Xornadas da Cultura Mariñeira "Bueu Vive o Mar" | Manuel González “Purro” Carpintero de ribera jubilado

“Con un oficio no te haces rico, pero también sabes que nunca te vas a morir de hambre”

El emblemático carpintero será homenajeado hoy en las jornadas “Bueu Vive o Mar” y se botará la dorna cuya construcción dirigió

Manuel González “Purro”, ayer, en el astillero en el que trabajó casi toda su vida junto a la “Mareira”, la dorna de a tope que se botará hoy y cuya construcción dirigió.   | // SANTOS ÁLVAREZ

Manuel González “Purro”, ayer, en el astillero en el que trabajó casi toda su vida junto a la “Mareira”, la dorna de a tope que se botará hoy y cuya construcción dirigió. | // SANTOS ÁLVAREZ / david garcía

La Asociación de Amigos das Embarcacións Tradicionais Os Galos cierra hoy la segunda edición de sus jornadas de cultura marinera “Bueu Vive o Mar”, que culminarán con el bautizo y botadura de un nuevo barco. Se trata de la dorna de a tope “Mareira”, una réplica de la que en su día le construyó el emblemático señor Marín al arquitecto Ramón Vázquez Molezún y que se llamaba “A Roiba”. Antes de esa botadura en la playa de Banda do Río habrá un homenaje a Manuel González “Purro”, que a sus casi 85 años está en plena forma, no ha perdido ni un ápice de su saber y se encargó de dirigir los trabajos. Lo del nombre de “Mareira” es un homenaje a su nieta Mar, de tres años, que será la madrina de este nuevo barco. El homenaje será a las 16.30 horas y la botadura a las 17.00 horas. Previamente, por la mañana, se presentará la revista “Nova Ardentía” (11.00 h), habrá un concierto con el grupo Mediarea (12.30 h) y a partir de las 14.00 h está prevista una sardinada popular.

–Un nuevo y merecido homenaje. A estas alturas ya es difícil saber si ha hecho más barcos a lo largo de su vida o si ha recibido más homenajes.

–[Risas] No sé si es bueno que lo pongas, pero siempro hago la broma con los amigos: David Cal tiene cinco medallas olímpicas y creo que ahora ya lo supero yo con este homenaje [risas]. ¡Eh, qué es una broma! Sus medallas tienen un mérito infinito. A mí no me hacen falta homenajes. Creo que le hace más ilusión a Os Galos que a mí.

–Habla de Os Galos y es imposible no acordarse del que fuera su presidente, Víctor Domínguez, que ya no está entre nosotros. Más de una vez Víctor le “embarcó” en estos talleres para hacer barcos, ¿cómo será su botadura sin él?

–A Víctor lo echamos mucho de menos. Creo que si estuviese él esta dorna ya estaría acabada hace un año. No hay nadie imprescindible, pero creo la ausencia de Víctor Domínguez es una pérdida muy grande para Bueu y para el mundo de los barcos tradicionales. Él me embarcaba, como dice usted, pero yo también me dejaba embarcar [sonríe].

–Hoy la flota de Os Galos recibe a un nuevo miembro con esta dorna de a tope, la “Mareira”. ¿Cómo fue su construcción?

–Para mí fue un reto. Construí muchos barcos, pero a mis casi 85 años esta es mi primera dorna. Creo que mi padre llegó a hacer una o dos. Cuando yo trabajaba ya no era un barco que se fabricase y lo que hacíamos eran lanchas, motoras o botes. En aquel momento la dorna era un barco que estaba en decadencia y no había encargos.

Los trabajos participativos de esta semana para rematar la dorna "Mareira" en el astillero de Banda do Río.

Los trabajos participativos de esta semana para rematar la dorna "Mareira" en el astillero de Banda do Río. / SANTOS ALVAREZ

–Para ser la primera el resultado no parece que haya quedado mal...

–Ahora mismo se ve muy bien, pintada y en el astillero. ¡Veremos hoy en la botadura que tal va! Cuando realmente se mira si el trabajo está bien o mal es en el mar. La construcción de una dorna es completamente diferente y la verdad es que también tenía ganas de meterle mano, de probar. Lo del nombre de “Mareira” es por mi nieta Mar, que va a ser la madrina en la botadura. El 50% del mérito de este barco es de Fidel Simes [ingeniero técnico naval e integrante de Os Galos], que se encargó de los planos.

