No le impedirá conducir en pruebas profesionales -la licencia de competición la otorga la federación- ni tampoco ponerse al volante de su coche particular. Pero una sentencia de la Audiencia Provincial de Ourense ratifica que el automovilista asturiano Fran Cima, un laureado piloto de ralis, cometió delito contra la seguridad vial por carecer de permiso válido hasta que recuperó los puntos. Él adujo que tenía un carné británico canjeado con anterioridad a que la Fiscalía lo acusara de conducir como particular y profesional, compitiendo en 8 carreras, entre abril de 2010 y septiembre de 2011, pese a tener el permiso retirado por vía administrativa tras agotar el saldo. Una resolución de 22 de abril de la Audiencia Provincial de Ourense ratifica íntegramente la condena impuesta, en enero, por el juzgado de lo Penal Dos. El piloto, de 28 años, zanjará su responsabilidad con una multa de 2.160 euros.

Según los hechos probados, el piloto no podía conducir entre el 1 de abril y el 1 de julio de 2010, tras haber agotado el saldo de puntos del carné. Tal y como él mismo explicó a este periódico después del juicio, fue sancionado por conducción negligente, "por no arrimarme lo suficiente al margen derecho y pisar la raya de en medio", en trayectos de reconocimientos de los ralis.

Vio enemistad de un testigo

Hasta el 2 de noviembre de 2011 no hizo examen para recuperar puntos. Cima intentó el canje de oficio de un permiso que había obtenido en Reino Unido el 27 de agosto de 2009. Su solicitud fue denegada en abril de 2011. Para la justicia, ya sin posibilidad de recurso, "a pesar de estar vigente aquella prohibición, procedió a conducir en tramos abiertos al público, al menos en el Rally Ourense, celebrado los días 19 y 20 de junio de 2010".

Resultó clave la declaración de un testigo que aseguró que Cima conducía más que durante las pruebas de competición, también en los tramos de enlace, abiertos al público. Cima manifestaba después del juicio que, "por prevención", se ponían al volante los copilotos.

La defensa del piloto restó prueba a esta declaración, al aludir a una relación de enemistad entre el testigo y el acusado. Incluso mencionó una supuesta connivencia entre el agente de la Guardia Civil que instruyó las diligencias y el citado testigo. Cima atribuía su acusación "hacia atrás en el tiempo" a un agente de Asturias que, según él, ya trató de llevarlo a juicio en Canarias. La Audiencia Provincial de Ourense resuelve que "no consta a lo largo de toda la causa dato alguno del que quepa inferir que el testigo en cuestión tenga algún motivo de animadversión hacia el acusado".

Cima defendió que su carné "es y siempre fue legal", culpando a la Dirección General de Tráfico de no haber registrado a tiempo el permiso que obtuvo en Reino Unido. "En marzo de 2010 me notifican una carta en la que me dicen que mi licencia española, que hace casi un año que no tenía porque la había canjeado, quedaba suspendida por pérdida de puntos". "Entonces es cuando empiezo a remitir una serie de escritos a la Dirección General de Tráfico, que se suceden a lo largo de 2010, para solucionar el conflicto; primero preguntando por qué se me quitaron puntos que no debieron, y luego especificando que ya no tenía esa licencia española".

Tras su reacción, "en 2011 me dicen que la única solución es presentarme a un curso de recuperación en España y hacer un examen. Aprobé y unos días después me anotaron en el registro de conductores con carné extranjero". La Audiencia Provincial de Ourense también rebate esta alegación del acusado.

La sentencia remite al Reglamento General de Conductores, que determina la falta de validez de los permisos expedidos a aquellas personas que lo tengan retirado en cualquier otro país de la UE. Añade la sentencia firme que "el acusado debía tener al menos dudas de que pudiera realizar la conducción, máxime cuando su propia línea de defensa se sustenta, entre otras alegaciones, en que no condujo por los tramos abiertos al público por no resultar claro que pudiera hacerlo".