el paso que las llevaría definitivamente a la victoria. “As súas armas foron as pedras e as pernas. Os seus escudos, coxíns e crianzas”, recuerda “A area do pan”.

Niñas, madres, abuelas, ancianas... de la comarca fueron las protagonistas de este hecho histórico poco conocido si no es en la zona en la que tuvo lugar

Niñas, madres, abuelas, ancianas... de la comarca fueron las protagonistas de este hecho histórico poco conocido si no es en la zona en la que tuvo lugar. El punto de encuentro era el puente de Ponte Sampaio. A él acudieron tras tocar la campana de la iglesia a las cuatro de la tarde. Usaron a sus propios hijos para que la Guardia Civil no les golpease e incluso algunas simularon con cojines estar embarazadas.

Tras un rifirrafe de piedras, gritos y huidas por el monte que se prolongó hasta la noche, Carmen Rey Freijanes, una de las mujeres de mayor edad, tiene una brillante idea: usar la bandera del régimen.

Carmen “A Casqueira”, Carmen “A Pescadilla”, Marisol y Estrella, algunas de las mujeres que participaron en la protesta.

Carmen “A Casqueira" Y Carmen “A Pescadilla”. / MEMORIA DAS MULLERES

Así, la consiguen de la Falange en Ponte Sampaio, enfrentándose a los agentes con ella. De nuevo se produce una danza de huidas por el monte y pedradas. A la media noche, la Guardia Civil desiste y abandona el lugar. También los trabajadores de las lanchas, que se quedaron abandonadas. La draga, inactiva. La victoria no la saborearon hasta comprobar que no se reinició la actividad y que aunque la draga estuvo estática en el río durante casi dos años, nunca más se volvió a tocar “A area do pan”.

El testimonio de Carmen Rey Freijanes puede verse en el canal de Youtube de "A Memoria das Mulleres".

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