Se considera a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Unclos, siglas del inglés United Nations Convention on the Law of the Sea) como uno de los mayores tratados internacionales de la historia. En su artículo 94 es donde determina cuáles son los “deberes” del país del pabellón de un barco. “Todo Estado hará que se efectúe una investigación en relación con cualquier accidente marítimo en la alta mar en el que se haya visto implicado un buque que enarbole su pabellón y en el que hayan perdido la vida” tripulantes. Si hay un daño a otros barcos (como una colisión) o al ecosistema (vertido) de un segundo país, ambos gobiernos tienen la obligación de cooperar. El Villa de Pitanxo, de Grupo Nores y hundido la noche del pasado martes a unas 250 millas de la costa de Terranova, tenía matrícula de Vigo, Marín como puerto base y bandera española. Pero, aunque el operativo de búsqueda y rescate fue coordinado por las fuerzas armadas canadienses, no se producirá una investigación conjunta que determine las causas del hundimiento, que ha dejado nueve víctimas y doce desaparecidos. Solo hay tres supervivientes. Es más, allí no hay noticias de que se vaya a retomar el dispositivo de búsqueda en la zona del naufragio.
En España es la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) la encargada de investigar las causas de un siniestro; en Canadá, ese cometido es de la Transportation Safety Board (TSB). Un portavoz de esta agencia avanzó ayer, a preguntas de FARO, que no van a participar en las pesquisas. “El TSB prestará asistencia, en la medida de lo posible, al organismo español encargado de la investigación, teniendo en cuenta las dificultades para viajar”, expuso su máximo responsable de comunicación. Este departamento gubernamental, ubicado en Quebec, se ampara precisamente en el código internacional de las Naciones Unidas (Casualty Investigation Code) para delegar en España esta tarea. “Es la responsable de llevar a cabo la investigación”. La Ciaim ya abierto un procedimiento para aclarar las causas del naufragio. “En algunos casos –continúa este portavoz de la TSB–, el Estado costero también puede investigar”, pero el hecho de que el accidente se haya producido fuera de las 200 millas es determinante, a juicio de Quebec. “Como se produjo fuera de aguas territoriales, Canadá no se considera un Estado costero”.
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La búsqueda
Este viernes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mantuvo una conversación telefónica con su homólogo canadiense, Justin Trudeau. “En cuanto la metereología lo permita, retomaremos la colaboración en las labores de búsqueda”, escribió el mandatario español en su perfil de Twitter. “El propio Ministerio de Asuntos Exteriores, en las conversaciones que estuvo manteniendo con su homóloga, ha trasladado que tan pronto las condiciones meteorológicas lo permitan, van a volver a reanudar esa búsqueda, por lo tanto eso lo podemos confirmar”, había incidido de mañana, por su parte, el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones. Pero lo cierto es que, en Canadá, todavía no hay constancia de esta planificación. No han sido advertidos de ella en el centro que coordinó las tareas de búsqueda (Joint Rescue Coordination Centre Halifax, dependiente de las Fuerzas Armadas locales), como también constató su portavoz oficial a este periódico. A cierre de esta edición, el operativo que tanto ansían y exigen las familias de los desaparecidos, no estaba aún configurado ni tenía medios asignados
Lo que sí ha pedido el Gobierno es la colaboración de pesqueros gallegos en los trabajos de búsqueda. Son tres los que accedieron a la petición, verbalizada por el ministro de Pesca, Luis Planas, de “maximizar la capacidad de detección y ver si efectivamente aún fuera posible encontrar algún cuerpo en esas circunstancias”. Se trata del Eirado do Costal, Ana Gandón y Río Caxil; al menos uno de ellos había retomado ya los trabajos de pesca, apartado del lugar del naufragio. En el caso de que Canadá sí ponga a disposición medios para tratar de localizar a desaparecidos, y teniendo en cuenta que no se produciría hasta que mejorasen las condiciones meteorológicas, la reanudación de la búsqueda se haría esperar. Este sábado, de acuerdo a la información facilitada por el Copernicus Atmosphere Monitoring Service (CAMS), habrá rachas de viento en la zona de hasta 56 nudos y olas superiores a los siete metros. No será hasta el martes cuando el viento baje, durante las horas del día –por los medios aéreos– por debajo de los veinte nudos de promedio.
El temporal complica la llegada de fallecidos y los tres supervivientes
El buque offshore Nexus arribó ayer por la mañana al puerto de St. John’s. A bordo llevaba los cadáveres de dos de los 24 tripulantes del Villa de Pitanxo, que ya fueron trasladados al departamento forense de Terranova. A cierre de esta edición, uno de ellos había sido identificado ya. Se trata de Rogelio Franco, de Pontevedra y nacido en Perú. Tenía 55 años, estaba casado con tres hijos. Su cuerpo será trasladado a la ciudad peruana de Huarmey, por deseo de la familia.
Después de que el pesquero portugués Lutador hubiese trasbordado un cuerpo al Playa Menduiña Dos, el buque de Grupo Moradiña también se dirigió al puerto canadiense. Las extremas condiciones meteorológicas impidieron la entrada directa en la bahía. Al tener pabellón extranjero, el protocolo determina la obligatoriedad de que una embarcación de prácticos le acompañe en la entrada a la dársena. A cierre de esta edición, las condiciones no habían mejorado para hacerlo posible. Bajo vientos de hasta 43 nudos, el pesquero se vio obligado a alejarse de la costa con la intención de navegar aproado hacia St. John’s. A una velocidad muy reducida para mantener el movimiento –entre dos y seis nudos– el Playa Menduiña Dos tuvo que pasar una larga y triste espera. A bordo de este pesquero de Cangas van los tres supervivientes –Juan Padín, Samuel Kwasi y Eduardo Rial– y siete de los cadáveres recuperados.
