Durmiendo a la intemperie bajo cero: más de una treintena de personas sin un techo en Ourense

Problemas de salud mental, adicciones y la carencia de red familiar y social, entre los factores de riesgo | Cruz Roja hace salidas para aportar útiles y prendas de abrigo, bebidas calientes y comida, además de compañía e información

Diego Conde e Isis Sanmartín, del programa de Cruz Roja para personas sin hogar, ofrecen prendas a Daniel, que vive en la calle.

Diego Conde e Isis Sanmartín, del programa de Cruz Roja para personas sin hogar, ofrecen prendas a Daniel, que vive en la calle. / IÑAKI OSORIO

Javier Fraiz

Javier Fraiz

Bajo una sombrilla y un plástico, apenas a resguardo del intenso frío de estos últimos días, de la densa niebla que se deposita hasta bien entrada la mañana en la ribera del Miño, el alemán Daniel pasa los días y las noches. El martes amaneció con mínimas en la ciudad de -2,13 grados. Afincado en Ourense desde 2020, es una de entre las “treinta o cuarenta personas”, según la Cruz Roja, que carece de un techo en la ciudad.

Para este colectivo, el único refugio es el que puede procurarse en la calle, en portales o cajeros, en infraviviendas o en alquileres puntuales de habitaciones, donde pueden surgir problemas económicos o de convivencia. Una tercera parte de los sin techo, aproximadamente, son itinerantes, es decir, personas que están en la ciudad de paso.

El albergue municipal de Ourense tiene 20 plazas y la demanda media se sitúa en las nueve o las diez personas al día, según el concejal de Política Social, Telmo Ucha

La entidad realiza salidas periódicas, como la de este martes, para llevar útiles y ropa de abrigo –desde una esterilla para tumbarse, a guantes, abrigos, gorros o calcetines–, así como una bebida caliente y comida. Además, los profesionales del programa para personas sin hogar ofrecen su compañía, sin escatimar el tiempo, y brindan la información sobre los recursos disponibles, como el ropero y el comedor social –gestionado por Cáritas–, o el albergue del Concello de Ourense, un alojamiento de emergencia y temporal que, por norma general, limita la estancia a tres noches por trimestre, aunque puede ampliarse si consta empadronamiento, un proceso personal de avance, o la existencia de trámites en curso.

Antes de cada salida, los técnicos preparan los alimentos y el material que entregarán.   | // IÑAKI OSORIO

Antes de cada salida, los técnicos preparan los alimentos y el material que entregarán. / IÑAKI OSORIO

Esa restricción resulta disuasoria para muchos, al igual que la obligación de respetar otras reglas, como un horario y pautas de convivencia. Hay 20 plazas y la demanda media se sitúa en las nueve o las diez personas diarias, según el concejal de Política Social, Telmo Ucha.

“Todo lo que les entregamos es un primer paso, un trabajo inicial de reducción de daños, para vincular a la persona con el proyecto, para acercarlo a los recursos existentes. Porque el objetivo real es conseguir que salgan de la calle"

Diego Conde está a punto de cumplir veinte años en la atención a sin techo en Ourense. “A lo largo de todo el año, salimos una media de cuatro días por semana, más la atención que realizamos en el despacho, donde llevamos a cabo una intervención más en profundidad, en coordinación con otras entidades, trabajamos en red, como el Concello, Cáritas o el Comité Antisida, además de poder orientar hacia a otros recursos de Cruz Roja”, introduce.

“En las épocas en las que hace más frío y más calor, nos acercamos para ver cómo se encuentran estas personas, e intentamos aportar materiales de apoyo”, añade.

“Todo lo que les entregamos es un primer paso, un trabajo inicial de reducción de daños, para vincular a la persona con el proyecto, para acercarlo a los recursos existentes. Porque el objetivo real no es intentar apoyar en la calle, sino que conseguir que salgan, apoyando a quienes quieren hacerlo, facilitando el acceso a los recursos e intentando apoyar a normalizar y estabilizar sus vidas”, explica Conde.

"La incidencia de enfermedades de salud mental ronda el 35% en situación de calle, frente al 25% de la población general"

Adicciones, problemas de salud mental, así como la pérdida de vínculos familiares y sociales son algunos de los factores que pueden llevar a una persona a vivir en la calle. “Cada vez se detectan más problemas de salud mental y, muchas veces, llevan a la gente a la ruptura de lazos con familia o amigos, lo que los empuja a la calle. La incidencia de este tipo de enfermedades ronda el 35% en situación de calle, frente al 25% de la población general”.

Los técnicos de Cruz Roja entregaron ayer comida y ropa de abrigo a Daniel, un alemán afincado junto al Miño.

Los técnicos de Cruz Roja entregaron ayer comida y ropa de abrigo a Daniel, un alemán afincado junto al Miño. / INAKI OSORIO

La mayor parte de quienes pasan sus días y sus noches sin un techo son hombres, “pero se ha variado de un 15% de mujeres hace más de una década, a acercarse al 25% en la actualidad”, señala Conde.

La mayor parte de personas sin hogar son de nacionalidad española, con un aumento, no obstante, de migrantes de países latinoamericanas. “Habitualmente, son personas que pasan por este proceso de forma temporal: llegan, se acaban los ahorros, están en la calle pero, en cuanto pueden solucionar su situación administrativa, tienden a arrancar”, explica este profesional.

Entre el 5 y el 10% logra salir

Hay casos de éxito, en los que se logra que una persona sin hogar normalice su vida. Entre un 5 y un 10% lo consigue, dice Cruz Roja. “Una persona que tenía un consumo brutal conseguimos que volviera con la familia, con un proceso de desintoxación. También logramos ayudar a gente a encontrar vivienda, y ahora trabaja y están estables. Otro caso de una persona que estaba en el albergue y ahora, en una residencia de mayores... No podemos hablar de un porcentaje de éxito brutal, pero sí se da en ocasiones”, expone Diego Conde.

"Por norma general, por lo que nos comenta la gente que está en la calle, Ourense es una ciudad amistosa, y a algunos incluso les sorprende que aparezca la Policía Local y pregunte qué tal están y si quieren un café"

El propósito de las entidades sociales es que los beneficiarios puedan avanzar en su autonomía, lo que incluye salvar los trámites fundamentales. Narciso, un hombre de 58 años que reside en una infravivienda bajo la N-120, ya ha logrado empadronarse. Con otras personas en situación de calle está trabajando Cruz Roja para conseguir el mismo resultado.

“El padrón da acceso a los servicios sociales cuando se necesita apoyo. Además, otorga el derecho de participación ciudadana. Es un trámite básico para acceder a recursos y disponer de apoyo y asesoramiento por parte de los servicios públicos”, explica la educadora social Isis Sanmartín, que también está en el programa de Cruz Roja para personas sin hogar.

"Hay quien ha sentido miradas por estar pidiendo, pero no es lo habitual"

En Ourense, salvo excepciones, no se registran casos graves de aporofobia, el miedo o rechazo a las personas vulnerables. “Por norma general, por lo que nos comenta la gente que está en la calle, Ourense es una ciudad amistosa, y a algunos incluso les sorprende que aparezca la Policía Local y pregunte qué tal están y si quieren un café”.

No obstante, a veces se producen hechos condenables, que son puntuales. “El mayor temor es en las noches de marcha, en las que ha habido algún caso, y también hay quien ha sentido miradas por estar pidiendo. Pero no es lo habitual”, explica el técnico.

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