El Campus Rural revitaliza la zona cero de la despoblación

Diez universitarios realizan prácticas este verano en concellos con menos de 5.000 habitantes dentro de un programa estatal que proyecta estos territorios como futuro destino laboral

Lucía Martínez, en la explotación ganadera familiar, en Chandrexa de Queixa.

Lucía Martínez, en la explotación ganadera familiar, en Chandrexa de Queixa. / FdV

El 1 de junio se incorporaron a sus puestos los diez universitarios beneficiarios de una beca Campus Rural en la provincia de Ourense, un programa que ofrece prácticas académicas en concellos afectados por la despoblación. El objetivo es que, durante este período formativo, los jóvenes residan en el propio territorio o en un radio de 20 kilómetros para que puedan conocerlo en profundidad y apreciarlo como un lugar de oportunidades para el desarrollo de su futuro profesional.

Promovida a nivel estatal por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) y los ministerios para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y de Universidades, la iniciativa tiene en la provincia de Ourense un amplio escenario de desarrollo, ya que se trata de uno de los territorios más amenazados por la despoblación en España. Cualquier administración local, institución, organismo, entidad sin ánimo de lucro o empresa legalmente constituida que desarrolle su actividad en municipios de menos de 5.000 habitantes puede ofertar plazas y, en el caso de Ourense, cumplen este requisito 81 de los 92 municipios.

La convocatoria se cerró en la Universidad de Vigo con 18 estudiantes beneficiarios, de los cuales 10 se han incorporado a centros de trabajo en la provincia de Ourense, concretamente en los municipios de Bande, Larouco, Vilar de Barrio, Parada de Sil, San Xoán de Río, Baños de Molgas, A Gudiña y San Amaro. En todos ellos son plazas ofertadas por la propia administración local, con la excepción de San Amaro, donde las prácticas se realizan a través de la empresa privda Gesmedical, con actividad en la residencia geriátrica.

Los beneficiarios son diez estudiantes que cursan estudios en los grados de Trabajo Social, Enfermería, Ciencia y Tecnología de los Alimentos, Relaciones Laborales y Recursos Humanos, doble grado en ADE y Derecho, Turismo, Ingeniería Agraria y Ciencias Ambientales, la mayoría en el campus de Ourense. Los períodos de las prácticas oscilan entre los tres y los cinco meses y la retribución que perciben los estudiantes es de 1.000 euros brutos mensuales. La cuantía adjudicada a la Universidad de Vigo para los 18 adjudicatarios asciende a 55.000 euros.

Las funciones que realizan estos jóvenes son diversas. Desde el contrato de tres meses para un alumno de Ciencias Ambientales que colaborará durante tres meses en las excavaciones que se realizan en el castro de Acea a la colaboración con las bodegas de la zona que realizará una alumna de Ciencia y Tecnología de los Alimentos en Larouco. El abanico es amplio con actividades de intervención social, trabajo socioeducativo, apoyo en materia de turismo, análisis de las potencialidades del territorio o gestión diaria de la administración. Todo ello para fomentar el vínculo de los jóvenes con los espacios rurales.

Lucía Martínez.

Lucía Martínez. / FdV

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Lucía Martínez está en la recta final de los estudios de Ingeniería Agraria en el campus de Ourense. A falta de presentar el Trabajo de Fin de Grado, decidió solicitar una beca Campus Rural porque la filosofía de la convocatoria coincide plenamente con sus expectativas de futuro: vivir y trabajar en el rural.

Ella es natural de Chandrexa de Queixa y uno de los concellos que ofertaba plazas que con su perfil era el vecino San Xoán de Río. “Vi la oportunidad de ir introduciéndome en el mundo rural aquí, al lado de casa”, señala. El 1 de junio empezó su formación en prácticas prestando servicio al Concello de San Xoán de Río, al que aporta conocimiento y trabajo en la mejora de la gestión de los recursos de este municipio. Esta misión incluye analizar las potencialidades del territorio en materia de agricultura, ganadería, biodiversidad y cultivos ecológicos. “Se trata de buscar subvenciones que puedan encajar, realizar proyectos, y ver cuáles son las deficiencias que tienen agricultores y ganaderos para buscar soluciones… Acabo de empezar y esto es lo que estamos haciendo de momento”, describe.

La práctica se desarrollará hasta el 31 de agosto y Lucía mantiene su residencia en Chandrexa, ya que cumple los requisitos de proximidad con el centro de trabajo que establece la convocatoria. Este aspecto hace que el medio en el que ha empezado a tomar contacto con el mundo laboral sea un terreno conocido. “Yo me crié en el rural, llevo toda la vida vinculada a este territorio y decidí hacer esta carrera para vivir y trabajar en el rural. Mis padres son ganaderos y apicultores y soy consciente de toda la problemática que se encuentran con la administración, la burocracia y demás”, detalla.

