Quince años más tarde Bueu inauguró la musealización del astillero de Purro, tras lo que el alcalde de la villa, Félix Juncal, denominó “una larga travesía en la que los temporales pusieron a prueba nuestra capacidad para poner a salvo este tesoro”. Cerca de dos centenares de personas –entre ellas la presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, así como las alcaldesas de Moaña y Cangas, Leticia Santos y Victoria Portas, respectivamente– asistieron a un acto que combinó dibujo, poesía y música para izar el telón a un recinto que presume de ser la última carpintería de ribeira de la Ría de Pontevedra.
El descubrimiento de una placa en memoria de José González, “Purro”, el patriarca de la saga, fue el colofón a un programa en el que precisamente la memoria y la cultura marinera fueron los principales ejes argumentales. Memoria porque, tal y como significó el regidor local, los espacios públicos “nos deben transportar en el tiempo y recordarnos de dónde venimos”, y en este caso, el astillero “representa a nuestro pueblo, a nuestro orgullo y dignidad colectiva”. Y cultura marinera por ser un referente etnográfico de primer orden.
El acto arrancó, no obstante, con una representación artística que fusionó dibujo y poesía bajo la coordinación de Míriam Ferradáns. En ella, el humorista gráfico de FARO DE VIGO y autor de O Bichero Luis Davila combinó su talento con cuatro poetas que fueron subiendo uno a uno al escenario. Daniel Costas, Lucía Novas, Susana Aríns y Anxo Angueira recitaron diferentes poemas mientras Davila les ponía imagen ante la admiración de los presentes, que cerraron con aplausos este primer bloque.
El segundo bloque consistió en la proyección de dos vídeos. El primero de ellos es el que se emitirá en el propio astillero y relata la historia y características del mismo, mientras que el segundo echó mano de la emotividad para recordar a una figura esencial de la cultura marinera en Bueu, el fallecido presidente de la Asociación Cultural Os Galos, Víctor Domínguez. Para recordarlo se eligieron los fragmentos de su intervención en el vídeo O Ronsel de Manolo Purro.
La emotividad subió unos grados más con una de las sorpresas de la tarde, la intervención de Lola González Padín, nieta de Purro, que subió al estrado para recitar un poema. La cantante Sheila Patricia, encargada de poner la ambientación musical al acto, interpretó entonces un par de temas antes de dar paso a la parte más institucional, con los discursos.
La primera en intervenir fue la presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, que centró su intervención en “todas las historias que nacieron en este astillero, que marcaron el devenir de la población de Bueu, y que ahora, tras esta musealización, esperamos que todas podamos aprender de ellas”. Añadió, asimismo que con esta actuación “buscamos que puedan surgir nuevas historias de superación, de cultura, amistad o amor por nuestra provincia en un lugar tan maravilloso como es el de la playa de Beluso y su entorno”.
Por su parte, Félix Juncal afirmó que la musealización del astillero supone el “broche de oro para que por fin la playa sea de todos, de los vecinos de Bueu”, y apuntó también que la antigua carpintería “está hoy más viva que nunca”, realizando un repaso por la génesis de la actuación. “No siempre el camino debe ser el mismo, pero sí la llegada a meta”, subrayó, antes de los consabidos agradecimientos, en los que hizo especial mención a Manolo Purro y su familia, y a Víctor Domínguez.
Tras sus palabras se descubrió la placa y se realizó una visita por en recinto antes de tomar un pequeño ágape.
Una inversión de más de 300.000 euros en dos fases
La historia de la recuperación del astillero de Purro arranca en 2007, con los primeros contactos para decidir el futuro de una construcción en la que no todos estaban de acuerdo con su conservación. Fueron tiempos de mesa de diálogo para acercar posturas, pero también de ir determinando los posibles derechos sobre esas instalaciones. Una de las claves se produjo en 2009, con su catalogación por parte de la Dirección Xeral de Patrimonio. Poco después se determina que el astillero está en dominio público marítimo-terrestre.
El siguiente paso fue la convocatoria de un concurso de ideas con un jurado en el que participaron, entre otros, el Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia, Patrimonio o Os Galos. La aprobación del proyecto y la concesión de los terrenos por veinte años permitieron activar en 2016 el proceso para iniciar las obras. La primera fase, con una inversión de 209.000 euros, acabó en 2018 y esta segunda, con otros 102.000 euros, acaba de finalizar.
