Opinión

n n n / Paco Vedra

Cuatro Cosas

A estas alturas, dice avecilla, los petrusianos no parecen haber tenido en cuenta que en Argentina hay cientos de miles de gallegos o descendientes y que España es una de las principales inversoras allí. Y es que el follón que se ha montado en torno a Milei, Vox y Abascal es de nueve milímetros parabellum. Cierto que el mandatario bonaerense se ha pasado siete pueblos –tres o cuatro más de los se pasó Oscar Puente– pero de ahí a considerar que “la soberanía española” ha sido puesta en peligro va un trecho. Muy largo. ¿No...?

Los incidentes parecen haber sido obra prevista de cara a las elecciones europeas. El equipo de Moncloa tiene tan buenos fontaneros que abren agujeros para luego taponarlos y además cobran por ello. A diferencia de los del PP, que son del paso cambiado: es decir que desfilan siempre con el mismo pie que les hace equivocarse y no llegar a tiempo a casi nada. Por eso, siguen con los rollos de siempre, sin enterarse de que el meollo de la cuestión no es ya el de siempre –Puigdemont y CIA–, sino que ahora le toca esperar a ver qué pasa con la UE. O sea, si apoya a Petrus o no. Uyuyuy...

Ya circula entre el rojerío el rumor de que los descalificativos de Milei hacia la esposa del presidente van a producir un incidente diplomático entre la UE y Argentina. Ya comenzaron los rumores en ese sentido, pero es solo un entrenamiento para las elecciones del 9-J. Y para ir calentando el ambiente por si siguen mandando los bastos en vez de las copas. En una partida de póker, por supuesto. Y en la que todos se consideran tahúres del Missisipi, tal y como dijo Guerra (Alfonso). Ojo...

En fin, que aquí nadie quiere salir del fango que propician todos los partidos presentes en el Congreso. Pero no es cosa nueva: nadie olvida lo de la fotito de Yolandiña sobre un encuentro de Feijóo en un barco. Y, ya puestos, permanece en la memoria colectiva el follón el caso de Zaplana y de la mitad, o así, de los representantes. Los representados, estupefactos, se conformarían, por ejemplo, con que se les rindieran cuentas del dinero público gastado en viajes de poncios –y poncias– para ir a Brasil, Colombia, y hasta al Vaticano. Para distintos menesteres naturalmente. Pero todos ellos a costa de los contribuyentes. ¿Capisci...?