FARO DE VIGO ha sido el único medio que ha denunciado los planes del Gobierno irlandés, que el 16 de septiembre cerró la ronda de concesiones para buscar yacimientos de hidrocarburos en 256.700 kilómetros cuadrados, con afectación a todo Gran Sol y Mar Céltico. La misma amenaza para la flota gallega se ha reproducido asimismo en el caladero de NAFO (Northwest Atlantic Fisheries Organization) e Islas Malvinas. De acuerdo con los datos de la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi), la flota de Gran Sol que opera en la ciudad da empleo directo e indirecto a más de 800 personas e implica a 57 buques arrastreros y palangreros que generan un volumen de negocio anual de más de 70 millones de euros.

En Irlanda hay voces escépticas acerca de la búsqueda de crudo y gas en sus aguas. Es famosa la frase del columnista del Irish Independent, Kevin Myers, que aseguró que era más fácil que Chad lograse enviar una misión espacial a la luna a que Irlanda consiguiese extraer petróleo en Gran Sol. Pero la actividad de los buques sísmicos afecta desde hace años a los barcos gallegos sin respuesta alguna de Bruselas.