La viguesa ACSM trabaja ya en la búsqueda de pecios para la Agencia Europea Marítima

Se adjudicó por 1,6 millones el pedido lanzado el pasado año para dar servicio con ROVs y ayudar a aclarar accidentes como el del “Villa de Pitanxo” | La primera misión, en Italia

La viguesa ACSM trabaja ya en la búsqueda de pecios para la Agencia Europea Marítima

La viguesa ACSM trabaja ya en la búsqueda de pecios para la Agencia Europea Marítima / Digifema

La noche del 19 de octubre del año pasado, un pesquero se encontraba navegando frente a las costas de la ciudad italiana de Rávena, cuando, de repente, fue impactado por un mercante. El Mika, de bandera danesa y que transportaba materiales de construcción, y el Lugarain, de tan solo 24 metros de eslora y capitaneado por Khajed Khajat, chocaron a unas 11 millas de tierra. El arrastrero acabó en el fondo del mar y su tripulación, compuesta por cinco personas, tuvo que ser auxiliada por el propio mercante y la Guardia Costiera italiana. Menos de cuatro meses después, un robot submarino se encuentra ya buscando e inspeccionando el barco para encontrar evidencias del choque y también para ver si sería posible su recuperación, ya que se encuentra a unos 24 metros de profundidad. Una búsqueda que está siendo realizada por la empresa viguesa ACSM, especializada en este tipo de operaciones y que participa en la misión tras la reciente adjudicación de la licitación lanzada por la Agencia Europea de Seguridad Marítima (EMSA) para asegurarse un nuevo servicio de vehículos submarinos operados a distancia (ROVs) con los que poder realizar analizar naufragios. Una tarea similar a la que tendrá que hacer frente el adjudicatario de la licitación lanzada por Transportes para bajar al Villa de Pitanxo, el pesquero gallego que naufragó hace casi un año en aguas situadas frente a Terranova dejando 21 fallecidos.

Sobre estas líneas, el “Nautilus”, de ACSM. A la derecha, el pesquero que busca la firma en Italia, el “Lugarain”. |   // ACSM / DIGIFEMA

El “Nautilus”, de ACSM. / ACSM

La EMSA, situada en Lisboa, es una de las agencias de las que dispone la Unión Europea a lo largo de su territorio, como lo es la Agencia Europea de Control de la Pesca (EFCA), radicada en Vigo. El pasado año, como publicó este medio, lanzó una licitación para buscar una empresa que prestase servicio de ROVs con los que poder realizar estudios bajo el agua, con la idea de poder ofrecer a los países miembro la posibilidad de investigar naufragios y disponer de equipos “que apoyen la recopilación de pruebas en la investigación de accidentes”.

ACSM fue finalmente la empresa elegida entre las tres que presentaron oferta por el contrato, valorado en 1,6 millones de euros (impuestos no incluidos). Según explican fuentes de la firma, la intención de la EMSA es “investigar sobre todo hundimientos de pesqueros en países europeos”. Y el primer encargo así lo refleja. ACSM, que cuenta con dos grandes buques multipropósito (el Ártabro y el Nautilus), se encuentra con una unidad alquilada en la zona, el Sea Runner, para desplegar el ROV y poder filmar el pesquero italiano a petición de la agencia europea. Un suceso, el del Lugarain y el Mika, que recuerda al abordaje acontecido en Vigo entre el carguero Baltic Breeze y el arrastrero Mar de Marín, si bien en el caso olívico hubo que lamentar el fallecimiento de cinco marineros.

NAFO

La intención de la EMSA para lanzar la licitación que se ha adjudicado la firma viguesa era la de asegurarse un servicio capaz de encontrar “cualquier cosa que ayude a establecer qué, cuándo, por qué, dónde y cómo se ha producido un siniestro o incidente”. En definitiva, recoger pruebas de lo sucedido, lo mismo que vienen demandando desde hace meses las familias del Villa de Pitanxo, pendientes de la licitación lanzada por Transportes para encontrar una empresa que lleve a cabo la operación en aguas del caladero NAFO.

Si los tiempos lo permiten (todavía no se conocen los pliegos), la propia ACSM será una de las firmas que participen en la licitación lanzada por 3,6 millones (impuestos incluidos). A diferencia del caso italiano, la inspección se realizará este verano, año y medio después del accidente.

Contradicciones sobre el rescate del "Villa de Pitanxo"

El Novo Virgem da Barca, de bandera portuguesa, fue uno de los barcos que asistieron a los tres supervivientes del Villa de Pitanxo. Dos de los tripulantes del arrastrero luso prestaron declaración, a iniciativa de la armadora Pesquerías Nores, ante notario. Su declaración era muy relevante: negaron que solo el capitán del barco hundido, Juan Padín, y su sobrino, Eduardo Rial, llevaran el traje de supervivencia o térmico, y que habían avistado otros cuerpos con esta equipación. Aunque se trata de dos marineros que están, a día de hoy, a sueldo de la propia Nores.

Este martes prestaron declaración en la Audiencia Nacional, encargada de instruir el caso, según indicaron a FARO fuentes conocedoras del proceso. “Incurrieron en contradicciones, no pudieron sostener lo que habían declarado por escrito”, incidieron otras fuentes, próximas en este caso a la acusación. Además de Padín y Rial, solo un cuerpo más sí fue rescatado con el traje térmico, como defendieron en el mismo tribunal la docena de testigos del Playa Menduiña Dos, el arrastrero de Cangas que rescató a los supervivientes y encargado de llevar los cadáveres al puerto canadiense de St. John’s. 

De acuerdo al mismo interlocutor, compareció también ayer ante el magistrado Ismael Moreno y el fiscal Marcelo Azcárraga un técnico de prevención. Familiares de las víctimas han defendido en todo momento que la tripulación del Villa de Pitanxo no realizó un simulacro antes de partir. Como desveló este periódico, el pesquero de Nores salió de Vigo sin haber guardado la cuarentena pese a haber tenido que desembarcar a un positivo por COVID, con tres personas más de las declaradas en Capitanía y por encima de la capacidad de la propia nave.

Suscríbete para seguir leyendo