Opinión

Las máquinas del Gobierno

La propaganda sanchista

El Gobierno de España, al que numerosos observadores observan en horas bajas, ha puesto a funcionar la máquina de la propaganda áulica y la máquina de esparcir caca. La primera para mentir sobre la amnistía y la Comisión de Venecia otra vez. Lo mismo da lo que diga esta, que Bolaños afirma lo que no afirma y avala lo que tampoco. Al mismo tiempo, su prensa, de tan servil, vomitiva, aunque a algunos disidentes aún respetan más que a Savater, manipula el informe e insiste en que desmonta la estrategia europea del PP contra la reconciliadora ley. Lo cierto es que la ley no reconcilia sino que enfrenta, carece de consenso y se ha tramitado con la prisa que ha querido Puigdemont y demás delincuentes. Eso lo dice Venecia y lo saben todos, el primero Sánchez. Según esta máquina de elogios gubernamentales, es guay gobernar sin presupuestos y súper las elecciones catalanas, obsequio de Díaz y su nula influencia en los suyos y total inoperancia en todo lo demás, que dinamitan la legislatura cuando toda la estrategia socialista se cifraba en ensalzar la estabilidad que los socios progresistas brindarían tras el escollo. ¿Pues no dicen por ahí que el prófugo, cuando vuelva, no va a consentir que gobierne Illa, porque el reyezuelo quiere ser el rey, y que si no le dan su tesoro, como a Gollum en El señor de los anillos, dejará caer a Mr. Handsome, que se confundió esta vez de comparsa?

La otra máquina, la de ventilar excrementos, se ha puesto a airear las presuntas vergüenzas de la casa y la cama donde vive y duerme Ayuso. El odio con que la odian, desde Puente a Montero, viene directamente insuflado por su espíritu santo que no es otro que Sánchez y se han puesto a ello de un modo tan servil que el pueblo llano, estupefacto, sin entrar en si hay delito o no, que las cartas de Hacienda con sobre negro vienen envenenadas y nos amenazan a todos, se pone de su lado, lo que desespera a los odiadores. Rozan el delito y se hunden en el machismo más cutre, en el desesperado camino de perdición que han trazado para ella. Veremos lo que depara el futuro.

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