Ochenta y cuatro curas de Ourense superan los 80 años, tanto retirados o enfermos como los que aún siguen vistiendo sotana. Como Rafael Nogueiras, natural del concello de San Amaro, que a sus 81 administra 5 parroquias: 4 en Coles y otra en A Peroxa. Vive en la casa sacerdotal de la parroquia de Santo Eusebio, en el pueblo de Ferreirós (Coles). El sábado oficia una misa y el domingo no para: eucaristías a las 10, 11, 12 y 13 horas en el resto de iglesias de su demarcación. Son unos 18 kilómetros de una a otra. Además visita a enfermos y centros de mayores. Nogueiras considera que la falta de sacerdotes y el escaso relevo generacional "es un problema complejo y un círculo vicioso. En los pueblos disminuyó mucho la gente, por desgracia, y apenas quedan jóvenes". El octogenario recuerda cómo a su llegada a la parroquia de Ucelle (Coles), "había cuartel de la Guardia Civil, médico y farmacia, como una villa pequeña". Hace unas días ofició el funeral de una de las feligresas habituales, "de las pocas que iban siempre a misa. Cada vez viene menos gente; algún día están sólo 5 personas", admite. Practica la religión sobre todo gente adulta, "de mediana edad para arriba". Cómo atraer a más fieles se le escapa a este religioso que hasta 1979 estuvo 13 años en misiones, en Chile, en dos etapas. "Tendría que ponerse de moda ir a misa, lo que se pone de moda es lo que funciona". Mientras, el rumbo del papa Francisco ayuda. "Es un hombre que cae bien y muy cercano. Si todos fuéramos así ayudaríamos a que la cosa fuera mejor", apunta.