Sus majestades el rey García y su esposa la reina Doña Leonor de Córdoba, monarcas de Ribadavia, podrían sin duda pasar a la historia por tener uno de los reinados más breves que se conocen, así como el más intermitente, pues no dura más de dos días cada año, el último fin de semana del mes de agosto. Sin embargo, ayer recibían en la capital de O Ribeiro todos los honores propios de su rango durante la celebración de la Festa da Istoria, que según la organización podría haber reunido entre viernes y sábado a más de 50.000 visitantes.

Damas, caballeros, bufones y plebeyos llenaron calles y puestos en los que solamente se aceptaba como moneda el maravedí y no se servía otro vino que el de O Ribeiro. Ante la atenta mirada de los reyes y frente al castillo de los Sarmiento, bajo un sol de justicia y vestida de campesina, Luciana Rodríguez, elegida como pregonera por su gran compromiso con los festejos, inauguraba de manera oficial el día grande.

"Quizás se esperarían para la pregonera vestiduras de noble o burguesa", afirmó en su discurso, "pero me he propuesto hacer visible el mundo campesino que fue el que levantó la comarca durante siglos, convirtiéndola en el eje vitivinícola de Galicia", reivindicó. Asimismo quiso recordar todos los "trabajos tradicionales que están a punto de desaparecer", pidiendo que la fiesta tenga más en cuenta su papel y representación.

Luciana recibiría de manos de su madre, también integrante de la organización de la Istoria, la medalla de plata con la que la fiesta reconoce a los Notables que "con su trabajo hacen posible que crezca y continúe", explicaba el presidente de la coordinadora, Nacho González. Junto a la pregonera, casi una decena de personas recibieron la condecoración.

La atención se trasladó al grupo de bailarinas "Donas sen cabaleiros" que por primera vez cambió su escenario tradicional en la Praza Maior, para danzar frente al símbolo arquitectónico de la Ribadavia del Medievo. Y el baile dio paso a la lucha en un combate en el que se enfrentaron cuatro caballeros, cada uno representando un color y a su vez un bando: la orden de Santiago, Castilla, Portugal y el condado de los Sarmiento, al que defendió hasta la victoria el caballero don Hernán Gómez de Vaamonde.

Otra batalla, esta vez sobre el tablero de ajedrez, se libraba en el auditorio del castillo, con la representación de este juego, en versión "viviente", en el que las piezas fueron niños ribadavienses.

Mientras tanto Isaac, hijo de Isaac, y Sara, hija de Abraham, unían sus destinos como marido y mujer en el atrio de la iglesia de A Oliveira y por el rito judío. La villa rescató así, durante la ceremonia, su pasado sefardí, "la iniciativa más importante de la Festa da Istoria", afirmaba Abraham Haim, presidente de la comunidad Judía Sefardí de Jerusalén, que participó en la boda. Haim procedió a la lectura en hebreo de la escrituras y el rabino Paco hizo oficial el compromiso.

"En este año de 5776, el novio promete que no se casará con otra mujer sin consentimiento de la novia, ni la llevará a otro país", proclamaba un testigo, haciendo pública la Ketubah, el contrato matrimonial. La ruptura de estas promesas daría a la mujer el derecho al acta de divorcio, según las costumbres semitas. El rito, amenizado por un coro de cantores, finalizó con el baile nupcial de los recién casados, al que se unieron los invitados.

Para la sesión de tarde, otras tantas actividades, hasta sumar las más de 60 que la organización planificó desde la mañana, con el gran desfile como pistoletazo de salida, hasta la madrugada, con el concierto de fin de fiesta de la mano de la banda Baile Asalto, en la Praza de San Martiño, que puso punto final a otra calurosa edición de la Festa da Istoria de Ribadavia.