Un brindis en Ponte Caldelas por la vuelta a la "normalidad"

Hosteleros y comerciantes celebran el fin de las restricciones en el municipio, último de la comarca en abandonar el nivel alto de alerta

Un cliente se toma la primera caña en el interior de un bar en Ponte Caldelas. // GUSTAVO SANTOS

Un cliente se toma la primera caña en el interior de un bar en Ponte Caldelas. // GUSTAVO SANTOS

La comarca de Pontevedra ya tiene movilidad total entre todos los concellos que la conforman. El último de ellos en recuperarla, Ponte Caldelas, abandonó ayer el nivel alto de restricciones sanitarias. Sanidade decidió el viernes, tras reducirse la incidencia del coronavirus en el municipio, rebajar la alerta al nivel medio, lo que implica eliminar el cerco perimetral que al concello aislado de su entorno y también recuperar la actividad en el interior de los bares, con una limitación de aforo del 30%.

“El cierre perimetral aquí se nota mucho. Te limita en todo. En las zonas rurales nos desplazamos mucho: para tomar cerveza, para comer, para ir de compras. Si eres de Pontevedra, pues el fin de semana te escapas y vienes para aquí. Lo notamos muchísimo”, explicó el propietario de Café Fidel, Emilio Pontanilla, que mantuvo el bar estuvo cerrado desde el 26 de enero. Como muchos, no fue hasta ayer que abrió ya que el servicio de terraza no le compensa: “son locales muy grandes y es costoso rescatar al empleado del ERTE para atender solo en fuera. Esto es Galicia, si llueve...”.

La primera mañana de vuelta al trabajo, la afrontó “con cautela”. “Es una primera toma de contacto y va todo muy lento. La gente vuelve a la rutina pero muy despacio. Aunque es mejor que vayamos poco a poco, porque cada vez que abres y cierras es una pérdida de dinero, moral y paciencia”, señala. Al otro lado de la acera, desde el bar Novas Camelias, José Manuel Pérez Malvar atiende a los vecinos en el interior de su bar con la misma sensación, a medio gas. “Ahora a ver si podemos abrir hasta la noche, porque a las seis es cuando la gente puede venir al salir de trabajar”, pide.

El otro de los sectores más afectados por la pérdida de la movilidad con los concellos vecinos durante esta semana fue el del comercio local. “Fue todo muy calmado, muy poca gente. Hubo que luchar, ahora ya se ve todo un poco más animado. Ya ha entrado más gente esta mañana”, explica desde Viste Ben Marisol Rodríguez.

A Ponte Caldelas le acompañó Vilanova de Arousa en la salida del nivel alto de restricciones, quedando tan solo Soutomarior con limitaciones especiales dentro del área sanitaria de Pontevedra y O Salnés.

“La vuelta ha sido un alivio para todos”

El alcalde de Ponte Caldelas, Andrés Díaz, mostró ayer su alivio tras volver el municipio al nivel medio de restricciones. “Solo ha sido una semana, pero es un alivio para todos”, explicó el regidor que, más allá de lo que implica la movilidad para sectores como la hostelería o el comercio, dio la bienvenida al cambio en con la perspectiva de la salud mental. “A nivel psicológico y anímico que puedas ir a Pontevedra influye, aunque luego no vayas a hacerlo, saber que puedes”, indicó tras un año que pesa en el vecindario a nivel anímico. En comparación a entonces, cuando las zonas rurales se vivía con más relajación las restricciones, ahora en municipio como Ponte Caldelas pagan el precio de tener poca población. “Es por contabilizar los casos por 100.000 habitantes. Lo que nos pasó aquí fue que una familia tuvo nueve infectados y la incidencia se disparó”, lamentó el alcalde.

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