Envía más de 10.000 euros tras decirle un amigo de Facebook que tenía un paquete en la aduana

La jueza condena por blanqueo de capitales a una joven que recibió una parte del dinero transferido por la perjudicada y se lo entregó al estafador

Investigadores de la Policía Nacional de Ourense.

Investigadores de la Policía Nacional de Ourense. / F. CASANOVA

J. F.

Seis meses de prisión más una multa de 4.500 euros. Es la condena que ha impuesto la magistrada del Penal 1 a una joven, de 27 años y nacionalidad nigeriana, con domicilio en Fuenlabrada (Madrid), que recibió una mínima parte del dinero que remitió una víctima ourensana de un engaño. La encausada entregó la cantidad a un tercero, supuestamente sin saber quién efectuó el ingreso ni que fuera ilegal, según su versión. La jueza le atribuye un delito de blanqueo de capitales, por imprudencia grave.

A principios de 2020, la víctima recibió una solicitud de amistad en la red social Facebook de una persona con la que entabló una relación, y que, unos meses después, le dijo que quería venir a España, para lo que debía enviar un paquete con sus pertenencias. Una más que posible estafa.

“No es concebible que no albergara una duda, más que razonable, acerca del origen delictivo del dinero que le fue transferido”, subraya la magistrada

La mujer recibió un correo electrónico en la que le decían que el paquete se encontraba retenido en la aduana, en Portugal, y era necesario ingresar 1.541,61 euros. Ella lo hizo. La cantidad fue a parar a una cuenta de la acusada. Después, la supuesta empresa le solicitó dos nuevos pagos, de 1.248,74 y 7.340 euros. También efectuó los ingresos, estos dos a beneficio del estafador, en Gran Bretaña.

Tres ingresos materializados el 29 de abril, el 4 y el 5 de mayo de 2020, por un total de 10.130,35 euros. Al ver que no llegaba el paquete, la perjudicada se percató de que había sido estafada.

“Faltando a la más elemental diligencia para verificar la procedencia ilícita del dinero”, la acusada retiró los 1.541,61 euros remitidos por la víctima y los entregó a un varón “al que apenas conocía”, dice la magistrada. “No es concebible que no albergara una duda, más que razonable, acerca del origen delictivo del dinero que le fue transferido”, subraya.