–Es usted el último de los carpinteros de ribera tradicionales de la ría. ¿Qué siente al ver como el oficio prácticamente ha desaparecido?

–Este oficio es muy bonito, al igual que otros tradicionales como el de cestero o zapatero. Son los tiempos modernos. Hay que ser realista. Incluso nosotros, en la familia, ya no tenemos barco de madera sino de poliéster.

–A usted el oficio le venía de familia, ¿cómo fue fueron sus inicios?

–Yo estuve en la escuela de los 7 a los 14 años. Por la tarde andaba por la carpintería y ayudaba a mi padre. Había veces que si estaba con el resto de los niños jugando por la playa me escondía para que no me viese porque si no me llamaba para que le echase una mano. Siempre había trabajo. Yo tuve una época aventurera, en la que estuve embarcado y otros trabajos. Pero a diferencia de los demás yo sabía que para mí aquello era eso, una aventura, y que siempre iba a tener un oficio al que volver.

–¿Cómo se formó Purro?

–En este oficio no hay libros. Se aprende a base de trabajar, de probar y de ver a los otros. Mi padre era muy buen carpintero, pero cuando tenía algún encargo grande llamaba a otra gente para que lo ayudase. Yo veía a trabajar a un carpintero como Soage, que venía de Ardán, o a Troncoso y aprendía muchísimo. Mi padre, que tenía algo de filósofo, siempre me decía que aprendiese bien un oficio, que con eso no me iba a hacer rico, pero tampoco me iba a morir de hambre. Y es verdad.

Un taller de nudos marineros, ayer, en las jornadas de Os Galos en el antiguo astillero de Purro, en Banda do Río (Bueu).

Un taller de nudos marineros, ayer, en las jornadas de Os Galos en el antiguo astillero de Purro, en Banda do Río (Bueu). / SANTOS ALVAREZ

–¿Cuándo dejó la aventura, como usted dice, y se dedicó definitivamente a la carpintería de ribera?

–Fue con el naufragio del mercante “Erkowit” [octubre de 1970] Yo estaba trabajando en Sada en una empresa, con una depuradora de moluscos. Aquel barco llevaba productos químicos [un plaguicida altamente tóxico denominado Dieldrín-Abavit] que se extendieron por toda la costa y tuvimos que cerrar durante un tiempo. Vine un fin de semana a casa a Bueu y había un armador, Camilo Villanueva, que quería que mi padre le hiciese un barco de pesca. Ya le había hecho uno, de 12 o 14 metros de eslora, y en aquel entonces quería otro más grande. Como mi padre no se lo hacía me preguntó a mí si estaba dispuesto. Al final se lo construí yo, después hice una batea y otro barco. Y así al final ya me quedé aquí. Creo que el barco más grande que construí fue uno de 25 metros, el “Sivaniño”, que era para un armador de A Guarda.

–¿Qué cosas no se dicen en los libros y son realmente importantes para un carpintero?

–No hay que saber solo de barcos, sino que hay que conocer muy bien la madera. Casi siempre es pino, pero necesitas diferentes tipos. Por ejemplo, cuando se trata de hacer los bances tienes que contar con una madera de un pino joven. Tiene que ser una madera fuerte, pero que al mismo que puedas curvar o revirar para conseguir el banceado. Y cuando se trata de las tapas o la cubierta se requiere un pino viejo, con una madera mucho más resistente y que no se doble. Es la complejidad de este oficio.

–Después de muchos años, esfuerzos y no pocas polémicas por fin se acabó la obra de rehabilitación del astillero de Banda do Río. La de “Purro”, como se conoce popularmente. Cuando se inauguró la primera fase hablamos y me decía que la obra había quedado bien, pero que había que llenarla de vida. ¿Cómo lo ve ahora que desde hace un año ya está el trabajo completo?

–Es difícil. Creo que en realidad es un centro documental más que un astillero. Aún le queda bastante para tener vida. Al eliminar la rampa hacia la playa –para botar los barcos– de alguna manera se perdió la esencia del astillero.

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