“Hay que parar, vivir ahora del percebe es insostenible”

Los percebeiros de Bueu, ahogados por la falta de recurso y cría sobre las rocas, abocados a un nuevo paro de cuatro meses

Los tripulantes del “Percelux”, ayer a su llegada a Bueu. Abajo, un percebeiro ayer en las rocas de Udra.

Los tripulantes del “Percelux”, ayer a su llegada a Bueu. Abajo, un percebeiro ayer en las rocas de Udra. / Gonzalo Núñez

La Cofradía de Bueu y sus percebeiros se reunirán la próxima semana para analizar qué medidas adoptar de manera inmediata ante la cada vez más alarmante escasez de percebe. La decisión, salvo sorpresa, será volver a parar varios meses. Al menos hasta principios del verano. “Creo que todos estamos de acuerdo y que vamos a parar. Esta situación no es sostenible, ahora mismo vivir del mar y del percebe no es posible”, cuenta Rubén Piñeiro, natural de Sanxenxo, pero integrante de la agrupación de percebeiros de Bueu desde hace prácticamente una década.

El sector realizó un paro voluntario a finales de 2022 y durante el año pasado volvió a cesar la actividad durante cuatro meses, entre abril y junio, esta vez con ayudas por parte de la Consellería do Mar. La vuelta al mar fue con estrictas medidas, como un tope máximo de 4 kilos por tripulante y día y solo dos jornadas de trabajo semanales. Pero sin resultados visibles sobre las rocas. “No se ve nada, no hay nada de cría sobre las rocas”, aseguran los percebeiros de Bueu, que a pesar de ese límite de 4 kilos se las ven y se las desean para alcanzarlo. “Nosotros somos tres en el barco. Podíamos traer hasta doce kilos y no llegamos”, contaba ayer en la lonja de Bueu el propio Rubén Piñeiro, armador del “Percelux”. “Y eso que hoy [por ayer] hacía buen tiempo y el mar dejaba trabajar, que si no ni siquiera eso”, añadía.

“Hay que parar, vivir ahora del percebe es insostenible”

Un percebeiro, ayer, sobre las rocas de Cabo Udra, en Bueu. / M.Á.

Estos días el trabajo se concentra en el entorno de Cabo Udra. En lo que va de año las jornadas de trabajo fueron apenas media docena y, sin contar la de ayer, se subastaron menos de 70 kilos de marisco, cuya cotización osciló entre los 10 y 40 euros el kilo, con unos ingresos de apenas 1.350 euros.

Unas cifras irrisorias, casi ridículas. Aunque peor fue el intento de cambiar temporalmente de arte. “Tratamos de ir a los miños durante algún tiempo. Pero después de descontar los gastos solo le pude pagar al compañero que venía conmigo 30 euros por una semana de trabaja. ¡A mí me da vergüenza pagarle 30 euros a un empleado!”, contaba ayer el mismo Rubén Piñeiro.

La tripulación del "Percelux", ayer a su llegada al puerto de Bueu para descargar el percebe del día.

La tripulación del "Percelux", ayer a su llegada al puerto de Bueu para descargar el percebe del día. / Gonzalo Núñez

Solicitud de investigación sobre las causas

El regreso a la actividad tras el paro de cuatro meses durante el año pasado vino acompañado de una solicitud a la Consellería do Mar para que realizase un estudio sobre las rocas para intentar determinar las causas de este dramático descenso en la presencia del crustáceo. La Cofradía de Bueu está a la espera de conocer las conclusiones de ese trabajo, aunque desde el sector apuntan en varios frentes. Fundamentalmente, el cambio climático, la contaminación y la elevada temperatura del agua. “Hoy [por ayer] hasta se podía nadar. Lo normal en estas fechas es que, incluso con el traje de neopreno, te cueste mucho meterte en el agua”, contaba uno de los tripulantes que ayer descargaba las capturas del día en la lonja de Bueu.

Los percebeiros están convencidos de que a pesar de las depuradoras existe una importante carga de contaminación en las aguas del mar. “Más que depuradoras parecen filtradoras. Donde salen los tubos de las depuradoras ves a gaviotas encima en busca de porquería. Y luego todas esas aguas pluviales procedentes de tierra se canalizan al mar y llegan con restos de químicos, aceites, jabones...”, sostienen.

¿Contaminación? ¿Cambio climático? ¿Elevada temperatura del mar?

Ya sea por contaminación, el cambio climático o la temperatura tan cálida del agua lo cierto es que la cría del percebe no se fija a las rocas como antes. “El percebe sí que desova, pero la cría no se acaba fijando sobre las rocas y no sabemos el porqué. Ya no se ven las matas de marisco que había antes”, insisten desde la cofradía.

La casi segura decisión de parar se adoptará en los próximos días, un paro que lo más probable es que se prolongue al menos hasta el verano. Algunos ya se empiezan a plantear un cambio de rumbo... hacia tierra. “Yo el mar no lo quiero dejar. Mis padres ya eran percebeiros a pie en O Grove y yo iba con ellos desde pequeño. Pero tal como están las cosas ya me planteo abrir un negocio en tierra y el mar se quedará casi como un hobby”, contaba ayer Rubén Piñeiro después de pesar las capturas del día en la lonja.

El patrón mayor de Bueu, José Manuel Rosas, insiste en la necesidad de estudios que ayuden a aclarar las causas de esta drástica caída. Una situación que sostiene que no se puede atribuir únicamente a la explotación del recurso por parte del sector. El ejemplo es que a lo largo de los últimos años la agrupación de percebeiros ha pasado de más de 40 integrantes a apenas una docena y que los paros adoptados para preservar el recurso prácticamente no surtieron ningún tipo de efecto. “En los últimos tiempos desaparecieron mantas perpetuas de percebe en la cara exterior de la isla de Ons y las rocas están lisas y limpias, casi como si saliesen de una cantera”, concluye el patrón bueués.

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