La oposición de los trabajadores impide ejecutar el desahucio de una pizarrera

La empresa, con 300 empleados, está inmersa en un conflicto por la titularidad de los terrenos | El Juzgado de O Barco fijará otra fecha para dar cumplimiento a la sentencia

Trabajadores concentrados en las instalaciones de la empresa Irosa-Samaca. |   // FDV

Trabajadores concentrados en las instalaciones de la empresa Irosa-Samaca. | // FDV / S. DE LA FUENTE

Los trabajadores de la pizarrera Irosa-Samaca, de Carballeda de Valdeorras, impidieron este martes la ejecución de una orden de desahucio dictada por el Juzgado de Instrucción 2 de O Barco a partir de una sentencia por incumplimiento del contrato de arrendamiento de los terrenos. La resolución parte de un conflicto que se inició en 2015 y es firme, si bien desde la compañía alegan que existen “circunstancias sobrevenidas” que dejarían sin efecto dicho desalojo. El conflicto, que pone en riesgo el futuro de 300 empleos directos, ha desatado una campaña de movilizaciones que arrancó ayer mismo con concentraciones por la tarde frente a la Casa do Concello y los juzgados.

Las tensiones existentes entre la empresa y los comuneros de los montes de Portela y Trigal se disparó este martes, cuando una comisión judicial se desplazó a las instalaciones para ejecutar la orden de desahucio. También se personaron agentes de la Guardia Civil, pero la oposición de los trabajadores, que se concentraron en las instalaciones para impedir el paso de los miembros de la comisión, impidió que se completase el mandato judicial. De hecho, pudieron precintar las oficinas y las instalaciones de la firma Samaca, que se encarga de la distribución, pero no la planta de producción, que sigue operativa.

Lo que desconoce el propietario de ambas empresas, Rogelio López, es hasta cuándo podrá mantener la actividad. “Los trabajadores se pusieron delante y no les permitieron continuar, pero la secretaria dijo que volverían en unos días”, señala el empresario. Fuentes judiciales confirman que el Juzgado de O Barco procederá a señalar otra fecha para ejecutar la orden de desahucio y que solicitará la presencia de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Movilización por la tarde frente a la Casa do Concello de Carballeda de Valdeorras. |   // FDV

Movilización por la tarde frente a la Casa do Concello de Carballeda de Valdeorras. | // FDV / S. DE LA FUENTE

Con una plantilla actual de 300 trabajadores, la pizarrera Irosa-Samaca acumula más de medio siglo de historia en Carballeda de Valdeorras y una facturación anual de 30 millones de euros. Asentada en terrenos de los montes de Portela y Trigal, ocupa una superficie de 20 hectáreas, de las cuales seis son propiedad de la compañía desde hace cuatro décadas. “Son unas 35 o 40 parcelas de nuestra propiedad y, de hecho, en el contrato de arrendamiento consta que dentro del territorio global hay fincas particulares”, detalla el dueño de la firma.

El resto del terreno era de los comuneros, pero en 2015, cuando venció el contrato de arrendamiento, no hubo acuerdo sobre el precio y la empresa dejó de abonar el alquiler. Esta situación dio lugar a un largo conflicto judicial que la pizarrera decidió zanjar solicitando la expropiación de dichos terrenos.

Este mismo año, la Xunta autorizó dicha expropiación forzosa a favor de la empresa con un precio de 107.000 euros. La compañía abonó la cantidad pero los comuneros se han negado a recibirla. “Es un calvario. Se hizo todo conforme a la ley, se levantaron actas de ocupación y pago, pero parece ser que la expropiación tampoco vale”, lamenta el propietario. Asegura que han presentado resoluciones de otros tribunales que avalarían su postura: “Si ahora tenemos una parte que es propiedad y otra que es expropiada, no se puede desahuciar, son causas que justifican que estamos en posesión de esos terrenos”, concluye.

[object Object]

La orden de ejecutar el desahucio causó un gran revuelo en la comarca y una respuesta unánime de los alcaldes de la zona (A Rúa, A Veiga , Carballeda, Larouco, O Barco, O Bolo, Petín, Rubiá y Vilamartín) en apoyo al sector de la pizarra y a los trabajadores afectados.

Pese a que respetan la independencia judicial, los regidores inciden en las “gravísimas consecuencias” que esta decisión va a tener para el futuro de Valdeorras, ya que “pone en peligro cientos de puestos de trabajo directos y miles indirectos. Está en juego el sustento de numerosas familias de la zona”, afirman a través de un comunicado conjunto.

Asimismo, anuncian que estudiarán posibles acciones de movilización social para apoyar a los trabajadores y evitar el cierre. “Ningún error burocrático, humano o técnico puede ser excusa para poner en peligro el futuro de la comarca”, lamentan. También el clúster de la pizarra mostró su pesar.

Desde “su más absoluto respeto a cualquier decisión judicial”, el colectivo difundió un comunicado en el que lamenta el desahucio y los perjuicios que esta sentencia “va a ocasionar a los cientos de personas cuyo puesto de trabajo está vinculado a esta empresa, ya sea de manera directa o indirecta, así como a sus familias”.

Suscríbete para seguir leyendo