De ahí que esta experiencia le sirva también “para ver como es desde dentro la administración”. Conocer de primera mano cómo es el día a de las personas que trabajan en sectores como la ganadería o la apicultura le permitirá, “desde la administración, ver cual es la problemática y las deficiencias”. Lucía es un verso suelto en la zona cero de la despoblación ourensana. Mientras el 95% de su generación abandona el rural en busca de oportunidades laborales, ella quiere quedarse.

“Estoy convencida de que, si nos gusta el territorio y, sobre todo el sector primario, que es en el que más oportunidades hay, se puede. Va a ser duro, pero con esfuerzo y trabajo es posible quedarse aquí”. Señala que el hecho se salir fuera a estudiar le ha ofrecido la posibilidad de descubrir otras alternativas que se pueden implantar en el rural “y desarrollar así nuevos proyectos con una nueva visión, innovando, para profesionalizar lo que aquí tenemos”, concluye.

Antía Gato, en Parada  de Sil.

Antía Gato, en Parada de Sil. / FdV

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Antía Gato finalizó los estudios del grado en Turismo y se decantó por las prácticas del programa Campus Rural porque quería probar “algo diferente al trabajo en la recepción de un hotel o similar”. En Parada de Sil, donde completa su formación dando apoyo a los técnicos de turismo en la promoción de los recursos del municipio, su trabajo no tiene nada que ver con el sector hotelero.

“Aquí realizo funciones de técnico de turismo, de guía, de informadora…”. Parada de Sil ofrece al visitante diferentes reclamos en el ámbito del patrimonio y la naturaleza, como el Mosteiro de Santa Cristina o la Casa-Museo de Chocolate de Teimende. Además de acompañar e informar a los visitantes en estos enclaves, ofrece apoyo en la oficina de turismo. También se contempla la elaboración de estudios sobre las cifras que deja el turismo en Parada de Sil, con detalles estadísticos y gráficas mes a mes. “Estoy encantada, es un entorno que me gusta mucho y puedo estar en contacto con la naturaleza. Yo siempre he vivido en ciudad y esto es muy diferente”, explica.

Poder vivir esta experiencia rural en contraste con lo que conocía fue lo que motivó a esta joven estudiante a la hora de solicitar esta beca. “Me sirvió como excusa para probar”, señala.

En su caso, la experiencia es completa porque durante estos tres meses residirá en Parada de Sil, donde el propio Concello le ha facilitado una opción de alojamiento en una vivienda en la aldea de Sacardebois incluida en la beca. “Estoy contentísima porque es algo nuevo para mí, yo vivo en Ourense y esto es un pueblo con poca gente, muy tranquilo, pero a la vez con muchas posibilidades”.

Beni Rodíguez, en el  Concello de Vilar de  Vilar de Barrio.

Beni Rodíguez, en el Concello de Vilar de Vilar de Barrio. / FdV

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Beni Rodríguez tiene la segunda nota media más alta entre los 18 beneficiarios de estas becas, un 8,33. Cursó el programa conjunto en Administración y Dirección de Empresas (ADE) y Derecho, y solo le queda presentar los dos TFG. No obstante, su formación no acaba aquí, ya que ha decidido orientar su carrera hacia la Policía Nacional y ya ha empezado a preparar las oposiciones. “Quiero ser inspectora”, afirma.

Entretanto, vio en el programa Campus Rural una oportunidad para realizar prácticas remuneradas cerca de casa. Ella vive en el Alto do Couso y una de las opciones era el Concello de Vilar de Barrio, que ofertó una plaza formativa en la sección de secretaría e intervención con el perfil que presenta Beni, ya que la convocatoria se dirigía a estudiantes de Derecho, ADE y Dirección y Gestión Pública. En este inicio del período de tres meses que se extenderá hasta el 31 de agosto ha empezado a familiarizarse con la aplicación Gestiona, a realizar registro de facturas con la ayuda de personal auxiliar, certificados de empadronamiento y convivencia y atención al público y telefónica, entre otras.

Coincidiendo con el momento político tras las elecciones del pasado 28 de mayo, Beni también ha realizado los escritos de cese y toma de posesión de los nuevos ediles, de cara al pleno de constitución de la nueva corporación municipal que se celebrará el sábado.

Pese a que no es esta la carrera profesional que quiere desarrollar en el futuro, Beni destaca la oportunidad de trabajar en el rural y cerca de casa. “La experiencia es muy buena”, afirma, tanto por el contacto con los ciudadanos como por el acercamiento al trabajo en la administración local de un municipio pequeño como es Vilar de Barrio.

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